Un tribunal británico rechazó este lunes la extradición a Estados Unidos del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, acusado por ese país de presunto espionaje e intrusión informática, al considerar que sería perjudicial para su salud mental.
Lunes 4 de enero de 2021 09:09
Al emitir su dictamen en la corte penal londinense de Old Bailey, la jueza Vanessa Baraitser consideró "demostrado" que el australiano Julian Assange, de 49 años, presenta riesgo de suicidio y podría quitarse la vida si es procesado en EE. UU., donde probablemente sería retenido en condiciones de confinamiento.
Estados Unidos exige la extradición del fundador de Wikileaks para juzgarlo por haber publicado documentos militares y diplomáticos estadounidenses secretos y lo acusa de cargos de espionaje por lo que podría recibir hasta 175 años de cárcel.
El activista australiano y sus abogados han rechazado los cargos y dicen que el caso tiene motivaciones políticas, y que una extradición y un juicio contra Assange en Estados Unidos supondría un duro revés a la libertad de expresión y el derecho a la información
Sin embargo, la jueza británica rechazó los argumentos de la defensa referidos a la persecución política contra Assange y decidió denegar su extradición solo por motivos de salud.
La decisión de la jueza puede ser recurrida por ambas partes, lo que podría prolongar la larga saga judicial que rodea al periodista y activista australiano.
La Fiscalía británica, en representación de la Justicia estadounidense, ya ha indicado que recurrirá el fallo, por lo que la jueza de primera instancia deberá decidir en breve si deja a Assange en prisión preventiva mientras dura el nuevo proceso legal o si lo pone en libertad.
Los problemas legales de Assange comenzaron en 2010, poco después de que su web WikiLeaks publicase cientos de miles de documentos militares y diplomáticos confidenciales que pusieron a Estados Unidos en más de un aprieto.
Entre ellos figuraba un video en que se veía cómo helicópteros de combate estadounidense disparaban contra civiles en Irak en 2007, matando a una docena de personas en Bagdad, incluidos dos periodistas de la agencia de noticias Reuters.
Assange está recluido en una prisión londinense de alta seguridad desde su detención en abril de 2019 en la Embajada de Ecuador, donde vivió refugiado siete años.
La defensa del australiano, coordinada a nivel internacional por el exjuez español Baltasar Garzón, denunció en el pasado que el presidente estadounidense Donald Trump quería hacer con él un castigo "ejemplar" en su "guerra contra los periodistas de investigación" y que Assange no tendría un juicio justo en Estados Unidos.
Las revelaciones en el portal digital WikiLeaks expusieron crímenes de guerra estadounidenses en Irak y Afganistán, archivos sobre las detenciones extrajudiciales en la prisión de Guantánamo (en la isla de Cuba) y cables diplomáticos que desvelaron abusos de derechos humanos en todo el mundo. Su divulgación mostró solo una parte de los crímenes de guerra de los que no solo Estados Unidos, sino también las principales potencias, hacen uso de forma cotidiana en las guerras que libran o respaldan alrededor del mundo.
Así como Estados Unidos quiere usar a Assange como caso testigo para amedrentar a quienes se atrevan a hacer públicas sus aberraciones, la exigencia de su libertad inmediata y sin cargos, es de primer orden no solo para preservar la libertad de expresión y el derecho de información, sino para la propia defensa de todas y todos aquellos que enfrentan y denuncian cada día las brutalidades imperialistas alrededor del mundo.