El Círculo Polar Ártico es escenario del aumento de las tensiones imperiales y la escalada militarista. La irracionalidad capitalista está destruyendo el planeta.
Martes 26 de julio de 2022 08:38
La cumbre de la OTAN en Madrid, que se celebró entre los días 28 y 30 de junio fue clave para determinar nuevos ejes estratégicos de la organización en la presente década y con la mirada al futuro. Si bien la guerra de Ucrania es el acontecimiento que ha cambiado el enfoque bélico de los países europeos, esa tensión entre Putin y la OTAN no se extiende solo al este de Europa. La adhesión a la OTAN de Suecia y Finlandia, tras décadas de aparente neutralidad, anticipa nuevas tensiones en el Círculo Polar Ártico.
Suecia y Finlandia adhieren a la OTAN
La adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN no es una sorpresa. Las tensiones en el mar Báltico venían sucediéndose en la última década, con eventos como la aparición de submarinos y barcos rusos cercanos a las costas suecas, o las tensiones alrededor de la isla de Gotland, enclave estratégico desde el cual Suecia ha tratado de reforzar su presencia militar. Con Finlandia, las tensiones han llevado a la caída de la neutralidad del país, el corte de suministros eléctricos rusos a Helsinki y ahora el paso hacia la incorporación en la OTAN. A pesar de que la guerra de Ucrania fue desencadenante de la ruptura definitiva con la neutralidad de ambos países, ya había síntomas del rearme en ciernes.
Pero la adhesión a la OTAN no responde únicamente una política defensa frente a una posible amenaza de Rusia, sino que busca justificar el rearme que están llevando a cabo para asegurar sus intereses en el Ártico. En este territorio, Dinamarca y Noruega son los países más interesados en asegurar sus posiciones territoriales septentrionales, que suman Groenlandia, Svalbard y la hegemonía en el Mar Ártico. Suecia y Finlandia, pese a carecer de territorio limítrofe, forman parte del Consejo Ártico y se integran en los ejes de cooperación que comparten con los otros países nórdicos. La adhesión a la OTAN supone además contar con las unidades militares suecas y finesas para los objetivos de la organización en esa área de influencia.
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Tensiones polares
En el Círculo Polar Ártico, a medida que se descongela el hielo, comienzan a calentarse las fricciones inevitables en el escenario más extenso de tensión directa entre la OTAN y Rusia, algo que seguramente irá en aumento con la incorporación de nuevos socios a la alianza atlántica implicados en dicho escenario.
El principal socio de la OTAN, EEUU, comienza a tomar posiciones frente a Rusia. A 1500 kilómetros del Polo Norte, en la zona Septentrional de Groenlandia, se encuentra la base aérea norteamericana más al norte del mundo, en territorio danés. Esta se suma a las bases de Keflavik (Islandia) y Vaernes (Noruega) donde opera Washington. Sin embargo, las principales capacidades de EEUU en el Ártico se estructuran entorno a Alaska: sus bases militares, recursos naturales y el control del Estrecho de Bering, clave para el tránsito de mercancías en la ruta norte. La puesta en marcha de flotas en el Atlántico Norte y las recientes maniobras militares con diversos socios de la organización buscan mostrar capacidad de despliegue de fuerzas.
Esta presencia militar exterior de EEUU en el Ártico viene fortalecida sobre todo por Noruega, país con el que firmó hace unos meses un contrato para construir instalaciones militares estadounidenses en 3 aeródromos y una base naval noruegas. El ímpetu de Oslo en mostrarse como aliado importante de la OTAN no se queda allí, puesto que entre marzo y abril se desplegó el Core 22 en territorio noruego: el mayor ejercicio militar de la OTAN en territorio Ártico desde la década de los 80, con más de 30.000 soldados y de 200 aviones de los diversos socios de la alianza. Pero no es el único país nórdico implicado. Suecia y Finlandia ya participaron con anterioridad en los ejercicios militares Trident Juncture en 2018, organizados por EEUU.
