Compartimos la intervención de Julia Wallace, una de las fundadoras de Left Voice, en el Acto internacional contra el racismo y la violencia policial transmitido en simultáneo por la Red Internacional de La Izquierda Diario.
Sábado 11 de julio de 2020 17:18
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Me llamo Julia Wallace, soy una activista antirracista, soy miembro fundadora de Left Voice y soy trotskista desde hace dos décadas. Crecí en un barrio negro de clase trabajadora en Los Ángeles y mi madre fue profesora en las Escuelas de la Libertad en la zona del Sur de California del Partido Pantera Negra para la Autodefensa.
Como tantos negros en los Estados Unidos, experimenté y enfrenté el racismo y la violencia a manos de la policía. Y hoy en día, me inspira mucho ver a tantos jóvenes negros en las calles junto con millones de otros luchando contra la brutalidad policial y el racismo sistémico.
Durante los últimos 100 días hubo manifestaciones en 2.500 ciudades y pueblos de todo el mundo y los EE.UU.. Fueron lideradas por jóvenes negros y latinos en situación precaria. Usan slogans como "Black Lives Matter" y "Abolir la policía". Han sido implacables en desafiar el racismo de este sistema y la policía corrupta. La policía es una fuerza de ocupación racista, corrupta y asesina para las comunidades negras. Tortura, golpea y mata a jóvenes negros y latinos. Han humillado y atacado a los jóvenes transexuales, han atacado a discapacitados y a ancianos, y también a los jóvenes sin hogar.
Incluyendo a Derrick Chauvin, el policía racista y sádico que sonreía mientras asesinaba a George Floyd, asfixiándolo hasta la muerte a plena luz del día, frente a todo el mundo. Pensó que podría salirse con la suya. En cambio, se desató una furia. El pueblo explotó. No sólo contra la policía de Minneapolis, sino contra la policía del mundo. Algunos símbolos de la esclavitud fueron derribados frente a las multitudes de jóvenes que aplaudían. Estaciones de policías fueron arrasadas, coches de policía quemados, tiendas como Target incendiados con apoyo masivo. Hubo ocupaciones de zonas y calles de la ciudad.
El asesinato de George Floyd desató una furia que no se había visto en décadas. No sólo contra el asesinato de George Floyd, sino contra la pandemia y la crisis económica. El capitalismo no puede resolver nada de eso. La policía no puede ser reformada.
El capitalismo estadounidense es racista hasta la médula, porque se fundó sobre la esclavitud. Traficando y secuestrando mano de obra africana para el beneficio de la industria del algodón, de la industria más grande, la industria inglesa. Como dijo Marx "sin la esclavitud no habría algodón, sin el algodón no habría una industria moderna".
Desde los comienzos del país, los capitalistas y dueños de esclavos estadounidenses tomaron todas las medidas que pudieron para mantener a los trabajadores divididos y para evitar que se levantaran juntos, desde la creación de patrullas de esclavistas hasta la policía, pasando por la institucionalización del racismo en sus leyes. Brutalizaron y explotaron a los trabajadores negros esclavos. Los negros trabajaban en los campos, haciendo ricos a los capitalistas y dueños de esclavos de EE.UU. Cuando se abolió la esclavitud, crearon las leyes segregacionistas Jim Crow. Cuando el Movimiento de Derechos Civiles socavó a Jim Crow, crearon otras leyes para marginar y atacar a los negros. Esto significó que la policía sirviera un propósito. Atacar a los negros y mantener la propiedad privada.
A los trabajadores blancos se los intentaba comprar, dándoles algunos privilegios y se les intimidaba si se resistían. El objetivo de los capitalistas era evitar que los pobres y explotados y otros oprimidos se unieran. Incluso hoy en día los negros tienen salarios más bajos que los blancos por los mismos trabajos, tienen tasas más altas de desocupación y desempleo y son asesinados desproporcionadamente por la policía. El racismo impregna todos los aspectos de la sociedad.
Aún así hay numerosos ejemplos de negros y blancos y otras etnias luchando juntos contra el racismo. La lucha multiétnica que tiene lugar hoy en día es la peor pesadilla de la burguesía estadounidense.
