Una investigación que analiza tejidos de autopsias realizadas entre 1997 y 2024 descubre una tendencia al alza. La contaminación plástica es uno de los límites planetarios que empuja el capitalismo.
Jueves 6 de febrero 12:27
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El aumento exponencial de la contaminación por microplásticos en los últimos 50 años podría reflejarse en una creciente contaminación en los cerebros humanos, según un nuevo estudio científico.
Se encontró una tendencia creciente de micro y nanoplásticos en el tejido cerebral a partir de decenas de autopsias realizadas entre 1997 y 2024. Los investigadores también encontraron las diminutas partículas en muestras de hígado y riñón.
También se han encontrado en la sangre, el semen, la leche materna, la placenta y la médula ósea. Y, si bien todavía se desconoce en gran medida su impacto en la salud humana, se han relacionado con accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos.
Los científicos también descubrieron que la concentración de microplásticos era aproximadamente seis veces mayor en muestras de cerebro de personas con demencia, aunque según los investigadores esto podría deberse al daño causado por la misma demencia, que podría aumentar las concentraciones.
“Dada la presencia exponencialmente creciente de micro y nanoplásticos en el medio ambiente, estos datos obligan a un esfuerzo mucho mayor para comprender si tienen un papel en los trastornos neurológicos u otros efectos sobre la salud humana”, dijeron los investigadores, que fueron dirigidos por el profesor Matthew Campen en la Universidad de Nuevo México en los EE.UU.
Los microplásticos se descomponen a partir de desechos plásticos y han contaminado todo el planeta, desde la cima del Monte Everest hasta los océanos más profundos. Diferentes estudios compilados por el diario inglés The Guardian muestran que las personas consumen las diminutas partículas a través de los alimentos, el agua y al respirarlas.
Un estudio de la Universidad de Newcastle publicado en 2019 había señalado que el consumo de plástico anual de una persona alcanza en promedio un monto de 250 gramos, el peso de una tarjeta de crédito. Y en nuestro país, por ejemplo, científicos del CENPAT Conicet se encuentran estudiando la concentración de microplásticos en almejas en el Río Chubut.
La nueva investigación, publicada en la revista Nature Medicine, analizó muestras de tejido cerebral, hepático y renal de 28 personas que fallecieron en 2016 y 24 en Nuevo México. La concentración de microplásticos fue mucho mayor en el tejido cerebral. Y también fue mayor en las muestras de cerebro y hígado de 2024, en comparación con las de 2016.
Los científicos ampliaron el análisis con muestras de tejido cerebral de personas que murieron entre 1997 y 2013 en la costa este de Estados Unidos. Los datos mostraron una tendencia creciente en la contaminación cerebral por microplásticos entre 1997 y 2024.
El plástico más común encontrado fue el polietileno, que se utiliza en bolsas de plástico y envases de alimentos y bebidas. Constituyó el 75% del total de plástico en promedio. Las partículas en el cerebro eran principalmente fragmentos y escamas de plástico a escala nanométrica. Las concentraciones de plástico en los órganos no se vieron afectadas por la edad de la persona al morir, ni por la causa de la muerte, su sexo o su origen étnico.
Los científicos señalaron que sólo se analizó una muestra de cada órgano, lo que significa que la variabilidad dentro de los órganos sigue siendo desconocida y que algunas variaciones en las muestras de cerebro podrían deberse a diferencias geográficas entre Nuevo México y la costa este de Estados Unidos.
“Estos resultados resaltan la necesidad crítica de comprender mejor las vías de exposición, absorción y eliminación y las posibles consecuencias para la salud de los plásticos en los tejidos humanos, particularmente en el cerebro”, dijeron los investigadores.
La profesora Tamara Galloway, de la Universidad de Exeter (Reino Unido), que no formó parte del equipo de estudio, afirmó en diálogo con The guardian que el aumento del 50% en los niveles de microplásticos en el cerebro durante los últimos ocho años reflejaba el aumento de la producción y el uso de plásticos y era significativo. “Esto sugiere que, si redujéramos la contaminación ambiental con microplásticos, los niveles de exposición humana también disminuirían, lo que ofrecería un fuerte incentivo para centrarse en innovaciones que reduzcan la exposición”, afirmó Galloway.
El profesor Oliver Jones, de la Universidad RMIT en Australia, dijo que la nueva investigación era interesante, pero el bajo número de muestras y la dificultad de analizar pequeñas partículas de plástico sin contaminación significaban que se debía tener cuidado al interpretar los resultados.
No es la humanidad, es el capitalismo, capítulo mil
La contaminación plástica, entre otras entidades no producidas por la naturaleza sino por el ser humano, es uno de los 9 límites planetarios señalados por el Instituto de Resiliencia de la Universidad de Estocolmo, que altera el resto de los límites [1] que el capitalismo está llevando más allá de lo que soporta la sostenibilidad del Sistema Tierra.
Actualmente se producen más de 500 millones de toneladas anuales de plásticos, solo se recicla aproximadamente el 9 % y aproximadamente el 0,5% termina en el mar.
Gráfico: producción anual de plásticos. Fuente: Our World in Data.
El crecimiento de estos indicadores sobre los límites planetarios se ha agudizado en los últimos 70 años, en lo que los especialistas señalan como la “gran aceleración” de los indicadores de destrucción ambiental, a partir del auge capitalista posterior a la segunda guerra mundial y posteriores décadas de neoliberalismo. Si bien ya existe consenso en denominar a este nuevo periodo geológico como “antropoceno”, dada la evidencia de que la humanidad interviene directamente alterando la geología del planeta (y, como se ve, la biología o fisiología de las especies, incluida la humana), es importante recordar que “la humanidad” no existe abstractamente, y que la clave en esta alteración está en el modo de producción: el capitalismo. Por lo pronto, el problema no se resuelve individualmente cambiando los consumos individuales, por ejemplo, sino apuntando a los grandes empresarios y corporaciones quienes manejan la producción y circulación de mercancías, en este caso plásticas.
De hecho, una investigación internacional realizada entre 2018 y 2022, publicada en la revista Science Advances encontró que hay una correlación lineal entre producción y contaminación (por cada 1% de producción, la contaminación aumenta 1%). A su vez, que solo 56 empresas globales son responsables de más de la mitad de toda la contaminación plástica de marca, y que las principales 5 representan un 24% (Coca-Cola 11%, PepsiCo 5%, Nestlé 3%, Danone 3% y Altria/Philip Morris International 2%). Las principales empresas identificadas producen alimentos, bebidas o productos de tabaco (y sí, Coca-cola fue el sponsor de la COP 27 sobre cambio climático, en una muestra descarada de Greenwashing).
En este caso, como en el del calentamiento global, se hace patente la consigna del movimiento ambiental: Si el capitalismo destruye el planeta, destruyamos el capitalismo.
Fuentes:
- The guardian.
- Institute of Resilience of Stockholm.
- Our World in Data.
- Science Advances.
[1] Cambio climático, Integridad de la biósfera, Cambio del uso del suelo, Flujos bioquímicos, Reducción del ozono estratosférico, Uso del agua dulce y Acidificación del océano, Carga de aerosoles atmosféricos