Uno de los más reaccionarios presidentes republicanos en la historia de Estados Unidos se deslinda del actual presidente, Donald Trump por sus ataques a la prensa. Antes de que el discípulo supere al maestro.
Raúl Dosta @raul_dosta
Lunes 27 de febrero de 2017
George Bush, ex mandatorio estadounidense, declaró “El poder puede ser adictivo, corrosivo, y es importante que los medios mantengan a la gente de poder bajo supervisión”.
Tanto ruido le hace a Bush la forma de hacer política del actual presidente, que ha considerado hacer una declaración criticando las posturas de Trump, quien ha tildado la prensa que lo critica de ser el "enemigo del pueblo estadounidense".
La cuestión del manejo de la prensa, rubro en el cual George Bush sostuvo fuertes enfrentamientos con los medios es clave para cualquier gobierno. Hoy, el “escandalizado” es él.
Resulta irónico, ya que el ex presidente también se quejaba de ese "control" mediático durante su mandato, sobre todo por los cuestionamientos de la guerra contra Irak luego del atentado contra las torres gemelas y la inoperancia gubernamental ante el desastre de Nueva Orleans por el huracán Katrina.
George W. Bush, quien gobernó EE. UU., en 2001-2009, al igual que Trump llegó a la presidencia recibiendo una cantidad de votos menor a su opositor, aunque en medio de un escándalo con acusaciones de fraude. También se trataba de un importante hombre de negocios, en la rama petrolera.
Hoy Bush se quiere ubicar entre las voces opositoras: “Considero que los medios son indispensables a la democracia. Necesitamos unos medios independientes para prevenir abusos de poder", para pasar a tocar otros temas en los que la prensa no quita el dedo del renglón como la cuestión del espionaje ruso en apoyo de Trump en la contienda electoral.
Al respecto, pidió que los líderes del partido republicano investiguen los posibles vínculos entre el espionaje ruso y los operadores de la campaña de Trump. El ex presidente Bush no votó por Trump, representante de su partido.
Se trata de una nueva expresión de la crisis que enfrenta el partido republicano, que se vio obligado a aceptar a Trump como su candidato cuando éste triunfó en las primarias.
Una crisis que se cruza con otra: la creciente desaprobación que enfrenta la flamante administración Trump, récord mínimo de los presidentes estadounidenses al inicio de su gestión. Apenas llega al 44% de aprobación a un mes de haber llegado a la Casa Blanca, de acuerdo con una encuesta de NBC y The Wall Street Journal.