En Paraná el sueño de la seguridad esta casi resuelto, no solo para los vecinos de los barrios más pudientes, sino además para la venida de los presidentes a la cumbre del MERCOSUR. La ciudad se esta preparando con cada vez mas policías en las calles y mas persecuciones a la juventud.
Martes 11 de noviembre de 2014
Esta ciudad no esta dormida soñando, sino viviendo despierta la pesadilla de lo que augura un presidenciable a cargo del ejecutivo local hace 8 años.
Nuestra cotidianidad expresa la inseguridad que vive el pueblo trabajador.
“Hay un total de 9 mil motos secuestradas en toda la provincia, de las cuales, 4 mil son de Paraná”, detalló el comisario Gustavo Maslein, director de Seguridad Vial de la Policía de Entre Ríos, y luego añadió que “del total, solamente son retiradas entre un 25 y 30 por ciento. El resto siguen en el depósito”. Ante los altos costos de los colectivos y taxis, la salida para poder llegar al trabajo precario a tiempo y ganarle 30 minutos de espera de colectivo es yendo en moto. El costo de tener los papeles al día, es superior al costo de la misma moto. Esta “política vial”, apunta a nuestras necesidades.
No se ven esos operativos a las 4x4 que andan por las calles paranaenses, muchas compradas con sangre de los trabajadores rurales por la soja, o por lavar negocios turbios.
Esta semana un joven de 16 años, a quien lo llevo su amigo en moto al Parque Berduc a su clase de educación física, fue detenido con la excusa de no tener casco, lo levantaron, lo apretaron, lo detuvieron ilegalmente, lo amenazaron, lo llevaron a minoridad y su familia estuvo deambulando sin respuesta un largo tiempo. Ante semejante persecución, la respuesta es que la detención fue legal porque no tenia casco.
La policía apostada en cada cuadra, andando amenazante en los barrios con sus grandes armas, buscando sus presas: jóvenes que por salir a caminar, a divertirse, a estudiar, sienten ya la costumbre de ser parados, retenidos, palpados, detenidos, golpeados y torturados, en pos de la seguridad. Docentes que ven como la policía entra a las escuelas, como si fuera su territorio para perseguir a sus alumnos.
Esa realidad es cotidiana en la ciudad capital a la vera del Río Paraná, esos jóvenes viven esto día a día, sin que nadie diga o haga nada.
Esa maldita policía, que detiene, que maneja las redes de trata, que encubre a los femicidas y golpeadores, que desaparece y tortura jóvenes, esa es la policía que limpia nuestras calles, para que la cumbre sea un éxito y la señora acomodada no se queje de los pobres.
El giro a la derecha del modelo K aquí ya se esta aplicando hace mucho tiempo aquí. Eso es lo que se espera y más.
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