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Red Internacional
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NEUQUÉN. En la UNCO se debatió sobre los ‘70

Sábado 7 de marzo de 2015

La charla fue un intenso recorrido por la etapa revolucionaria abierta en nuestro país desde el Cordobazo, y sólo cerrada mediante la más sangrienta de las dictaduras cívico - militares. Se hizo un repaso de las condiciones en que se llegó al ’69 y cómo en el marco de una situación internacional de ascenso de los trabajadores y la juventud se pudo unificar, en la lucha contra la dictadura de Onganía, lo que estaba dividido: el movimiento obrero y el movimiento estudiantil.

La serie de levantamientos provinciales obligó a la burguesía a traer al líder que ella misma, junto al imperialismo, había volteado: Juan Domingo Perón. Pero ni con el intento de “Pacto Social” fue suficiente para desarmar a un movimiento obrero que ocupaba fábricas, tomaba rehenes y se enfrentaba a la podrida mafia de la burocracia sindical. Es por eso que Perón organiza el giro más reaccionario de toda la historia de su “movimiento”: La “Alianza Anticomunista Argentina”, que asesinó a más de 2.000 obreros y estudiantes.

La formación de la Triple A fue seguida de varias leyes anti-obreras, como la reforma del código penal, y en favor de la burocracia sindical, la intervención federal a las provincias rebeldes como Córdoba, y ya con Isabel el estado de sitio que se mantuvo hasta el golpe. Sin embargo, tras la muerte de Perón, y frente al brutal ajuste al movimiento obrero dirigido por Isabel y Celestino Rodrigo, lo que se había expresado en coordinadoras interfabriles en el Gran Buenos Aires en una “segunda ola” de clasismo, confluye con un movimiento nacional que desarrolla la primer huelga general política contra un gobierno peronista: las jornadas de junio y julio de 1975. Sin embargo, al no haber una organización revolucionaria que pudiera dirigir el movimiento hacia la victoria, éste se detuvo con la renuncia de los 2 ministros más odiados de la derecha peronista: López Rega y Rodrigo. Tras un último intento de cortar de cuajo la “subversión”, el imperialismo, los capitalistas locales y la Iglesia golpearon las puertas de los cuarteles para imponer el genocidio del ’76.

La vuelta de Perón y luego la masacre que encabezó la Triple A, pusieron de relieve la impotencia de las 2 principales organizaciones de la vanguardia: la guerrilla peronista de Montoneros y el guevarista PRT – ERP. A tal punto que, cuando en abril de 1974 se celebra un gran plenario en Villa Constitución encabezado por los metalúrgicos que habían derrotado a la burocracia de Lorenzo Miguel y del que participaron los principales referentes clasistas del movimiento obrero, la JTP no participa para no romper con Perón, quien los echará de la Plaza de Mayo semanas después, por “estúpidos” e “imberbes” y profundizará la ofensiva con las bandas fascistas de la Triple A. La confianza en última instancia en que al “socialismo nacional” se llegaría con Perón, fue un verdadero escollo para el conjunto de la vanguardia obrera y estudiantil.

Por su parte, el PRT – ERP, que intentó “aplicar” mecánica y deformadamente la vía cubana a una Argentina enormemente obrera, llegó al colmo de quedar aislado en el monte cuando se desarrolló el movimiento de masas que puso contra las cuerdas al régimen en junio - julio del ’75. Por su parte, el trotskista PST, con sus aciertos y errores centristas, no llegó al conjunto de la etapa preparado, sino que hizo diversos intentos previos de desarrollarse por medio del seguidismo tanto al peronismo en su momento como a la ola guerrillera después.

Las peleas principistas dadas en los ’70 por ésta organización (que le costaron asesinados y desaparecidos tanto por las bandas parapoliciales como por la propia dictadura), fueron opacadas por acuerdos oportunistas con distintas fuerzas patronales como el “bloque de los 8”.

La charla culminó con distintas dudas e intervenciones, y con una reflexión final. El estudio y crítica del último proceso revolucionario que vivió nuestro país, es fundamental en la tarea de preparar un gran partido revolucionario de vanguardia, con influencia de masas, que pueda ser una alternativa en los momentos más álgidos, que se prepare para vencer a los capitalistas y su Estado.