La política del kirchnerismo en la provincia es clara: para los pobres desalojo, para los countries que deben millones en impuestos, la regularización. Las maniobras de los funcionarios no engañan a los que ya están privados de todo, y continúa firme la lucha por tierra para vivir.
Walter "Pata" Moretti @patamoretti
Miércoles 4 de noviembre de 2020 00:00
La emblemática recuperación de tierras de Guernica y las más de 80 ocupaciones de terrenos judicializadas en la Provincia de Buenos Aires han puesto nuevamente sobre el tapete el problema de la tierra y la vivienda para un amplio sector trabajadoras, trabajadores y sectores empobrecidos.
Este gran problema estructural de un país capitalista, atrasado y dependiente se expresa crudamente en el Gran Buenos Aires, donde vive el 70 % de los habitantes de la provincia en solo el 1,8 % del territorio total.
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Ese escaso territorio se vio invadido en las últimas décadas por cientos de barrios privados, countries o clubes de campo que se transformaron en verdaderos “guetos de la riqueza”; ocupan miles de hectáreas para albergar una reducida cantidad de habitantes que en muchos casos han usurpado tierras fiscales a través de grandes negociados durante las casi tres décadas de gobiernos peronistas, negociados que continuaron durante el gobierno de María Eugenia Vidal. La mitad no están regularizados y tienen deudas de impuestos millonarias. A estos verdaderos usurpadores el gobernador Axel Kicillof les otorga ventajas para “regularizar” dicha estafa. Una desigualdad obscena que salió a la luz en Guernica. La proliferación de los distintos tipos de “enclaves cerrados” no llegaron para extender la estructura urbana actual sino todo lo contrario: concentran una parte del suelo urbano mientras miles no tienen dónde vivir.
La cuestión de la tierra para que puedan vivir cientos de miles de bonaerenses no es nada nuevo y reaparece, cada vez con mayor dimensión, en cada gran crisis económica del país, golpeando de lleno en su principal concentración urbana. Las mal llamadas “villas miserias” comenzaron a instalarse luego de la Gran Crisis del ‘30, y una de las primeras tomas de tierras importante se produjo bajo la propia dictadura militar y su implementación del primer saqueo nacional comandado por el FMI. Existieron también en los años 80 y 90 y hoy reaparecen de manera potenciada, como parte de la crisis económica que se arrastra desde finales del gobierno de CFK. Ésta se profundizó con Mauricio Macri y se potenció con la pandemia, cuando millones de trabajadores fueron empujados a la desocupación, la pérdida de salarios y de los ingresos diarios para subsistir, especialmente entre los sectores jóvenes precarizados o cuentapropistas. Esta situación empujó a un mayor y desesperante hacinamiento y a la imposibilidad de pagar un alquiler, como se vio en Guernica, donde gran parte de las 1400 familias que permanecieron hasta el final están integradas por jóvenes con hijos de corta edad.
El desarrollo de la crisis y la gran concentración de la tierra que se desarrolló en las últimas décadas va a seguir azuzando el problema del acceso a la tierra para un amplio sector de la clase trabajadora y los desposeídos de la más mínima y elemental propiedad privada, y por lo tanto seguramente dará lugar a nuevas acciones para acceder a una parcela de tierra para vivir. Vecinos de Guernica debaten cómo continuar la lucha y llevan adelante movilizaciones y una gran campaña de solidaridad. La profundidad de la crisis actual también explica que, a diferencia crucial con las grandes tomas de tierra de las décadas anteriores donde se imponía un mayor control, el estrangulamiento y el usufructo del peronismo y de la Iglesia, en Guernica comenzó a florecer la acción directa de los vecinos y se abre la posibilidad de una mayor fusión de los activistas con la izquierda. A esto es a lo que verdaderamente le temen el gobierno kirchnerista y el aparato del peronismo bonaerense. El lunes se movilizaron a la Municipalidad de Presidente Perón y este miércoles lo harán a la Gobernación.
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Por su parte la recuperación de tierras de Los Hornos, populoso barrio a las afueras de La Plata, sigue creciendo y Kicillof junto al Intendente de Juntos por el Cambio Julio Garro, ya discute el desalojo. Kicillof al servicio del intendente vidalista. Como en Guernica, el gobernador “progresista” cede a la derecha. Escenas como las del ministro Berni montado a su helicóptero junto a periodistas de TN serán cada vez más frecuentes en esta dinámica.
¿En Los Hornos preparan la “receta Guernica”?
