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Francia: crisis terminal del NPA y emergencia de una nueva corriente revolucionaria

Fredy Lizarrague

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Francia: crisis terminal del NPA y emergencia de una nueva corriente revolucionaria

Fredy Lizarrague

Ideas de Izquierda

El Nuevo Partido Anticapitalista de Francia se encuentra en una crisis terminal. La novedad, para todas las organizaciones y luchadores que se reivindican socialistas, revolucionarios, de la clase trabajadora, es que en esa crisis está batallando y emergiendo una nueva corriente revolucionaria en su interior que tiende a fusionar el balance crítico de la tradición del trotskismo francés e internacional, con dirigentes y militantes de una nueva generación de la vanguardia obrera. Toda la militancia y organizaciones de la izquierda obrera, socialista y revolucionaria a nivel internacional deberían prestar atención y posicionarse en esta lucha, en particular las que reivindican la lucha por reconstruir/refundar la Cuarta Internacional.

El NPA fue impulsado por la corriente proveniente de la Liga Comunista Revolucionaria (integrante del Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional dirigido por el fallecido Ernest Mandel) como “partido amplio” (fundado en 2009) que se propuso aglutinar los sectores de la clase trabajadora, la juventud y los movimientos políticos y sociales que giraban a izquierda, de forma independiente de los partidos de la “izquierda institucional”. Adoptó un programa socialista de “ruptura” con el capitalismo, pero que avanzaba en el camino de diluir las fronteras estratégicas entre reformistas y revolucionarios iniciado por la corriente mandelista a mediados de los ‘90, cuando abandonaron la estrategia histórica del marxismo de destrucción del Estado burgués (mediante la “dictadura del proletariado”) en aras de una difusa “democracia hasta el final”. Al permitir la lucha abierta de tendencias en su interior, se conformaron varias corrientes que defendían (cada una a su manera) un programa y estrategia revolucionaria, entre ellas un núcleo de compañeros y compañeras de la FT-CI que se propusieron luchar allí por un verdadero partido revolucionario internacionalista.

Luego de sucesivas rupturas y crisis, la dirección histórica, organizada en el último Congreso como Plataforma U, ha escalado en su política liquidadora de todo atisbo de organización que tenga ni siquiera una base mínima de independencia de clase, por dos vías. Por un lado, avanzó en acuerdos en elecciones de regiones (Occitania y Nueva Aquitania) con el partido de la izquierda institucional (centroizquierda) pro-imperialista Francia Insumisa (La France Insoumise-LFI) de Jean-Luc Mélenchon, dejando incluso abierta la puerta a acuerdos de segunda vuelta con el Partido Socialista (PS) y Europa Ecología-Los Verdes (EELV), partidos que han sido gobierno en el Estado imperialista francés o son parte de acuerdos gubernamentales en otros países de Europa, como Alemania. Si el NPA desde su origen tenía límites difusos desde el punto de vista estratégico y programático, al menos contaba con ciertos parámetros políticos de clase como el no apoyar políticamente a la izquierda institucional, barrera que ahora está quebrando su dirección histórica. El antecedente de estos acuerdos fue la transformación del frente “Bordeaux en Luttes” (Burdeos en Lucha), que encabezó Philippe Poutou y que se constituyó como un “frente de organizaciones sociales” con un programa globalmente anticapitalista y rechazaba eventuales acuerdos con los Verdes en segunda vuelta, en una lista NPA-LFI de hecho desde la que se impulsó el acuerdo para las próximas elecciones en la región de Nueva Aquitania (cuya capital es Burdeos) y luego en Occitania.

Por otro lado, este salto político a derecha acompaña un abandono cada vez más abierto de la intervención en la lucha de clases (que fue negado como centro de intervención del partido desde su origen) y una declinación pronunciada de la fuerza militante del NPA, pasando de más de 9.000 militantes en su fundación a poco más de 1.000 en la actualidad. En el medio emigraron varias tendencias y militantes al partido de Mélenchon, así como miles se fueron a sus casas. Las otras corrientes históricas del trotskismo francés son Lutte Ouvrière (Lucha Obrera), que combina electoralismo autoproclamatorio con una adaptación sistemática a la dirección burocrática de la CGT que le impide converger con los nuevos sectores de vanguardia, y la casi extinta corriente fundada por el fallecido Pierre Lambert (dividida entre dos grupos).

