Los gobernadores republicanos están enviando soldados y policías de sus Estados a la ya fuertemente militarizada frontera sur de Estados Unidos, para intensificar la guerra contra los migrantes.
Martes 13 de junio de 2023 19:47
BROWNSVILLE, TEXAS. Tropas del Ejército de Estados Unidos instalan bobinas de alambre concertina cerca de las orillas del Río Grande a lo largo de la frontera de Estados Unidos con México en Brownsville, Texas, el 13 de noviembre de 2018.
Aunque el presidente Biden se posicionó como más duro con la inmigración que los republicanos seguidores de Donald Trump, conocidos como "republicanos MAGA" (Make America Great Again. El slogan usado por el ala de extrema derecha republicana. NdT.) -incluso afirmando que "las propuestas republicanas MAGA de la Cámara de Representantes recortarían drásticamente los fondos para la seguridad fronteriza"-, varios gobernadores republicanos han encontrado una nueva forma de intensificar su guerra contra los migrantes. Más de 13 Estados republicanos han enviado o planean enviar fuerzas de la Guardia Nacional y policías estatales a la frontera sur, a petición del gobernador de Texas, Greg Abbott.
La frontera entre Estados Unidos y México ya está militarizada con muros, torres de vigilancia, la Patrulla Fronteriza y miles de efectivos de la Guardia Nacional desplegados por Joe Biden. Abbott, sin embargo, ha tratado de describir la infraestructura antinmigrante existente como insuficiente y ha desafiado esta supuesta insuficiencia con la Operación Estrella, una política en la que Texas ha ampliado el papel de la Guardia Nacional de ese Estado, para vigilar la frontera.
El despliegue -por parte de Abbott- de la Guardia Nacional de Texas en la frontera fue visto inicialmente como un uso sin precedentes de las tropas del Estado. Pero la Guardia Nacional se utiliza desde hace mucho tiempo para imponer la estabilidad capitalista, y ambos partidos están a favor de militarizar la frontera, aunque discrepen sobre qué fuerzas deben utilizarse. Por estas razones, el escrutinio sobre la Operación Estrella Solitaria (política de Abbott que busca detener el flujo migratorio) nunca se convirtió en una oposición significativa, y esa política se ha convertido ahora en una forma habitual de los republicanos de generar miedo en torno a la inmigración.
El gobernador de Florida y aspirante presidencial Ron DeSantis fue el primero en sumar las fuerzas de su propio Estado a la Operación Estrella Solitaria. El mes pasado, envió 1.100 agentes policiales estatales y tropas de la Guardia Nacional de Florida a Texas. Desde entonces, otros gobernadores, como Sarah Huckabee Sanders, gobernadora de Arkansas, Kevin Stitt, gobernador de Oklahoma, y Kristi Noem, gobernadora de Dakota del Sur, entre otros, han enviado cientos de sus propias fuerzas. Algunos Estados que envían fuerzas están tan lejos de Texas que lindan directamente con Canadá, como Dakota del Norte e Idaho.
Marguerite Coffinet, profesora de una escuela pública de Dakota del Norte, se refirió a lo absurdo de esta situación.
"¿Cómo se atreve Abbott a pedir el apoyo de otros estados para sus bárbaros deseos?", dijo Coffinet. "Nadie se queja de la frontera canadiense. La gente cruza. Vamos y venimos".
De hecho, Estados Unidos y Canadá aprobaron recientemente medidas para limitar la libre circulación de miles de solicitantes de asilo. Pero estas políticas no se extienden a las personas que tienen la suerte de haber nacido ciudadanos de los dos países imperialistas, como los residentes de Dakota del Norte o de los otros estados que están librando una guerra contra los migrantes.
Incluso mientras los líderes liberales de todo el mundo, incluidos Biden, Trudeau y los líderes de la UE, refuerzan cada vez más las fronteras de sus países. Mientras tanto ahora la extrema derecha está haciendo esto para aumentar el poder represivo del Estado, que hoy se expresa concretamente en el ataque a los migrantes.