A diferencia de Guernica, donde ejecutaron el desalojo en nombre de defender la propiedad privada de una empresa creada por ex funcionarios y amigos de la dictadura militar y cuya acreditación está “floja de papeles”, el predio ocupado en Los Hornos es propiedad estatal y entonces el argumento para justificar el futuro desalojo tendría un cariz “humanitario” (ponele): proteger a los ocupantes del peligro de asentarse en una zona inundable. Un nuevo engaño en la larga lista de falsedades vertidas por el gobierno en los últimos días para e encubrir la represión y los desalojos. En lugar de planear el desalojo, ¿no sería conveniente dotar al predio con las obras hidráulicas necesarias antes que lleguen el invierno y la época de lluvias? Y hacer lo mismo en los centenares de asentamientos construidos a la vera de ríos y arroyos profundamente contaminados donde nunca llegaron las “preocupaciones humanitarias” de los funcionarios de Vidal y de los distintos gobiernos peronistas, incluido el actual de Kicillof.
Parecería que en Los Hornos el gobierno y la Justicia preparan la misma receta utilizada en Guernica: engaños, mentiras, represión y desalojos. En Escobar, entretanto, el martes un operativo de 500 efectivos desalojó un barrio de casas de material construidas hace 2 años o más, habitadas por trabajadores y trabajadoras que fueron estafados al comprar de buena fe los terrenos. Advirtieron que de no cumplirse lo prometido por el gobierno van a seguir la lucha; este desalojo también fue hecho a pedido de un desarrollador de barrios privados.
Desalojo en Escobar 03/11/2020
Atrás de las topadoras y los gases se viene otro gran engaño
Después de la represión y el desalojo en Guernica y la oleada de ocupaciones que se vienen desarrollando el gobierno desempolvó de apuro el “Plan Bonaerense de Suelo y Hábitat” con el que supuestamente generaría “suelo urbano y soluciones habitacionales”. El anuncio habla de la generación de 85 mil lotes, entre otras medidas. Una nueva zanahoria mientras mantienen el garrote en la ventana.
Si bien los funcionarios bonaerenses juran y perjuran que dicho plan se viene planificando desde el mes de marzo bajo las órdenes de la ministra de Gobierno Teresa García, en un reportaje radial del lunes 2 el propio gobernador reconoció que aún no tienen terminado ni siquiera un banco de tierras. A su vez un periodista del sitio Letra P escribió que la ministra trabaja en la detección de terrenos. El problema es que los terrenos calificados están lejos de las zonas urbanas, por lo que se deja entender que no contarían con los servicios elementales. El ministro de Desarrollo de la Comunidad Andrés Larroque sigue mostrándose en Guernica haciendo gestión.
Mientras tanto, la única “solución” sería el “Programa de Asistencia Crítica y Habitacional” que otorgaría 3 o 6 cuotas de $ 50 mil para que los sectores más sensibles y vulnerables accedan a una “vida digna”. Miserable. Un metro cuadrado de una autoconstrucción básica se ubicaba antes de la corrida del dólar en unos U$S 200 y 300, y construir una precaria habitación de chapa y madera de 10 m2 sin piso ni instalaciones sanitarias y de agua hoy cuesta alrededor de $ 25 mil. Además, este miserable plan estaría vedado para quienes ocupan terrenos. A ellos y ellas, los que osaron tomar en sus manos la lucha por una tierra para vivir, ni una chapa.
Cuánta razón tuvieron las asambleas de los distintos barrios de la recuperación de tierras de Guernica cuando rechazaron las propuestas del gobierno por considerarlas engañosas y miserables, además de tener anexos secretos que no podían revisar antes de firmar.
Los actuales dichos de los funcionarios revelan que no tenían nada y que todo era un engaño para desorganizar la toma. El justo rechazo de las asambleas a las maniobras y la disposición a continuar la lucha de tierra por tierra fue realmente lo que llevó a Kicillof a romper las negociaciones, y junto con Berni y la Justicia responder directamente con el desalojo.
A pesar de la represión, las topadoras e incendios de las casillas, un amplio sector de vecinos resistió la represión el jueves pasado y ahora realizan nuevas movilizaciones; están dispuestos a seguir la lucha. En Guernica no está dicha la última palabra. Hace falta rodearlos de apoyo y solidaridad para que triunfen. Desde el PTS seguiremos en la primera línea.
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Walter "Pata" Moretti
Junta Interna de ATE - Ministerio de Desarrollo Social PBA