La Confederación de Sindicatos de Corea (KCTU según su sigla en inglés), una de las dos centrales más grandes del país, realizó múltiples huelgas en todo el país este jueves en protesta contra las políticas laborales del Gobierno de Moon Jae-in.
Jueves 18 de julio de 2019 15:17
Entre varios reclamos sobre las políticas laborales del Gobierno, la central sindical puso en el centro de la protesta la desaceleración en el aumento del salario mínimo por hora del próximo año, que no alcanzará los 10,000 wones (unos 8,50 dólares).
La central sindical, que representa a unos 650,000 trabajadores, organizó una gran manifestación fuera de la Asamblea Nacional (parlamento) en la capital del país, así como protestas en otras ciudades.
Thousands of union members protest Pres. Moon's labour policies #Seoul #SouthKorea pic.twitter.com/TsqLOUnoZ6
— Ruptly (@Ruptly) 2019. július 18.
“La huelga general del 18 de julio es una medida de emergencia contra la revisión retrógrada de la ley laboral", dijo el KCTU. "Detener la revisión regresiva. Asegurar los derechos laborales fundamentales. Abolición de posiciones irregulares. Reforma de los chaebols. Detener la supresión del trabajo (grupos) " añadieron desde la central.
La semana pasada, la Comisión de Salario Mínimo decidió un aumento de un 2,87 por ciento interanual del salario, muy por debajo de los aumentos en los primeros dos años de unos 16.4% y 10.9% respectivamente. Tras la decisión, el presidente Moon Jae-in, cuyas promesas de campaña incluyen aumentar la cifra a 10,000 wones en los primeros tres años de su mandato, se disculpó por no haber cumplido su promesa.
Desde el gobernante Partido Demócrata de Corea criticaron la huelga y aseguraron que "ignorar el sentimiento público y expresar la insatisfacción de manera radical no es una alternativa para resolver el problema".
La huelga es un golpe para el gobierno de Moon que tuvo el apoyo de la KCTU y de la Federación de Sindicatos de Corea en su carrera electoral. Ambas centrales sindicales se retiraron, a principios de semana, de la comisión tripartita (gobierno, empresarios y sindicatos) que analizaba las reformas en el ámbito de la legislación laboral.
Mientras en el país el número de personas desocupadas se encuentra en el nivel más alto en 20 años, el peor desde la crisis financiera asiática, según mostraron los datos del gobierno la semana pasada.
Con una economía dependiente de las exportaciones, Corea del Sur está lidiando con los vientos en contra del enfrentamiento comercial entre Estados Unidos y China, y una disputa bilateral con Japón.
Tokio impuso restricciones a los envíos a Corea del Sur de los materiales utilizados en la producción de semiconductores, una exportación surcoreana clave. Seúl ha interpretado esto como una represalia por las decisiones de la Corte Suprema que ordenan a las compañías japonesas pagar una compensación a las personas obligadas a trabajar para ellas durante el gobierno colonial de 1910-45 de Japón en la península de Corea. Tokio lo ha enmarcado como un problema de seguridad nacional.
En este contexto la huelga general de este jueves es otro dolor de cabeza para el presidente, cuyo índice de aprobación es de alrededor del 45 por ciento, aproximadamente la mitad si se lo compara con los índices de abril del año pasado, cuando celebró su primera cumbre histórica con el líder norcoreano Kim Jong un.