Ediciones IPS recomienda, esta vez, “El testamento de Lenin” un texto publicado en Lenin (compilación), esbozo biográfico de la vida del revolucionario ruso escrito por Trotsky, que constituirá el volumen 15 de las Obras escogidas, de próxima aparición.
Sábado 20 de agosto de 2022 10:04
Ediciones IPS recomienda vuelve recargado en momentos en los que la vigencia del marxismo revolucionario frente a un mundo convulsionado se vuelve fundamental para pensar colectivamente una salida socialista para las amplias mayorías. Luego de más de dos años de pandemia, una guerra con consecuencias como hacía décadas no se veían, y una Argentina en una profunda crisis económica, política, social y ambiental, queremos acercar las ideas de la izquierda para esas nuevas generaciones, y para las no tan nuevas. A quienes enfrentan la explotación y la opresión, a esa juventud que no se resigna a una vida de miseria, frente a un capitalismo cada vez más decadente, les proponemos pensar otra sociedad posible desde el socialismo. Por eso, cada 15 días brindaremos a nuestros lectores artículos y textos que se podrán descargar en PDF para facilitar los debates y discusiones, dar a conocer mejores y más profundos fundamentos que permitan fortalecer nuestra perspectiva comunista y conocer también la vasta historia de la lucha de clases que ha dado la clase trabajadora a lo largo de la historia internacional y sus lecciones para el presente.
En esta oportunidad brindamos un adelanto de la nueva obra escogida, Lenin, el artículo “El testamento de Lenin”, de próxima aparición.
“El testamento de Lenin” es un artículo escrito por Trotsky en 1932, durante su exilio en Prinkipo, a propósito de la aparición de una biografía sobre Stalin, de Emil Ludwig, en la que se retomaban, tergiversándolos, algunos hechos y dichos en torno al testamento.
Este breve contexto no pretende agotar la riqueza del artículo, del cual no damos cuenta en su totalidad, como por ejemplo, el rol natural de Sverdlov como secretario general o el inicio de la leyenda del trotskismo, pero busca destacar el combate de Lenin y Trotsky contra la burocracia en el naciente Estado obrero.
Lenin, cuando su salud comenzaba a deteriorarse, emprende una lucha, preocupado por la creciente burocratización en el partido y en el Estado. Hacia fines de 1921, su salud empeoró y en mayo de 1922 tuvo un primer ataque cerebro-vascular que le quitó el habla y la capacidad de moverse o escribir. Recién en octubre puede reanudar sus tareas.
Lenin escribe su testamento, un texto de dos páginas a máquina, un año antes de su fallecimiento, entre diciembre de 1922 y enero de 1923, fecha en la que agrega que Stalin debía ser reemplazado del cargo de secretario general del partido. Lenin muere el 4 de enero de 1924. Las únicas personas que conocían su contenido eran la estenógrafa y su compañera de vida, Nadezhda Krupskaia. Ella no lo sacó a la luz enseguida a la espera de una mejoría en su salud, pero ante su muerte lo entregó al Secretariado del Comité Central para que, por intermedio del Congreso, fuera dado a conocer al conjunto del partido, haciendo cumplir la voluntad de Lenin.
Trotsky relata que ya el aparato del partido, dirigido por la “troika” Zinoviev-Kamenev-Stalin, estaba totalmente controlado por Stalin. Ellos se opusieron a la lectura del documento en el XIII Congreso del PCUS de 1924 —Congreso conocido por ser el que inicia la “lucha contra el trotskismo”—. Ante la insistencia de Krupskaia, la “troika” derivó su tratamiento a una reunión de “notables” del Congreso constituida por los dirigentes de las delegaciones provinciales. Así es como Trotsky y los demás oposicionistas se enteraron de la existencia del testamento. Ya en ese momento, con el retroceso de la revolución en Occidente, en particular, la derrota de 1923 en Alemania y el cansancio de las masas en la URSS, producto de la guerra civil, se fortalece la dirección conservadora de Zinoviev-Kamenev-Stalin y surgen críticas por izquierda que forman el esbozo de la Oposición, en principio, contra la naciente burocracia. La “troika” estableció que no se podía tomar nota de su contenido y que no se leería en el Congreso. Krupskaia protestó porque no se cumplía la voluntad de Lenin, pero los miembros del consejo de “notables” apoyaron la decisión de la “troika”.
