Ayer fue la segunda vuelta de las elecciones regionales en Francia. En la primera vuelta la extrema derecha del Frente Nacional obtuvo el primer puesto en los totales nacionales. Este partido se perfilaba para ganar al menos en dos regiones. Finalmente esto no ocurrió y quien más regiones obtuvo fue el partido de Sarkozy, con 7 regiones contra 5 del gobernante Partido Socialista.
Lunes 14 de diciembre de 2015
Esta resultado es producto de una gran campaña “republicana”, que llamó a votar por el mal menor, es decir a cualquiera menos el Frente Nacional (FN). Los diarios franceses fueron grandes impulsores de esta campaña.
Todos detrás de Hollande
L’humanité, diario dirigido por el Partido Comunista, titula su editorial del fin de semana “Una izquierda de combate”. De combativo, solo el título. Lo que intenta justificar es su apoyo a las listas del Partido Socialista (PS). Su combate es el combate a la extrema derecha, el medio, las elecciones. Así que fusionaron sus listas con las del PS y muchos de los candidatos del Front de Gauche (Frente de Izquierda) se encontraban ellas. Pero en su editorial no dice una palabra del gobierno. Es el miedo al cuco de la derecha lo que importa. Había que ir a las urnas a votar contra la extrema derecha quien podría “controlar las regiones gigantes” y contra la derecha de Sarkozy que “deriva hacia su extremo y se convirtió a un liberalismo brutal”. Obviamente se atajan diciendo que este es el primer combate, pero no el único, ya que hay que atacar las bases del crecimiento de la derecha: la desigualdad social, la injusticia, etc. Un discurso más que reformista. Pero ¿cómo combatir al gobierno actual, que ataca a los luchadores, realiza ajuste tras ajuste, y toma prestado el programa de la extrema derecha instaurando durante 6 meses el Estado de Excepción? De eso no pueden decir nada, simplemente porque no se lo combate participando en sus listas electorales, poco importa el cuco que justifique semejante claudicación.
Libération, por su parte, planteaba en su editorial del sábado, llamada “Sobresalto”, algo similar. “Cuando un barco hace agua, no nos paramos a preguntarnos si el capitán hizo bien su trabajo [...] Taponamos”. Esto significa que el país hace agua y no nos preguntamos si Hollande hizo bien su trabajo, lo votamos para que no gane el FN. Planteaban que había que dejar para el lunes la reflexión, cosa que Libération tampoco hará, ya que su apoyo al gobierno es incondicional, aunque a veces lo hagan en voz baja para no quemarse. Votemos por el PS y después veremos nos dicen. Pero lo que vamos a ver no es nada lindo, ya lo sabemos.
La raza blanca, sí, no, más o menos
Bartolone, el candidato del PS para la región de Île de France, la que incluye a París, salió a acusar a Valérie Pécresse, la candidata del partido de Sarkozy que se impuso en las elecciones, de defender los intereses de los habitantes de raza blanca de los barrios ricos de la región parisina. Hacía referencia a los dichos de Nadine Morano, una correligionaria de Pécresse quién había dicho, hace no mucho tiempo, que Francia era un “país de raza blanca”.
Los dichos de Bartolone, ciertamente eran producto de un cálculo político para obtener los votos de las clases populares, en su mayoría de origen inmigrante, y fueron fuertemente repudiados por Le Figaro, quien llamó a votar, sin decirlo, a las listas de Sarkozy. En su editorial “Pirómanos de Estado”, éste diario le reprochaba al candidato del PS fortalecer el “comunitarismo” y no respetar el hecho de que la república sea “una e indivisible”. Además estos dichos fortalecerían al cuco, el FN. Para Le Figaro el enemigo es el mismo, solamente que los buenos serían otros, los partidarios de Sarkozy. Incluso Libération, tuvo que salir a criticar a Bartolone el viernes, en su editorial “¿raza blanca?”. Sin embargo este pecado estaría perdonado. Porque sería simplemente una torpeza involuntaria.
Todos de derecha
Más allá de los matices, de los discursos, de las editoriales de los diarios burgueses que defienden a unos u otros (salvo al cuco del FN), lo cierto es que todas las opciones eran de derecha: El FN, Sarkozy, o el PS, poco importan los discursos, las excusas, los derrapes de unos u otros. Por eso había que decirles no a todos.