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Red Internacional
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Escenario Bonaerense. La Provincia de Buenos Aires entre el descontento, la inflación y la rosca veraniega

Hay dos agendas claras en la provincia: la Costa Atlántica es el escenario elegido por Kicillof, Grindetti, Milei y otros que buscan visibilidad en un año electoral, capeando la crisis de las dos grandes coaliciones políticas que se profundiza día a día. Mientras tanto, la inflación no da tregua en los hogares bonaerenses, y trabajadores pelean por sus derechos, irrumpiendo por abajo en una escena donde no solo existen las olas y el viento.

Verónica Zaldívar

Verónica Zaldívar @verodivar

Miércoles 1ro de febrero de 2023 10:09

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Mateadas en Gesell, encuentros en bermudas en barcitos cercanos a la playa, fotos con veraneantes y redes sociales pobladas de publicaciones descontracturadas y de las consabidas inauguraciones de obras: así terminó un enero con sabor a campaña electoral para los principales referentes bonaerenses, tanto de Juntos por Cambio como del Frente de Todos, a los que se sumó también Javier Milei.

Uno de los más omnipresentes es el gobernador Axel Kicillof, quien reestrenó en Villa Gesell sus mateadas, rememorando las del “Hay 2019” durante el gobierno de Macri y Vidal, cuando eran la “actividad de resistencia” a la que convocaba el peronismo frente a las medidas antipopulares del macrismo -imposibles de derrotar a fuerza de termo y bombilla-. El gobernador estrenó una cuenta de Tik Tok, donde viene probando una forma de comunicar con un tono que contrasta con su usual formalidad. Esa informalidad es un recurso que también vienen probando otros, como el intendente de Lanús Néstor Grindetti, de gira por la costa mostrándose como candidateable para desbancar al peronismo en la PBA. Además de otros postulantes de su mismo partido, compite en este inicio del año con las pretensiones de sus socios de coalición: hace 10 días el presidente del radicalismo bonaerense Maximiliano Abad hizo un acto -con presencia de gran parte de la dirigencia y legisladores del distrito- con bastante tufillo electoral.

Algunos integrantes del gabinete de Kicillof, mientras tanto, prefieren ser parte del “operativo clamor” con Cristina Fernández de Kirchner en el centro, entre ellos el ministro Andrés Larroque y el jefe de Gabinete Martín Insaurralde, a los que se sumaron varios intendentes que dicen que mientras CFK esté “proscripta” no se puede hablar de ninguna candidatura. Esto parece más destinado a interpelar a los socios del kirchnerismo dentro del Frente de Todos que a los adversarios de Juntos, con quienes vienen protagonizando un verdadero circo mediático con eje en la Corte Suprema y la Justicia, una disputa que nada tiene que ver con las vidas de la mayoría de la población, ocupada en problemas más “mundanos”: de acuerdo al informe n° 237 “Mercado de trabajo. Tasas e indicadores socioeconómicos (EPH)” del Indec, que evaluó la situación en todo el país durante el tercer trimestre de 2022, las zonas con mayor tasa de desocupación fueron las regiones Gran Buenos Aires y Pampeana, a lo que se suma un índice de subocupación mayor aún, es decir que es mayor el número de personas que, aun teniendo trabajo, les resulta insuficiente para costear sus gastos habituales y se ven obligada a buscar otra fuente de dinero.

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Inflación: ¿la imaginación al poder?

Si la inflación es fruto de la imaginación de la gente, como propuso el presidente Alberto Fernández, hay que decir que los bonaerenses brillan por su creatividad, en especial quienes residen en el Conurbano, donde se registran niveles de inflación mayores aún que el promedio del país. Esto quedó constatado por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI), que analiza los precios en 900 comercios de 20 distritos del conurbano bonaerense, y que así comprobó que el rubro más sensible, el de los alimentos, había alcanzado el 101,4% de aumento interanual ya en octubre. El aumento en frutas y verduras fue del 158%, y el kilo de pan que en enero de 2022 se pagaba $120 trepó hasta los $360 pesos en diciembre. El litro de leche pasó de $95 a $210 en el mismo período, el de aceite de $190 a $400, y el azúcar de $90 a $260 por kilo. Para hacer una ensalada de lechuga se pasó de pagar $140 el kilo a $699, y la papa trepó de $60 a $200 en 11 meses. Una dieta equilibrada, con la cantidad suficiente de vegetales frescos, se está convirtiendo cada vez más en un lujo que pocos pueden darse todos los días.

Otro lujo será poder tomar más de un medio de transporte para ir a trabajar, como hacen gran parte de los trabajadores y trabajadoras del AMBA: mientras hay una temprana fiebre de encuestas electorales (muchas de ellas levantando intencionadamente la figura de Milei y escondiendo a los referentes de la izquierda), el próximo aumento del 39% en trenes y colectivos pasa desapercibido en la mayoría de los medios, aumento que incluye el boleto mínimo y que desde marzo seguiría el ritmo de la inflación, con subas todos los meses. Mientras no paran de aumentar los alimentos, el transporte, las tarifas de luz y gas y todo lo básico para la vida, el salario de la mayoría - en un país con record de trabajadores precarizados o subempleados- se mantiene en niveles muy por debajo de la inflación, y por supuesto que no se va a ajustar mensualmente como si lo hacen esos productos y servicios. A casi un año del comienzo de la “guerra contra la inflación” llamada por el presidente Fernández, las claras ganadoras son las empresas que remarcan sus precios, mientras la vida de la mayoría de la población se encarece cada día más.

