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Red Internacional
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Alianza militar. España: el Gobierno de Pedro Sánchez apoya al Estado genocida de Israel

Estados Unidos incluye a España en su coalición militar contra Yemen. El gobierno español supedita su participación a que la respalde la OTAN y la Unión Europea. Mientras, 600 soldados en el Líbano y dos buques en el Mediterráneo ya participan en operaciones de protección pasiva al Estado de Israel.

Santiago Lupe

Santiago Lupe @SantiagoLupeBCN

Jueves 21 de diciembre de 2023 23:03

Fragata Victoria de la Armada española, que forma parte de la operación de la UE Navfor-Somalia y podría ser movilizada ahora contra Yemen del Sur

Fragata Victoria de la Armada española, que forma parte de la operación de la UE Navfor-Somalia y podría ser movilizada ahora contra Yemen del Sur

El gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos (la coalición que le antecede a la actual recientemente asumida) cerró su legislatura dejando un claro legado atlantista. Sánchez, como buen representante del partido que metió el Estado español en la OTAN, ha sido un alumno aventajado de la Alianza del Atlántico Norte y la política de EEUU desde que comenzó la guerra en Ucrania.

Fue anfitrión de la Cumbre de Madrid, donde a propuesta española e italiana se incluyó el norte de África como zona de interés y la inmigración como arma híbrida. En los Presupuestos de 2023 - apoyados y defendidos por todos los partidos del gobierno, pero también por Podemos, y sus socios parlamentarios - incluyeron un aumento superior del 20% del gasto en defensa, siguiendo las mismas recomendaciones de la OTAN.

Su política exterior imperialista dejó otras páginas inéditas como la de respaldar la ocupación marroquí del Sáhara Occidental, reforzar los acuerdos de venta de armas a dictaduras como la de Arabia Saudí, apoyados incluso por el alcalde “anticapitalista” de Cádiz -o aplicar en la frontera el programa de Vox- despliegue del ejército, devoluciones en caliente de menores no acompañados y matanzas en la valla de Melilla-.

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El enorme rechazo que ha generado en el Estado español el genocidio perpetrado por el Estado de Israel en Gaza, ha hecho que el PSOE y su nuevo gobierno de coalición con Sumar, se vean obligados a gesticular una política crítica con esta masacre. Sin embargo, los hechos reales de la política exterior española van en una dirección bien diferente. Los compromisos militares del Ejército español no han variado ni un milímetro, y siguen siendo funcionales al respaldo a Israel.

La última noticia al respecto surgió en las últimas horas. Los ataques de tropas hutíes desde Yemen a diversos navíos mercantes en el estrecho de Bab-el Mandeb, en el Mar Rojo, están afectando los intereses de las grandes navieras. La medida que han anunciado se mantendrá hasta que se ponga fin a los bombardeos sobre Gaza y generó la correspondiente respuesta de EEUU, que llama a conformar una coalición militar.

El Gobierno estadounidense de Biden ha incluido directamente la participación española en dicha coalición, sin siquiera contar con el visto bueno de la Moncloa (palacio de gobierno). Tal es el servilismo del ejecutivo Sánchez-Díaz, que EEUU da por hecho que si se lo piden, pondrá a disposición de la operación la fragata Victoria, desplegada en la zona como parte del operativo imperialista contra la piratería somalí.

El gobierno ha salido a desmentir su inmediata implicación y ha puesto como condición que esta estaría supeditada a que la OTAN y la UE la autoricen. Un requisito nada complicado de cumplir tomando en cuenta que el 15% de las mercancías mundiales pasan por ese paso estratégico.

Pero este no es el único compromiso español con la “defensa de la retaguardia” israelí, que le permite poder llevar adelante sus planes de limpieza étnica sin tener que atender otros frentes.

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Desde 2007, el Estado español participa en la misión militar de la ONU en el sur del Líbano, que tiene como objetivo oficial “vigilar el cese de hostilidades entre Hezbolá e Israel”. Más de 600 militares españoles están desplegados en las proximidades de la frontera, como parte de una misión que, a día de hoy, actúan de verdaderos guardaespaldas del Estado de Israel para evitar posibles ataques que obligasen a tener que derivar recursos bélicos al norte de su territorio.

Esta misión imperialista ha contado desde el comienzo con el respaldo de la izquierda reformista. Fue la primera de este tipo que obtuvo los votos a favor de Izquierda Unida en las Cortes (parlamento del Estado español) y el respaldo explícito del Partido Comunista Español en 2007. De hecho, la salida de las tropas desplegadas en distintas operaciones en el extranjero no ha sido ni es parte de las demandas de los actuales socios gubernamentales del PSOE, ni tampoco de Podemos.

Desde el mar también la Armada blinda apoyo pasivo a las operaciones israelíes. Desde el comienzo de los bombardeos, EEUU movilizó a su portaviones Gerald Ford, el mayor de su flota, a las costas mediterráneas de Oriente Medio para ejercer de ayuda pasiva a Israel. Tal y como denunció la sección sindical de CGT en Navantia, la fragata Méndez Núñez y el buque de aprovisionamiento de combate Patiño son parte de la flotilla de acompañamiento y apoyo al buque norteamericano.

La solidaridad con el pueblo palestino desde un país imperialista como el Estado español debe ser lo más concreta posible. La denuncia de los crímenes de Israel debe estar acompañada por la denuncia de la complicidad del propio Estado español y gobierno de turno. Y esta debe expresarse en demandas como las que ya se hacen sentir en las movilizaciones, como la ruptura de relaciones y el fin de todo comercio de armas con el Estado genocida. La ruptura de todo compromiso militar, la retirada de todas las tropas y recursos desplegados en misiones imperialistas y la no implicación en ninguna operación más, como la que propone EEUU, deben ser parte de las reivindicaciones que sigan inundando las calles en los próximos días y semanas.

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Santiago Lupe

Nació en Zaragoza, Estado español, en 1983. Es director de la edición española de Izquierda Diario. Historiador especializado en la guerra civil española, el franquismo y la Transición. Actualmente reside en Barcelona y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.

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