Por su parte, países de la OTAN con territorios importantes en el Ártico como Canadá han puesto en marcha un aumento de las capacidades marítimas con la construcción de buques patrulla y la adquisición de vehículos anfibio. Dinamarca por su parte, pretende mantener su soberanía bajo el territorio groenlandés, a sabiendas del rédito económico que puede traer la explotación sistemática de ese territorio y del territorio marítimo al que puede abarcar desde la isla.
Como principal antagonista de todas estas aspiraciones de dominio en el Ártico aparece Rusia. Los intereses de Putin en el Ártico son conocidos. En los últimos años, Rusia ha reclamado el 50% del total de la extensión ártica. Para asegurar estas pretensiones, lleva desde 2013 desplegando y equipando bases militares con misiles supersónicos en puntos clave, aumentando la capacidad de las bases previamente construidas en la URSS. Desde la escalada de tensiones con la UE y la OTAN a raíz de anexión de Crimea en 2014, Moscú estableció un plan estratégico para 2025 que incluía un aumento de las maniobras militares en el territorio ártico y un gasto militar aplicado a mejorar las capacidades militares en la región. En 2018, Rusia desplegó el Vostok-18, un plan de ejercicios militares que desplegó a 300.000 soldados, la mayor maniobra rusa en el Ártico en más de 40 años. Ahora, en el contexto de las sanciones económicas a Rusia a raíz de la invasión de Ucrania, asegurar su dominio sobre un entorno con recursos clave, así como mantener el control de la ruta norte, son objetivos necesarios para el régimen de Putin.
Todos los estados limítrofes al mar Ártico hacen periódicamente reclamaciones sobre el territorio ártico conforme avanza el deshielo y avanzan sus posicionamientos estratégicos. Ante un marco tensionado entre Rusia y los socios de la OTAN, es cuestión de tiempo que se produzcan reclamaciones mutuas, que se declaren ilegítimas entre sí y que se entre en disputa abierta por áreas marítimas o terrestres concretas. La Unión Europea lleva invertidos 1200 millones de euros entre 2007 y 2013 en el desarrollo económico de territorios árticos.
Incluso potencias aparentemente alejadas del Círculo Polar comienzan a extender sus ejes de influencia y a sumarse a las tensiones ya abiertas. China invierte anualmente 60 millones de dólares en investigación polar y contará con un número de rompehielos similares a países árticos como Noruega. La ruta norte comienza a ganar importancia en los planes de Beijing de su “Nueva Ruta de la Seda”, por lo que es de esperar que como está comenzando a ocurrir en Asia o en África, China busque aumentar su presencia militar en el área.
A nivel interno, los pueblos inuit en y las “First Nations” en Canadá y Groenlandia reivindican crecientemente su interés por la independencia, ante el dominio imperialista de Dinamarca y Canadá. El aislamiento al que el gobierno canadiense ha sometido durante décadas a los pueblos originarios y la sistemática explotación de sus recursos, se une a una exclusión social severa y condiciones de pobreza muy superiores al resto de regiones del país. La falta de oportunidades, forzada por las políticas canadienses es además causante de algunas de las mayores tasas de suicidio del mundo. En el caso danés, Groenlandia se mantiene como un territorio semicolonial que, pese a tener un gobierno autónomo, sigue estando bajo la tutela de Copenhague. En este caso, los intereses de autodeterminación del pueblo inuit en Groenlandia son instrumentalizados por otras potencias como EEUU o China, que buscan en Groenlandia establecer sus empresas energéticas para explotar las enormes reservas de recursos naturales diversos como uranio, oro y zinc que se encuentran bajo el hielo. Este interés de EEUU en Groenlandia ya surgió con la cuasi ridícula petición de compra de la isla por Donald Trump a Dinamarca, pero ha ido fraguándose paulatinamente, con contratos económicos que abren el camino a EEUU a la explotación minera en el territorio, como el pactado en 2020 por valor de 11 millones de euros.
Deshielo: problema para el mundo, ¿ventaja para los imperialistas?
El secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg y Pedro Sánchez hicieron hincapié en que uno de los principales temas de la cumbre de la OTAN en Madrid iba a abordar la crisis climática, cómo mitigar sus efectos y cooperar en conjunto. Nada más lejos de la realidad. El interés de la OTAN, de Rusia y de otras potencias como China pasa por el deshielo del Ártico, con el objetivo de aumentar las posibilidades de explotación de los recursos naturales aún vírgenes en su mayor parte, de colonizar aquellos territorios cuyas condiciones climáticas lo hacían extremadamente complicado hasta el momento y de abrir y facilitar el paso comercial del mar Ártico. La apertura del Mar Ártico acortaría significativamente el trayecto entre Asia y Europa, por lo que potencias comerciales como China comienzan a incluir esta ruta dentro de sus planes de expansión y hegemonía comercial.
El número de viajes marítimos en enero de este año rondó los 184 barcos, lo cual supone un aumento del 15% respecto del año anterior. Es importante reseñar que, si bien la mayor parte de barcos que transitaban el Mar Ártico pertenecían a la industria pesquera, este número va en detrimento de los barcos petroleros y de gas. Los números hablan de que un cuarto del total de las reservas de petróleo y gas del planeta se encuentran en esta región. Y los estados comienzan a poner a prueba las estimaciones, con casi 600 proyectos de minería y exploración de gas puestos en marcha, con estimaciones de un crecimiento del 20%. Además, las riquezas del Ártico en otros recursos como tierras raras, se aproximarían en valor al trillón de dólares.
La falta de legislación efectiva en este territorio, hace que la apertura del hielo sea una oportunidad clave para que las potencias capitalistas entren en este nuevo juego contaminante. Con las tensiones en aumento, crecen las tensiones entre los países implicados.
El Ártico se deshiela a un ritmo de un 12% por año (esta es la masa de hielo no recuperada en invierno tras descongelarse parte en verano). En Groenlandia, la pérdida es incluso más preocupante, con más de 5000 gigatoneladas de hielo perdidos en las últimas dos décadas, sin tendencia a revertirse. La subida del nivel del mar con el frenético deshielo de los polos provocará, según estudios, la inundación de poblaciones en todo el mundo, con consecuencias catastróficas para más de 400 millones de personas.
Ante la escalada bélica en el Ártico: activar una salida de emergencia
Estamos ante un escenario de reforzamiento y militarización del Ártico, con un escenario de confrontación cada vez más directa entre la OTAN y Rusia, y con la implicación de otros actores como China. Es decir, que no puede descartarse un choque militar abierto en el futuro. Las aspiraciones de conquista y dominio por parte de las potencias imperialistas hegemónicas y las nuevas potencias emergentes, que pretenden la explotación sistemática de áreas de gran extensión van dejando de lado la apariencia de cooperación y diplomacia que se daba en este escenario.
Para asegurar sus intereses capitalistas, los países imperialistas están reforzando sus gastos militares, preparando nuevas confrontaciones y la expoliación redoblada de los pueblos del mundo. Esto implica la destrucción de ecosistemas claves para la vida en el planeta, poniendo en riesgo la vida de millones de personas y generando consecuencias irreversibles en el medioambiente. Ante este escenario de mayor belicismo, solo la clase obrera y los pueblos oprimidos del mundo entero pueden ofrecer una salida progresiva. Ante la destrucción creciente del Ártico, la agravada crisis climática, la explotación de recursos contaminantes en contra de la voluntad de los pueblos originarios que rodean al Ártico y el escenario de guerra directa entre las mayores potencias del planeta, es urgente para la supervivencia luchar contra sus guerras sin condiciones y por la abolición de este sistema destructor del planeta. Es urgente luchar por una sociedad socialista, donde el conjunto de los trabajadores y trabajadoras podamos decidir sobre nuestro futuro en el planeta de forma racional, terminando con la propiedad privada capitalista.
¡Si el capitalismo destruye el planeta, destruyamos el capitalismo!
Fuentes:
Estrada, G. (2020). Cambio climático y aproximación de las potencias al Ártico.
Meadway, J. (24 de Mayo de 2022). The next world war could be over the Artic. Novara Media.
Sánchez, I. G. (2015). El Ártico: ¿vieja o nueva política?
University, N. (2022). NRS Shipping Traffic-Activities in January 2022.