El Tribunal Supremo de Estados Unidos emitió un fallo este jueves en el que termina con lo que en inglés se denomina “positive action”, “discriminación positiva” en español, respecto a las admisiones por raza en las universidades. Como lo hizo antes con el fallo que despenalizaba el aborto, una corte conservadora está atacando uno a uno las conquistas conseguidas con décadas de lucha.
Gloria Grinberg @GloriaGrinberg
Viernes 30 de junio de 2023 09:00
Según la Corte Suprema, Harvard y la Universidad de Carolina del Norte “violaron la Constitución” al utilizar los temas raciales como un factor en el proceso de admisión de estudiantes.
Esta decisión de la Corte anula el precedente histórico que obliga a las instituciones académicas a tener una población estudiantil más diversa, gracias a la cual un sector de la comunidad negra y latina tenía acceso a la educación superior.
En la década del ’60, marcada por la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, algunas universidades incorporaron criterios raciales y étnicos en sus procesos de admisión. Esta medida tenía el objetivo de que exista una mayor proporción de estudiantes negros e hispanos en las universidades, luego de una larga historia segregacionista. A esta medida se la conoció como “discriminación positiva” o “acción afirmativa”.
La Universidad de Carolina del Norte, así como la Universidad de Harvard, dos de las instituciones más antiguas de EE.UU., no se admitía a estudiantes negros hasta el año 1950.
En 1978 , la Corte Suprema llevó a cabo una resolución a partir de la cual las universidades podían considerar en los procesos de admisión a la raza como uno de los tantos factores del solicitante; también estaban incluidos el origen geográfico y familiar, entre otros.
La Acción Afirmativa fue una demanda muy importante en Estados Unidos durante el movimiento que luchó por los derechos civiles de los afroamericanos y por el fin de la segregación racial en las escuelas desde la década de 1950, en adelante.
La sentencia de este jueves, que acaba con esa conquista que fue producto de décadas de lucha, fue escrita por el presidente del alto tribunal, el juez John Roberts, y apoyada por los cinco magistrados conservadores. Las tres juezas que también son parte de la corte, se opusieron.
En el nuevo fallo se puede leer: "Muchas universidades han (...) concluido, erróneamente, que la piedra angular de la identidad de un individuo no son los desafíos superados, las habilidades construidas o las lecciones aprendidas, sino el color de su piel. Nuestra historia constitucional no tolera esa decisión".
La jueza Sonia Sotomayor, que históricamente ha defendido la capacidad de las universidades para considerar la raza en el proceso de admisiones, escribió en su opinión de disentimiento que la decisión de los magistrados conservadores "revierte décadas de precedentes y de importante progreso". Y declaró, "La igualdad de oportunidades en la educación es un requisito previo para conseguir la igualdad racial en nuestra nación".
La jueza afroamericana Ketanji Brown Jackson, al disentir, dijo que "considerar que la raza es irrelevante en la ley no hace que sea así en la vida".
Tras el ataque de la Corte al derecho al aborto hace un año atrás, este nuevo ataque a una conquista histórica como la acción afirmativa, vuelve a mostrar como la Corte Suprema, que no es elegida por nadie, y que en la actualizad tiene mayoría conservadora puede modificar la vida de millones de personas de un día para el otro. Ninguno de estos derechos, ni el aborto ni la acción afirmativa, tenían rango constitucional, es decir que nunca se habían llevado al Congreso por ninguno de los partidos, y habían quedado en manos de la Corte Suprema, que como se demostró ayer pueden acabar con ellos en cualquier momento.
Como era de esperarse, esta sentencia fue muy bien recibida por los republicanos. El ex presidente Donald Trump se apuró a realizar declaraciones en su red social Truth Social, en la que dijo que se trata de "un gran día para Estados Unidos".
Esta decisión de la corte limita el acceso a la educación superior y restringe el acceso a la Universidad, que en Estados Unidos es altamente excluyente. Con la acción afirmativa, al menos un sector de las minorías, que han sido sistemáticamente excluidas de los sistemas educativos de alto nivel, pudieron ingresar a la universidad.
La Corte Suprema de Estados Unidos sigue avanzando contra las mujeres y las minorías, anulando derechos adquiridos, como ya lo hizo el 24 de junio de 2022, al anular el fallo Roe Vs. Wade, que garantizaba el derecho federal al aborto desde 1973, además de otros fallos que continúan en la línea de la políticas más conservadoras, como el fallo contra sindicatos, condenando el derecho a huelga, entre otros.
Esta cruzada conservadora de parte de la mayoría de la Corte Suprema se da en el medio de la pelea hacia las próximas elecciones presidenciales y de una ofensiva de grupos antiderechos, racistas, misóginos y homofóbicos que han venido creciendo bajo el trumpismo y dentro de la carrera de la derecha republicana, con personajes como Ron DeSantis que abona estos ataques.
Al igual que con la pelea por el derecho al aborto, con este fallo queda aún más claro que los derechos que se conquistaron durante décadas de lucha no pueden quedar en manos de una institución como la Corte Suprema y que el lugar para volver a pelear por ellos siguen siendo las calles.