En Mendoza, los curas Nicola Corradi y Horacio Corbacho recibieron condenas de 42 y 45 años de prisión por violar y corromper a niños sordos. Un empleado del instituto de Luján de Cuyo recibió 18 años.
Lunes 25 de noviembre de 2019 13:50
El 5 de agosto comenzó el proceso en el Tribunal Penal Colegiado Nº2 de Mendoza, integrado por los jueces Carlos Díaz, Mauricio Juan y Aníbal Crivelli.
Este lunes finalizó el juicio con el veredicto para los curas Nicola Bruno Corradi y Horacio Hugo Corbacho Blanc y el jardinero Armando Ramón Gómez, los acusados "de abusar y corromper a once chicos sordos en el Instituto Antonio Próvolo".
Los hechos ocurrieron entre 2005 y 2016, más de once años de ataques y torturas sexuales. Sus víctimas, tanto varones como mujeres, tenían entre 7 y 17 años de edad. El escándalo se destapó a fines de noviembre de 2016, a partir de que unas pocas jóvenes víctimas relataron, con pocos recursos de comunicación disponibles, sus tortuosas experiencias en sus casas.
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Como se informó desde es principio en La Izquierda Diario, "desde 1970 hasta el año 1997, el cura Nicolas Corradi fue la máxima autoridad de la institución hasta que se trasladó al Provolo recién construido en la provincia de Mendoza. Corradi está siendo juzgado en dicha provincia por los mismos delitos, cometidos durante años sobre decenas de niñas y niños junto al cura Horacio Corbacho (también estuvo en La Plata), la monja Kumico Kosaka y algunos empleados de la sede de Luján de Cuyo".
La condena por los abusos y ataques contra los primeros diez exalumnos del Provolo que se animaron a denunciar, puede tener su correlato en La Plata y en Verona, las otras dos ciudades donde víctimas denunciaron haber sido abusados por los curas la institución.
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Los y las sobrevivientes y sus familiares festejaron la condena y exigieron la separación de la Iglesia y el Estado, junto con denunciar el papel cómplice del papa Francisco y la jerarquía eclesiástica, quienes sistemáticamente entorpecieron la investigación y se negaron a aportas información clave en la causa.
Desde la Asociación Xumek, que patrocinò a las victimas, destacaron el fallo y que "se hizo lugar al pedido de diversas medidas de satisfacción y no repetición" solicitadas por ellos. Ademas el fallo también insto a distintos organismos de la provincia a tomar medidas para la contención de los sobrevivientes y sus familias, como un pedido al ministerio de Salud y la DGE para que garanticen contención psicológica y el acceso a la educación respectivamente.
Paola Rodríguez, madre de una de las víctimas aseguro que está condena es un primer paso para terminar con la impunidad de la iglesia catolica: "tenemos que romper la alianza entre la iglesia y el Estado". Además aseguro que: "esto recién empieza, ahora estamos a la espera de que le pongan fecha al juicio restante, donde serán juzgadas las monjas y autoridades del Instituto".
Este lunes en Mendoza, para acompañar a los sobrevivientes del Provolo el día de la sentencia, viajaron sobrevivientes de abusos eclesiásticos de La Plata y de otras ciudades del país. En la capital bonaerense se espera que en 2020 el Provolo tenga su propio juicio.
Julieta Añasco, se mostró "feliz a pesar de tanto dolor" y destacó que está condena también es justicia para las víctimas de Corradi en Italia: "Los abusos en Italia fueron en la década del 60, pero hay varios que aún viven y esperan justicia".