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De cara a las elecciones de 2024, los representantes de la extrema derecha del Partido Republicano están colaborando para presentar a los demócratas como "débiles" en materia de inmigración y sugerir que Biden tiene políticas de "fronteras abiertas", una afirmación ridícula, dada la postura cada vez más autoritaria que Biden adoptó en materia de inmigración. En particular, los republicanos están difundiendo la idea de que los inmigrantes traen fentanilo y que la militarización es necesaria para impedir el tráfico de drogas.
Esto puede verse en muchas de las declaraciones de estos gobernadores, como el de Virginia, Glenn Youngkin, que proclamó recientemente: "La actual crisis fronteriza a la que se enfrenta nuestra nación ha convertido a cada Estado en fronterizo. A medida que las soluciones de liderazgo a nivel federal se quedan cortas, los Estados están respondiendo a la llamada para asegurar nuestra frontera sur, reducir el flujo de fentanilo, combatir el tráfico de personas y hacer frente a la crisis humanitaria." El republicano enviará 100 efectivos de la Guardia Nacional a Texas.
Kathryn Laskey, residente en Virginia, está preocupada por la crisis de adicción en Estados Unidos y se opone a que su gobernador utilice este asunto para militarizar la frontera:
"Es una situación médica", dijo Laskey: "No vas a acabar con la adicción al fentanilo metiendo a gente en la cárcel y deteniendo a las personas que entran por la frontera. Vas a resolver la crisis de adicción abordando los problemas de salud mental que alimentan la adicción."
Laskey también habló de cómo los despliegues en la frontera restan recursos para atender la salud mental y otras necesidades de la comunidad.
"Son mis impuestos de Virginia los que se destinan a esto, y eso significa que no se están haciendo cosas acá", dijo Laskey. "Me gustaría que se destinara a cosas como viviendas asequibles y a alimentar a los hambrientos. Hay mejores sitios donde invertir ese dinero. Se podría destinar a educación, se podría destinar a sanidad".
El coste previsto del despliegue de tropas de la Guardia Nacional de Virginia en Texas es de 3,1 millones de dólares.
Mientras que los republicanos MAGA hablan de la "debilidad" de Biden en la frontera, es el propio presidente demócrata quien se jacta de ser quien "aseguró más recursos para la seguridad fronteriza que cualquiera de los presidentes que le precedieron".
En mayo, el gobierno eliminó el "Título 42" del código de estadounidense, que se utilizó durante la pandemia de coronavirus para rechazar rápidamente a los inmigrantes en la frontera por motivos de "salud pública", aunque sin sancionarlos. Biden puso en marcha el "Título 8" una prohibición de asilo -que rige desde 1952- en virtud de la cual los migrantes que no sean de México no tendrán derecho a asilo, en general, a menos que primero esperen a solicitarlo en México o en otro país por el que hayan transitado, una vez que obtengan una respuesta negativa a ese pedido de asilo, podrán solicitarlo a EEUU, pero esperando fuera de sus fronteras.
La administración Biden deportó a más migrantes que Trump y creó consecuencias más duras para los migrantes que cruzan la frontera "ilegalmente". Esa es la respuesta del Partido Demócrata a la crisis migratoria. Un alto funcionario de la administración Biden declaró recientemente que las restricciones de asilo de Biden están justificadas dado el "gran número de personas que solicitan asilo".
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Como Left Voice destacó en una declaración conjunta publicada con nuestros grupos hermanos en México, Costa Rica y Venezuela -integrantes de la Fracción Trotskista IV Internacional-, hay un aumento de los refugiados de América Latina, debido a las políticas antiobreras de los gobiernos en toda la región, así como la historia de la intervención imperialista, las sanciones y el empeoramiento de la crisis climática.
Los países imperialistas tienen los recursos para acoger la migración masiva. Pero sin un partido por y para la clase trabajadora, incluidos los trabajadores migrantes, las próximas elecciones presidenciales serán unas elecciones en las que los dos partidos del capital lucharán por ver quién puede adoptar un enfoque más autoritario para mantener fuera a los migrantes.
Los inmigrantes y las personas que apoyan sus derechos merecen un partido independiente de clase, que pelee por un gobierno de trabajadores y sectores populares, sin distinción de nacionalidad. Un partido así organizaría en las calles, en las comunidades de inmigrantes y en los lugares de trabajo un programa socialista que diera cabida a la migración masiva, que seguiremos viendo en las próximas décadas.
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