Contraria a esta decadencia, la Corriente Comunista Revolucionaria del NPA, que nació de un puñado de militantes adherentes a la FT-CI, ha venido desarrollándose como corriente de intervención decidida en los procesos de lucha y de búsqueda de inserción y fusión con los sectores avanzados del movimiento obrero francés, que se destacan por ser los más combativos de Europa y quizá a nivel internacional, así como con compañeras y compañeros que son parte de las mejores tradiciones de la “extrema izquierda” francesa. Recordemos el proceso de luchas que vivió el país desde 2016, con hitos como la lucha de los Chalecos Amarillos en 2018 y la histórica huelga de los transportes (ferroviarios y colectiveros) contra la reforma de las jubilaciones en 2019. De esta última emergieron nuevos dirigentes obreros que asumen el desafío de construir un verdadero partido revolucionario, como Anasse Kazib y compañeras y compañeros ferroviarios, choferes, de la aeronáutica, petroleros de la refinería de Grandpuits (que vienen de una enorme lucha donde lograron alianzas con la juventud ecologista), docentes, de la salud, etc. Un partido construido en la lucha de clases y en la lucha política, con un programa y una estrategia claramente revolucionaria, terminando con la historia de claudicaciones que arrastra el NPA desde su fundación. Esta militancia obrera, junto con la CCR, impulsan una política hegemónica hacia las causas de los demás sectores oprimidos de la sociedad. Por esto, comparten esta batalla nuevas generaciones de jóvenes estudiantes y profesionales (en particular abogados/as al servicio de la clase obrera), activistas ambientalistas, del movimiento de mujeres y LGTB. Defendiendo esta perspectiva estratégica, el diario digital Révolution Permanente (parte de la Red Internacional La Izquierda Diario) ha conquistado un amplio auditorio, llegando a ser considerado como uno de los principales voceros de los movimientos de lucha y de la extrema izquierda francesa, “un medio militante en ascenso”, con picos de millones de visitas mensuales.

Trabajadores, docentes, estudiantes referentes de la CCR en el NPA con la campaña: “¡Unite a nosotros en la batalla para construir un Partido Revolucionario de los Trabajadores!”.

La ilusión del reformismo que termina fortaleciendo a la derecha

Frente a la tensión entre un régimen político que gira a derecha, donde se preanuncia una batalla por la presidencia en las próximas elecciones de abril y mayo de 2022 entre el actual derechista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen, y procesos de lucha que ven nacer nuevas generaciones de vanguardia obrera y juvenil, la dirección del NPA cede a la ilusión de un candidato de la “gauche” (Mélenchon) que llegue a segunda vuelta. Ilusión que no por ser derechista tiene mayores chances de concretarse: el bloque PS/Verdes no acepta al dirigente de la LFI como candidato “unitario” de todo el arco de la izquierda institucional. Compitiendo separados, es casi imposible que llegue algún candidato de la izquierda institucional al balotaje.

El Partido de Izquierda (Parti de Gauche) de Jean-Luc Mélenchon, fundado luego de su ruptura con el PS, así como la posterior formación en 2016 de Francia Insumisa (LFI), son parte de los movimientos que emergieron ante el impacto de la crisis iniciada en 2008 y la experiencia con la socialdemocracia social-liberal, pero con nuevas estrategias reformistas “antineoliberales” y de “radicalización de la democracia” que no pueden presentar una alternativa seria a los planes de austeridad, la precarización laboral y la opresión imperialista que ejercen las potencias europeas en el mundo. Terminan así transformándose en “nuevos” gerentes del Estado al servicio de esas políticas. Syriza en Grecia llegó al gobierno en 2015 pero en poco tiempo claudicó ante la “Troika” (BCE, CE, FMI) que dirige los destinos de la Unión Europea, y aplicó un nuevo plan de austeridad. La desilusión dio paso a un nuevo gobierno de derecha en 2019. La tragedia se repite en el Estado Español: la integración de Unidas Podemos al gobierno encabezado por el PSOE para administrar el Estado capitalista imperialista en crisis sin tocar los intereses del gran capital, termina fortaleciendo a la derecha “dura”, como se vio en el triunfo “por paliza” de la trumpista Isabel Díaz Ayuso en Madrid, y el hundimiento y “renuncia” de Pablo Iglesias.

