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INTERNACIONAL. Estados Unidos: la condenan a veinte años de cárcel por un aborto espontáneo

Por primera vez en Estados Unidos, una mujer es condenada por feticidio en el estado de Indiana. Esta condena se da en el marco del polémico debate sobre el aborto, el feticidio y los derechos de las mujeres en la sociedad estadounidense.

Miércoles 8 de abril de 2015

En el marco de una ofensiva reaccionaria en el estado de Indiana contra las mujeres y los homosexuales, un juez de la Corte sentenció a una mujer a 20 años de cárcel por los cargos de feticidio y de abandono de menores.

Se trata de Purvi Patel, de origen hindú de 33 años, quien en julio de 2013, fue arrestada luego de acudir a urgencias tras presentar una fuerte hemorragia. Purvi negó al personal médico su estado de embarazo, pero después admitió que en su casa había tenido un aborto involuntario. “Asumí que como el bebé estaba muerto, no había nada que hacer (…) Nunca había estado en una situación así”, dijo Patel en una declaración ante la policía citada por el South Bend Tribune.

Según la investigación realizada por las autoridades de Indiana, Purvi buscó por internet medicamentos para inducir el aborto. Sin embargo, las pruebas toxicológicas no revelaron rastros de dichos medicamentos en su sangre, y la policía no pudo comprobar que la acusada hubiera comprado realmente los medicamentos.

A pesar de las contradicciones del caso, el fiscal acusó a Patel de haber ingerido medicamentos abortivos y aseguró que el feto había vivido por algunos segundos. Dicha versión fue desmentida por el patólogo Shaku Teas, quién testificó que el bebé había nacido muerto. Según la columnista del portal Slade, Amanda Marcotte, existe una grave contradicción en la condena de Patel puesto que: “para el abandono de menores, se necesita un bebé y para el feticidio, un feto. Es decir, Patel fue declarada culpable por matar a un bebé y matar a un feto”.

Purvi Patel es la primera mujer sentenciada en Estados Unidos por el cargo de “feticidio”. Su condena se da en el marco de una nueva legislación en Indiana sobre libertad religiosa, que legaliza la discriminación hacia los homosexuales y que además, está siendo utilizada para criminalizar a las mujeres embarazadas. En 2012, 19 estados promulgaron 43 provisiones para limitar el acceso al aborto en EE. UU., además de que en 35 estados se tienen leyes contra feticidios. De acuerdo con la ley de Indiana: “una mujer puede ser culpable de feticidio por tratar deliberadamente de interrumpir un embarazo, incluso si el feto sobrevive”.

El caso de Purvi Patel trae de nuevo a escena, el polémico debate sobre el aborto, el feticidio y los derechos de la mujer en la sociedad estadounidense. Grupos de activistas calificaron su sentencia de alarmante, y afirmaron que dicha ley criminaliza a las mujeres embarazadas. En el portal RH Reality Check se han reunido más de 29 mil firmas para pedirle al gobierno del estado de Indiana la revocación de la condena y que “se elimine la responsabilidad penal en estos casos, ya que esta decisión es de cada uno”.

Mientras la corte de Indiana condena a Purvi Patel a 20 años de cárcel por abortar espontáneamente, en todo el mundo 500.000 mujeres mueren cada año por complicaciones en el embarazo y el parto, y 500 mujeres mueren a diario por abortos clandestinos. Tan solo en América Latina más de 6 mil mujeres mueren anualmente por complicaciones relacionadas con abortos inseguros, mientras que el aborto clandestino sigue siendo la primera causa de muerte materna en la región.

La criminalización del aborto lejos de solucionar el problema, lo profundiza y condena a millones de mujeres en todo el mundo a someterse a procesos insalubres que ponen en riesgo su vida y salud.

Es también una expresión de cómo el poder patriarcal se sirve de las estructuras de poder del Estado capitalista, para regular y legislar sobre la vida y cuerpos de las mujeres bajo argumentos misóginos y heteronormativistas.

A pesar de los acuerdos internacionales en materia de “equidad de género”, el derecho a la vida y el respeto a las decisiones de las mujeres sobre sus cuerpos sigue siendo un tema pendiente y postergable en las agendas de los diferentes gobiernos, junto con sus terribles consecuencias.