El testamento se publicó oficialmente por primera vez en la URSS en 1956, durante la llamada “desestalinización”, aunque había sido publicado por Max Eastman y por la Oposición de Izquierda en varias oportunidades en forma clandestina. Y, como parte de otros combates, en el décimo aniversario de la Revolución de Octubre, miles de oposicionistas fueron detenidos por exigir, entre otras conquistas, que se cumpla con el testamento de Lenin.
Trotsky y Stalin
El testamento caracteriza a los miembros más altos de la dirección del partido, como Bujarin, Zinoviev, Kamenev y, entre ellos, a Stalin y Trotsky, “los dos dirigentes más capacitados del presente Comité Central”, según Lenin. Señala las capacidades excepcionales de Trotsky y sus rasgos adversos: excesiva confianza en sí mismo y propensión a dar un lugar excesivo al aspecto administrativo de las cosas. Como destaca Trotsky en el texto, esto no tiene ninguna relación con la “subestimación a los campesinos” o la “carencia de confianza en las fuerzas internas de la revolución”, acusaciones al “trotskismo” que eran moneda corriente en ese momento de la lucha fraccional.
Por otra parte, Lenin dice de Stalin que, al convertirse en secretario general del partido, concentra mucho poder en él y pone en duda que lo utilice con la suficiente prudencia. Por eso propone un aumento de miembros del Comité Central que pueda ser una garantía contra los conflictos personales. Pero diez días más tarde, agrega una propuesta suplementaria: “Propongo a los camaradas que reflexionen sobre el medio de desplazar a Stalin de este cargo y nombren en su lugar a otro hombre que lo supere en todos los aspectos, que se distinga del camarada Stalin por su superioridad, es decir, que sea más paciente, más leal, más afable y más atento con los compañeros, menos caprichoso, etcétera”.
¿Cuáles fueron los fundamentos que llevaron a que Lenin hiciera esa severa apreciación de Stalin? Lenin valoraba mucho algunos rasgos de Stalin: “su firmeza de carácter, su tenacidad, su obstinación, aún su crueldad y astucia, condiciones necesarias en una guerra y, por tanto, en un Estado Mayor”. Pero no las creía condiciones suficientes para dirigir el partido y el Estado. No lo consideraba un teórico. Tampoco había participado en la discusión del movimiento obrero internacional, no era buen orador ni escritor. El valor de Stalin para Lenin residía en su rol en la esfera administrativa y en el manejo del aparato del partido, aunque incrementó sus dudas sobre eso durante el último período.
En el artículo Trotsky relata, como rasgo de la personalidad dirigente de Lenin, aspectos claves para la realización de equipos de dirección y el aprovechamiento de las cualidades y debilidades militantes: “Lenin despreciaba a los moralistas idealistas. Pero esto no le impedía ser muy riguroso en cuanto a la moral revolucionaria, es decir, con las reglas de conducta que consideraba necesarias para el éxito de la revolución y la creación de la nueva sociedad. En la rigurosidad de Lenin, que fluía libre y naturalmente de su carácter, no había una gota de pedantería, santurronería o intolerancia. Conocía muy bien a los hombres y los tomaba tal cual eran. Combinaba los defectos de unos con las virtudes de otros, y algunas veces incluso con sus defectos, sin dejar nunca de estudiar atentamente lo que resultaba de ello. También sabía que las cosas cambian, y nosotros con ellas. El partido había dado un salto fenomenal desde la ilegalidad hasta la cima del poder. Esto creaba para todos los viejos revolucionarios un cambio extremadamente brusco tanto en su situación personal como en las relaciones con los demás. Lo que Lenin descubrió en Stalin bajo estas nuevas condiciones lo dijo de manera cuidadosa, pero completamente clara, en su testamento: una falta de lealtad y una inclinación al abuso del poder”.
