La Izquierda Diario te ilustra la estructura básica y algunos datos esenciales del aparato de espionaje del Estado que hoy gestiona el kirchnerismo.
Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2
Viernes 23 de enero de 2015
Fotografía: La verdad Obrera // PTS
El aparato de espionaje del Estado, bajo el mando de la Presidencia de la Nación, tiene como uno de sus pilares a la Secretaría de Inteligencia, pero incluye a otros organismos. El esquema actual está reglamentado por la Ley de Inteligencia Nacional creada por el gobierno de De la Rúa, y ordenado por un decreto de Eduardo Duhalde.
La SI, comandada actualmente por Oscar Parrilli, es la base del “Sistema de Inteligencia Nacional”, que integra también la “Dirección Nacional de Inteligencia Criminal”, dependiente de la Secretaría de Seguridad Interior. Allí pesa Sergio Berni.
La otra clave es la “Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica Militar”, que está bajo la órbita del Ministerio de Defensa comandado por Agustín Rossi. Allí pesa el General César Milani.
Bajo la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal actúan los organismos de inteligencia de las Fuerzas de Seguridad (Policía Federal, Gendarmería, Prefectura Naval, Policía Aeroportuaria y Servicio Penitenciario Federal). Las policías provinciales también tienen sus “servicios”. En 2014 recibieron 611 millones de pesos de presupuesto, la mayor parte para los servicios de la Policía Federal (para financiar a mil agentes como Américo Balbuena, infiltrado en una Agencia de Noticias alternativa) y la Gendarmería (que utiliza parte del dinero para perseguir delegados de base, como mostró el Proyecto X).
Bajo el mando militar, actúan los organismos de inteligencia del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, y las que dependen directamente del Estado Mayor Conjunto. El último año recibieron un presupuesto de 626 millones de pesos, un notable crecimiento gracias al peso de Milani en el gobierno. Los espías militares heredan la oscura trayectoria de los torturadores del Batallón 601.
En la última década, durante la gestión del kirchnerismo, estos organismos han actuado “a sus anchas”. La guerra de servicios que terminó en la muerte del fiscal Nisman lo confirma. Pero también el aumento de su plantel, de su presupuesto, y la continuidad de agentes que comandan “la Casa” desde la dictadura y han espiado y operado para el gobierno “nacional y popular”. Operaciones, escuchas telefónicas, carpetazos, campañas mediáticas. Antonio Stiusso es el mejor ejemplo de esa relación.
En La Izquierda Diario graficamos la estructura básica y algunos datos esenciales del aparato de espionaje del Estado que hoy gestiona el kirchnerismo.
Lucho Aguilar
Nacido en Entre Ríos en 1975. Es periodista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001. Editor general de la sección Mundo Obrero de La Izquierda Diario.