Tanto los demócratas como los republicanos pretenden sofocar este movimiento, pero tienen estrategias diferentes. Los republicanos, bajo Trump, han abrazado abiertamente a los suprematistas blancos con la retórica más violenta e intolerante. Trump llamó a la Guardia Nacional y a los militares para que aplacaran las protestas. Amenazó con "si empiezan a saquear, empezaremos a disparar" citando a un jefe de policía racista de la época de los derechos civiles. En cambio, los manifestantes se volvieron aún más audaces. Obligando a Trump a retirarse a su búnker como el cobarde que es. Su discurso aún envalentona a los suprematistas blancos que siguen atacando y asesinando a los manifestantes junto con la policía.
La estrategia de los demócratas, por otro lado, es la complacencia y la cooptación. Tratando de disfrazar sus años de ataques a la comunidad negra. Los demócratas facilitaron el encarcelamiento masivo y la gentrificación en las comunidades negras y sistemáticamente protegieron a la policía asesina, como Derek Chauvin que asesinó a George Floyd.
Tanto en el gobierno de Clinton como en el de Obama, los negros han sufrido desalojos y ataques sin precedentes. Ahora los demócratas se arrodillan en el suelo del Congreso, diciendo que apoyan el movimiento. Mientras tanto, al caer la noche, envían a sus policías a gasear y golpear a los manifestantes. El candidato presidencial y ex vicepresidente Joe Biden respondió al movimiento Black Lives Matter diciendo que la policía debería "disparar a los negros en las piernas" en lugar de en el corazón ¡Qué payaso racista! ¿Esto es para lo que la burocracia sindical y las ONG hacen campaña presidencial? No nos van a comprar con concesiones miserables para apoyar nuestra propia opresión.
Ningún partido capitalista puede resolver los problemas de la crisis, el racismo sistémico o la brutalidad policial. Para acabar con el racismo sistémico y la violencia policial necesitamos una estrategia de liberación. Una estrategia que luche por abolir tanto la policía como el sistema capitalista que la policía defiende. Así es como nos liberamos... organizándonos como clase trabajadora.
Como la pandemia del virus coronario nos ha mostrado, los jefes no son esenciales. La clase trabajadora es esencial. Los trabajadores pueden detener los engranajes del capitalismo, pero más que eso, los trabajadores pueden organizar toda la producción y la reproducción y ponerla al servicio de nuestras vidas en lugar de sus ganancias.
Los trabajadores, tanto los sindicalizados como los precarios, podemos organizarnos y luchar contra el racismo en nuestros lugares de trabajo y comunidades y contra la explotación de los patrones. También tenemos que luchar contra la burocracia sindical que se niega a movilizar nuestras filas para proteger nuestros empleos y defendernos contra el ajuste impuesto por los partidos demócrata y republicano.
Nosotros, la clase obrera y los oprimidos, necesitamos un partido político independiente de los capitalistas e imperialistas, sin policías, patrones o supremacistas en sus filas. Debemos organizarnos políticamente en las calles y en los lugares de trabajo y construir un partido que represente nuestros intereses.
Construir un partido revolucionario en la mayor potencia imperialista del mundo es un enorme desafío pero tendría consecuencias históricas. Este desafío es inseparable de la construcción de un partido internacional de la clase obrera, que para nosotros es la Cuarta Internacional. Así es como Trotsky y los trotskistas americanos del Socialist Workers Party original entendieron su tarea a finales de los años 30. Nuestra organización, la Fracción Trotskista y la red internacional La Izquierda Diario, presente en 14 países, asume este desafío internacionalista. Reivindicamos a León Trotsky que estableció la estrategia básica para derrocar al capitalismo y construir el socialismo a escala mundial. Queremos invitar a todos los jóvenes que están en las calles, a los socialistas, a los activistas negros y latinos que luchan contra la brutalidad policial, a los trabajadores que se levantan contra la opresión capitalista, a reconstruir con nosotros la Cuarta Internacional.
El racismo en cualquiera de sus formas es enemigo de la clase obrera. Y los policías racistas violentos son un componente clave de la explotación capitalista. Debemos destruir el racismo y abolir la policía con la solidaridad y la militancia obrera internacional. Continuamos la lucha de los revolucionarios que nos precedieron, para construir un futuro socialista. Así que que los capitalistas tiemblen, porque deben tener miedo, No nos conformaremos con nada menos que la desaparición del supremacismo, la policía, el capitalismo y el imperialismo. ¡Por un movimiento obrero internacional de los oprimidos, por la revolución socialista!
Como dijo Karl Marx en el Manifiesto Comunista, y la Revolucionaria negra Assata Shakur escribió en su defensa, "No tenemos nada que perder más que nuestras cadenas. Tenemos un mundo que ganar".