Frente a cualquier ataque el Estado israelí identifica a las familias del agresor y destruye sus viviendas y las lindantes. En lo que va del año cientos de estructuras fueron demolidas o confiscadas.
Viernes 22 de julio de 2016
Desde la ocupación israelí de Jerusalén Este se ha respetado que a la Explanada de las mezquitas, en los últimos 10 días del Ramadán, solo puedan acceder los musulmanes. En julio de 2015 grupos judíos extremistas han reclamado su derecho a rezar allí en el Ramadán, rompiendo el acuerdo tácito, entrando con fuerzas militares y produciendo enfrentamientos. Desde esa fecha la violencia no ha parado de crecer, llegando en la actualidad a un saldo de al menos 214 palestinos, 35 judíos israelíes, un ciudadano árabe-israelí, un refugiado eritreo y un ciudadano estadounidense muertos, además de centenares de heridos.
En este panorama, desde octubre del año pasado Israel incrementó las prácticas aberrantes de demolición en la zona mayoritaria de Cisjordania que escapa totalmente al control de los palestinos y se encuentra bajo control administrativo y militar israelí.
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Desde 1988 se acumulan 13.000 órdenes de demolición que pueden ser ejecutadas en cualquier momento y según las autoridades israelíes están basadas en que no cuentan con permisos de construcción, afectando la “calidad de la urbanización” de la zona, así como también son una forma de “castigo colectivo” ante los atentados, ya sea con explosivos, armas blancas e inclusive piedras de palestinos contra civiles o militares israelíes.
Luego de un atentado, las autoridades sionistas con la aprobación del Knesset (Parlamento) proceden a identificar al agresor y su paradero para luego incursionar militarmente con topadoras y vehículos blindados en territorio palestino y así demoler la casa de su familia y de “posibles cómplices” que suelen ser todas las viviendas cercanas sin importar si hay relación o no entre ellos.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) registra que entre 2012 y 2015 se produjeron 50 demoliciones en promedio por mes, mientras que en 2016 el número de casas destruidas ascendió a 165 mensuales. Esto sucede durante el mandato encabezado por Benjamín Netanyahu y del que forman parte los nacionalistas religiosos del partido Casa Judía, defensor de los intereses de los 600.000 colonos israelíes establecidos en los asentamientos de Cisjordania y Jerusalén Este.
Estas medidas condenadas internacionalmente se suman a las permanentes arbitrariedades del Estado sionista contra la población palestina, en Gaza y Cisjordania, con cientos de puestos de control en el conjunto del territorio demorando a miles de palestinos entre 4 y 8 horas todos los días; el bloqueo por semanas de rutas que impiden la entrada o salida a una determinada aldea o ciudad palestina y su abastecimiento o la construcción indiscriminada de viviendas para colonos israelíes en territorio palestino ocupado entre otras.