Desacuerdos entre Lenin y Stalin
Lenin estaba muy preocupado por el crecimiento del poder burocrático, cuyo foco era el Buró de Organización del Comité Central. Durante las prolongadas ausencias de Lenin por motivos de su enfermedad, Stalin había utilizado su poder para reclutar gente devota y sumisa con él, una “potente fracción ligada por relaciones que no por ser ideológicas eran menos sólidas”. Ante esto, Lenin impulsó el proyecto de crear un centro del partido con máxima autoridad, una Comisión de Control compuesta por miembros del partido, experimentados y dignos de confianza, que podrían actuar contra todo funcionario del partido sin excepción, incluidos los miembros del Comité Central. Esto lo plasmó en un artículo para ser publicado inmediatamente en Pravda. A pesar de las maniobras del Buró Político (a punto tal de que uno de sus miembros sugirió que se imprimiera un solo ejemplar del diario para mostrárselo a Lenin) finalmente el artículo salió publicado en el periódico el 25 de enero de 1922.
Otro desacuerdo se produjo cuando Stalin, ante la ausencia de Lenin y de Trotsky, introdujo un cambio radical en el sistema del comercio exterior en noviembre de 1922, lo que minaba las bases del monopolio del Estado. Resolución que fue derogada un mes después.
En la cuestión nacional las diferencias con Stalin eran profundas ya que Lenin planteaba que las reivindicaciones y exigencias de las nacionalidades aún no habían sido satisfechas. Contra la posición burocrática de Stalin, en ese momento, Comisario del pueblo de las Nacionalidades, Lenin decidió apelar al partido y dictó una carta sobre la cuestión nacional en caso de que no pudiera estar presente en el Congreso por su enfermedad. Planteaba que la lucha contra las justas reivindicaciones de las nacionalidades anteriormente oprimidas por el zarismo era una manifestación de burocratismo “gran ruso”, es decir, que se mantenía la opresión de la época previa a la Revolución de Octubre. Lenin advertía que Stalin haría cualquier concesión a una formulación teórica de la política nacional con la condición de que no se debilitaran las bases de su fracción en el centro y en las provincias.
El 4 de marzo escribe “Más vale menos pero mejor”, su último artículo. En él dirige un doble ataque contra Stalin como organizador y como dirigente de la Inspección Obrera y Campesina, organismo encargado de controlar la burocracia, la ineficiencia y el mal manejo de las instituciones del Estado y desarrolla mejor su idea sobre la Comisión de Control, considerándola guardiana de los estatutos y de la unidad del partido. Planteaba una reforma en las instituciones dirigentes del partido tanto a nivel nacional como internacional. El 5 de marzo le escribe a Trotsky para que den juntos la pelea por el problema de la opresión nacional. Un mes antes del Congreso la enfermedad abatió definitivamente a Lenin. Dice Trotsky: “Stalin se quitó un gran peso de encima… Bajo el pretexto de que era necesario encontrar el verdadero testamento de Lenin, se decidió guardar el documento bajo llave…”.
Pero, como plantea Trotsky, “El posterior desarrollo de los acontecimientos en el Kremlin y en la Unión Soviética no fue determinado por un solo documento, aun cuando fuera el testamento de Lenin, sino por causas históricas de un orden mucho más profundo. Una reacción política, después de los enormes esfuerzos de los años de la insurrección y guerra civil, era inevitable. El concepto de reacción debe ser aquí estrictamente diferenciado del concepto de contrarrevolución. La reacción no implica necesariamente un trastocamiento social, es decir, la transferencia del poder de una clase a otra… Los métodos y la orientación de la clase gobernante cambian según las circunstancias Esto es verdad también para la clase obrera. La presión de la pequeñoburguesía sobre el proletariado, cansado del levantamiento, determina un renacimiento de las tendencias pequeñoburguesas en el propio proletariado, y una primera oleada de reacción profunda, encabezada por el actual aparato burocrático dirigido por Stalin, se elevó al poder”.
Un gran artículo que recomendamos sea leído para tener una real magnitud de la lucha emprendida por Lenin contra la burocratización del primer Estado obrero de la historia y del partido que logró conducir a la victoria socialista a los trabajadores, campesinos y soldados en Octubre de 1917.
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