Esto ocurre en el marco de que la pobreza pasó del 42,4% al 43,1% en el país según el último informe del Observatorio de Deuda Social de la UCA, afectando especialmente a niños, niñas y adolescentes menores de 18 años: más del 60% de ellos es pobre. ¿Dónde vive más de la mitad de los pobres e indigentes del país? Concentrada en el Conurbano bonaerense: otro triste récord que ni decenas de apariciones públicas veraniegas de Kicillof, Fernández y los intendentes pueden ocultar, y que son el efecto de la sumisión al FMI que la gestión de Sergio Massa vino a profundizar.

Descontento social, ataques patronales y resistencia obrera

¿Qué tienen en común las trabajadoras y trabajadores del Hospital Posadas, de Bridgestone, de Megaflex, los colectiveros de las líneas 540 y 553 de Lomas de Zamora, las y los brigadistas de incendios forestales de Campana, los médicos y médicas del SAME de Florencio Varela y quienes trabajan en maestranza en Bahía Blanca?

Se trata de ejemplos de sectores que se organizan y resisten los ataques patronales o salen a reclamar mejoras en sus condiciones laborales, en muchos casos decidiendo en asamblea los pasos a seguir, y mostrando que la parafernalia electoral y la crisis de las coaliciones del FdT y Juntos no son lo único dinámico en la provincia, donde se juega mucho del destino político del país entero. Estas luchas no expresan por ahora una tendencia a la conflictividad más generalizada, en parte por responsabilidad de las burocracias sindicales que sintonizan otro canal y se suben a la rosca electoral, como es el caso de Roberto Baradel de Suteba, que salió pronto a avalar una posible candidatura de Kicillof. El dirigente también busca posicionarse luego de un 2022 donde docentes de la provincia adhirieron en forma masiva a un paro convocado por la oposición dentro del sindicato, en una expresión del malestar en las bases docentes que es espejo del de la comunidad educativa de la cual son parte, con familias que muchas veces cuentan con la escuela también como un lugar donde sus hijos puedan recibir una comida cuando la crisis golpea.

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Esta crisis hace que el gobierno busque recursos resignando incluso cuestiones que a futuro tendrán importantes consecuencias: el gobernador y su séquito celebraron días atrás haber “vencido” a los ambientalistas que venían impidiendo que comience la exploración off shore del Mar Argentino en busca de petróleo, algo que quieren vender como una medida favorable para los bonaerenses pero que es un regalo para empresas como Equinor y Raízen - Shell, que ya se refriegan las manos sabiendo que este gobierno no pondrá un límite al extractivismo sino que lo seguirá alentando, como se viene viendo en el caso del litio y en Vaca Muerta. A esto se suma la entrega de humedales a capitales privados para su explotación, como viene sucediendo en la zona norte del conurbano con gestiones como la de Sergio Massa en Tigre en su momento (continuada por sus sucesores), y que hoy vemos expandirse también en la zona sur, con el ejemplo de Berazategui como uno de los focos de resistencia de vecinos organizados al avance inmobiliario sobre recursos sumamente necesarios para la estabilidad de ambiente.

El malestar que se acrecienta día a día se viene expresando de distintas formas, como se vio en las elecciones de 2021 donde el gobierno perdió votos de sectores de su base social, cuestión que es una gran preocupación para este año, sobre todo en la estratégica Provincia de Buenos Aires. En este comienzo de año se desató una fiebre de encuestas electorales que buscan marcar también la cancha, mientras la crisis en las dos coaliciones mayoritarias de la política argentina intenta ser capitalizada por oportunistas como Javier Milei, que se sube al malestar general con un discurso rabioso contra la casta de la cual es parte, que cala en un sector y sobre todo amenaza quedarse con parte del electorado de Juntos. Tanto las encuestadoras como la mayoría de los medios fogonean este fenómeno de forma intencionada, ocultando (al igual que el FdT y Juntos) que la izquierda viene de fortalecerse no solo a nivel electoral sino también siendo parte de cada fenómeno de organización y lucha, además de organizar desde sus locales y clubes obreros como en el caso del PTS (integrante del FIT-U) a jóvenes precarizados, a quienes pelean por tierra y vivienda, a estudiantes, trabajadoras y trabajadores de distintos sectores que ven en la izquierda la única alternativa realista ante la decadencia de los fuerzas políticas que se siguen disputando las migajas de una torta que nunca podrán probar las grandes mayorías.

Ayer un encuentro del Frente de Todos bonaerense en Merlo, al oeste del Conurbano, intentó mostrar una coalición sólida (excluyendo al presidente Fernández) mientras la rosca continúa su curso, con cada vez menos disimulo. Las ausencias al cónclave fueron varias, y en algunos casos de intendentes de distritos de la estratégica tercera Sección electoral, como Fernando Espinoza de La Matanza, Fernando Gray de Esteban Echeverría, Andrés Watson de Florencio Varela y Juan José Mussi de Berazategui, a los que se sumaron Juan Zavaleta de Hurlingham, Mario Ishii de José C. Paz, Alberto Descalzo de ituzaingó y Fernando Moreira de San Martín. Lograr un acuerdo con los intendentes rumbo a las elecciones es un factor clave para el peronismo, que luego de la renuncia de Cristina Fernández de Kirchner a presentarse como candidata (sea o no esto cierto finalmente) ve crecer aún más su crisis interna, con grietas que buscan emparchar pero son reabiertas por sus propios referentes. Queda un largo año por delante, pero ya desde el inicio se vislumbra una complejidad desde lo económico y lo político que está por verse qué rumbo sigue.