Estas corrientes, que se presentaron como oposición a la socialdemocracia, hacen recordar como farsa la tragedia del eurocomunismo, que en la década del ‘70 significó la conversión de los Partidos Comunistas (empezando por el italiano y el francés, seguidos por el español) a la socialdemocracia, abandonando el programa histórico de los PC de “dictadura del proletariado” (aunque ya no lo practicaban desde la adaptación del Frente Popular como estrategia en los ‘30). Se aliaron a la socialdemocracia cuando esta iniciaba un curso “social-liberal”, convirtiéndose en los ‘80 en los aplicadores del neoliberalismo (Mitterrand en Francia, Felipe González en el Estado Español, etc.), defendiendo a la OTAN, atacando todo reclamo no solo obrero sino democrático (como los derechos del pueblo vasco) y persiguiendo a las organizaciones de izquierda. Las actuales formaciones no tienen nada que ver desde su origen (nunca fueron “comunistas”) ni desde su composición de clase (los PC dirigían las principales organizaciones obreras), pero coinciden en canalizar las ilusiones de las “nuevas izquierdas” hacia alianzas con sus viejos enemigos socialdemócratas. El caso de Mélenchon combina registros de un neorreformismo con un “soberanismo de izquierda” atacando la Unión Europea, con el que pretende competir con la extrema derecha de Le Pen en las clases populares.

La corriente “mandelista” francesa parece querer seguir la triste senda de su representante española, Anticapitalistas, que fue fundadora entusiasta (aportando el grueso de la estructura inicial) de Podemos con Iglesias al frente y una perspectiva “neorreformista” de transformación por vía institucional del propio Estado imperialista español. Anticapitalistas solo se atrevió a “retirarse” amablemente de Podemos cuando se concretó el acuerdo de gobierno de Unidas Podemos con el PSOE, aunque mantienen en Andalucía (donde concentran su mayor peso, con Teresa Rodríguez como principal figura) una política similar por la vía de una coalición de carácter regionalista andaluza con la que se proponen, a su vez, establecer acuerdos aún más “amplios” con otros sectores de la izquierda institucional. Es decir, siguen intentando repetir los experimentos reformistas que terminan fortaleciendo a la derecha.

[Video por los 3 años del diario Révolution Permanente]

La oposición de izquierda en el NPA

En oposición por izquierda a la dirección histórica del NPA (ex pfU), además de la CCR, están las tendencias L´Etincelle (La Chispa, ex Fracción de Lutte Ouvrière), A&R (Anticapitalismo y Revolución) y DR (Democracia Revolucionaria). Toda esta oposición ha llegado casi al 50 % de los delegados en el último Congreso, actuando en común en múltiples oportunidades contra las políticas más de derecha y antidemocráticas de la pfU, y se calcula que podrían llegar al 60 % en la próxima Conferencia Electoral previa al Congreso (que se impuso en el partido contra toda lógica, ya que el debate estratégico será posterior al electoral) si se eligieran las y los delegados democráticamente.

Tres de estas corrientes (LE, A&R y DR) vienen de publicar una declaración común donde critican los acuerdos con la LFI, rechazan los ataques al derecho de tendencia, las sanciones y amenazas de expulsión que plantea la ex pfU, pero terminan convocando a elegir un “candidato del NPA” para las próximas elecciones presidenciales sin importar su pertenencia y posicionamiento en el actual debate partidario. La única oposición que plantearon en posteriores reuniones es a Philippe Poutou, propuesto por la ex pfU, ya que se trata de un portavoz de los acuerdos en regiones con la LFI. Sostienen que puede ser otro/a candidato perteneciente a la ex mayoría. No aceptaron que la CCR debata y participe de esta declaración, porque critican el lanzamiento de la pre-candidatura de Anasse Kazib, cuando esta había sido informada en todas las instancias de dirección del partido.

