Estudiar y trabajar en tiempos de ajuste, de FMI y de políticos burgueses jugando con nuestro futuro. Un relato en primera persona. El presente precarizado y la lucha por construir nuestro propio destino.
Miércoles 3 de abril de 2019 22:36
Es lunes, arranca mi semana laboral, sumado a que vuelvo a cursar en la facultad. Salgo de mi casa en bici y hago unas treinta cuadras hasta llegar a la estación de tren para ir a laburar. Llego dos minutos antes de que el tren salga, porque si lo pierdo tengo que esperar media hora al próximo y no puedo llegar tarde.
Llego agitada y transpirada, con la bicicleta desinflada. Las treinta cuadras se hicieron interminables.
Un pibe me ayuda a cargar la bici al furgón, que está lleno de otras bicis que, en su mayoría, son usadas por las y los jóvenes para ahorrarse parte del viaje.
El pibe me dice “no das más, imposible tomarse un bondi ¿no?”. Yo le respondo que tengo que elegir entre el bondi o pagar el comedor universitario.
Me cuenta que se llama Matías, que tiene veinte años y que labura en una fábrica en Avellaneda. Tercerizado. Que estudia para profesor en un terciario y que él tiene “suerte” de poder bancarse los apuntes, el trasporte y la comida.
Matías me comenta que su hermano no corre su misma “suerte”, ya que hace unos meses le agarró un Accidente Cerebro Vascular, un ACV, por vivir a las corridas, como vivimos nosotros. Por laburar, cursar y tener que elegir entre el bondi o el comedor universitario.
Lo escucho y le respondo que sí, que es una mierda, que nos hacen creer que nos tenemos que conformar o pensar que es “suerte” poder comer todos los días y estudiar.
Pasan unos minutos. Lo perdí de vista. El odio de clase me invade el cuerpo.
Odio contra la casta de burgueses que se la lleva en pala mientras vos pensás que comer todos los días es suerte.
Odio contra el ajuste que aumenta al compás del acuerdo del Gobierno con el FMI.
Odio cuando la falsa oposición nos dice que tenemos que esperar a votar el gran frente antimacri donde entran todos los sapos que aplican el ajuste en las provincias.
Odio contra los que obligan a parir a nenas violadas, contra los que tienen acuerdos con el papa que nos llama nazis por pelear con nuestros derechos.
Odio contra los que no romperán con el FMI y nos seguirán hipotecando el futuro a los más jóvenes.
Este miserable orden político capitalista desde siempre viene descargando sus miserias sobre la espalda de los más jóvenes. En los años de kirchnerismo la precarización laboral juvenil rondaba el 60 %, como ahora con Macri y Vidal.
Las y los jóvenes desocupados que no pueden estudiar superan el 20 %. Entre ellos, las mujeres somos la amplia mayoría, con un 71 % de mujeres que se ven obligadas a realizar tareas domésticas, algo que el sistema no reconoce ni remunera. A su vez los abusos de poder y violencia de género siguen siendo moneda corriente para nosotras.
Una perspectiva anticapitalista
Los datos hablan por sí solos y nos muestran que el capitalismo es un sistema de miseria irracional que utiliza a las generaciones más jóvenes para explotar nuestra fuerza, energía y creatividad como material descartable.
Tenemos que pelear por nuestro derecho al tiempo libre, al ocio. El PTS en el Frente de Izquierda pelea por un gobierno de los trabajadores, que ponga la ciencia y la técnica al servicio de las grandes mayorías populares y no de las ganancias de unos pocos, que permita reducir la jornada laboral a seis horas, cinco días a la semana con un salario igual a la canasta familar y terminar con la desocupación y el trabajo en negro.
Por eso la Juventud del PTS lanza una gran campaña de denuncia contra la precarización laboral que sufrimos los jóvenes. Porque no nos vamos a resignar. Porque somos una generación que no le debe nada a ningún gobierno. Porque vamos a pelear hasta conquistar una vida que merezca ser vivida.
Para ello ponemos todos los recursos disponibles, legisladores, abogados, agrupaciones sindicales y estudiantiles, La Izquierda Diario, con la perspectiva de lograr un gobierno de los trabajadores y el pueblo basado en su propia autoorganizacion.