Dado el escenario planteado por la dirección histórica, la candidatura de Anasse fue un grito de guerra de la izquierda revolucionaria del partido que entusiasmó a centenares de activistas obreros y militantes. Por tratarse de un obrero hijo de inmigrantes marroquíes y luchador consecuente contra el racismo, recibió amplias muestras de apoyo entre referentes y activistas del poderoso movimiento antirracista que se desarrolló en Francia contra la violencia policial al calor del Black Lives Matter. Pateó el tablero de los planes de la dirección histórica de utilizar el poco prestigio y fuerza militante que le queda al NPA al servicio de los acuerdos con Mélenchon. De allí se pueden entender las amenazas de exclusión por parte de la dirección histórica a la CCR. En esta reacción de los promotores del acuerdo con los reformistas se ve quién los enfrenta de forma consecuente.

La candidatura de Anasse Kazib significaría una verdadera novedad en la extrema izquierda francesa, y podría generar el entusiasmo necesario para conseguir las 500 firmas de alcaldes que exige la justicia para poder presentar una candidatura presidencial, a pesar de lo fuertemente antidemocrático del procedimiento. Probablemente una candidatura de un/una desconocida no entusiasme al partido y no se llegue a cumplir ese difícil requisito, con lo cual quedaría el camino libre a un apoyo de hecho a Mélenchon. Pese a esto, la CCR ha convocado a las demás corrientes de oposición del NPA a impulsar una política común hacia la Conferencia electoral que está a punto de convocarse: repudiar los acuerdos con la LFI y promover una candidatura unitaria de la izquierda del partido eligiendo un/una candidato perteneciente a las corrientes que se oponen a la ex mayoría, sin poner como condición la de Anasse, como está expresado en esta carta. Esta política común debe incluir la política y candidaturas de la izquierda del NPA no solo en las presidenciales sino también en las elecciones parlamentarias que le siguen a las pocas semanas, aunque la ex mayoría no quiera debatirlas en esta Conferencia (con el argumento de que “hay tiempo”, para así tener las manos libres para eventuales nuevos acuerdos legislativos con la LFI). Se trata de proponerse derrotar, sin titubeos, a la dirección histórica no solo rechazando su política sino también sus candidaturas. Si no, las agrupaciones de izquierda del NPA terminarán en la más amarga impotencia, como ocurrió con corrientes hermanas de las francesas en el Estado Español, en Andalucía, opositores timoratos a la dirección que fueron luego expulsados, quedando reducidos a un pequeñísimo grupo (IZAR) que no constituye ninguna alternativa seria, rechazando incluso actuar en bloque con la CRT.

Debate en el movimiento trotskista internacional

La experiencia del NPA viene siendo debatida en el movimiento trotskista desde que surgió. Incluso corrientes que tienen nula inserción en Francia en general y en dicho partido en particular, se están posicionando, reconociendo la trascendencia internacional de lo que ocurre.

En una nota aparte, damos cuenta de las posiciones de las corrientes que se reivindican trotskistas en Argentina y sus respectivas tendencias internacionales.

Rescatar las mejores tradiciones del trotskismo francés

Como dijimos al comienzo, la actual batalla en el NPA va contorneando la emergencia de una refundación del trotskismo en Francia. Allí están convergiendo dirigentes y activistas de la nueva vanguardia obrera, con compañeros y compañeras de larga trayectoria en el movimiento trotskista francés. Este es el caso de Jean-Philippe Divès, militante desde los ´70, miembro actual del CPN y del Comité Ejecutivo del NPA, que llegó a dirigir su revista teórica. En el último Congreso fue integrante de la plataforma Z junto a la CCR y ahora actúan en un bloque común.

Como ha sostenido un viejo camarada, no es la primera vez que la corriente mandelista sufre una crisis aguda, pero sí es la primera vez que existe una tendencia con cierta inserción en la vanguardia obrera y cierta acumulación de dirigentes y cuadros capaz de ofrecer una alternativa viable para el desarrollo de una poderosa corriente revolucionaria cuartainternacionalista. La batalla está en curso. Invitamos a nuestros lectores y lectoras a seguirla.


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Fredy Lizarrague

Dirigente del PTS e integrante de la Comisión Política