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Trump recargado. La batalla naval y la pelea por el Ártico entre EE. UU. y China

El desarrollo acelerado de la industria naval China implica un sector estratégico en la lucha entre potencias y un área donde Estados Unidos se ha convertido en un poco menos que un paria. Esto sumado al avance de la Ruta de la Seda de Hielo china en el Ártico generan un cóctel explosivo que explica las amenazas de Trump sobre Groenlandia.

Juan Andrés Gallardo

Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1

Lunes 13 de enero 15:32

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A tan solo una semana de la asunción de Trump, un informe pedido por la administración Biden le deja al nuevo presidente un dato para avanzar en su política agresiva sobre un tema sensible como es la batalla por la construcción naval y la pelea por el Artico, que ya quedó plasmada en las insinuaciones de Trump sobre una posible compra de Groenlandia.

Este lunes la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), a cargo de Katherine Tai, presentó los resultados de una investigación que comenzó en abril de 2024 y que implica a la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974 -que permite a Estados Unidos penalizar a países extranjeros que participen en actos que sean "injustificables" o "irrazonables", o que supongan una carga para el comercio estadounidense.

La investigación concluyó que China ha venido avanzando en la industria de construcción naval y marítima para dominar el sector a nivel mundial "utilizando apoyo financiero estatal, barreras para empresas extranjeras, transferencia forzada de tecnología y robo de propiedad intelectual y políticas de adquisiciones" para dar a su industria de construcción naval y marítima una ventaja.

Esto no es algo novedoso, es una práctica que China ha utilizado en ramas industriales clave para un desarrollo acelerado como el que se vió en las últimas décadas. Sin embargo, la industria naval (como la de los microchips), que incluye la construcción de navíos comerciales y militares, implica un sector estratégico en la lucha entre potencias y un área donde Estados Unidos se ha convertido en un poco menos que un paria.

Los datos de la investigación muestran que la participación de China en la industria de construcción naval mundial, que es de 150.000 millones de dólares, se ha expandido desde el 5% que tenía en el año 2000 hasta más del 50% en 2023, mientras que los constructores navales estadounidenses, que alguna vez fueron dominantes, han visto su participación disminuir por debajo del 1%.

En Estados Unidos, hoy quedan solo 20 astilleros públicos y privados, frente a los más de 300 que había a principios de los años 1980. Los expertos afirman que reconstruir la industria naval y marítima de Estados Unidos llevará décadas y costará decenas de miles de millones de dólares. El propio Trump sugirió que Estados Unidos podría tener que recurrir a aliados para construir los buques de guerra necesarios para el ejército estadounidense. De hecho Corea del Sur y Japón son los que se encuentran en segundo y tercer lugar luego de China.

Trump ya utilizó el mismo estatuto de la Sección 301 para imponer aranceles a cientos de miles de millones de dólares en importaciones chinas durante su primer mandato, aranceles que fueron mantenidos e incluso ampliados bajo la administración Biden.

Este nuevo informe le permitirá a Trump poder tener a mano un "causa justa" para avanzar en la amenaza de nuevos aranceles, como los presentados en campaña, cuando dijo que aplicaría tasas de hasta 60% a la importación de determinados productos, aunque existen muchas dudas sobre la viabilidad de una medida así, lo que implicaría un salto inflacionario sobre productos básicos y manufacturados dentro de Estados Unidos. Pero la industria naval no es lo mismo, e implica una amenaza directa a su seguridad en el marco de la decadencia hegemónica estadounidense.

Por eso el nuevo asesor de seguridad nacional de Trump, Mike Waltz, también ha estado involucrado en la redacción acelerada de un proyecto de ley bipartidista con el senador demócrata Mark Kelly para revitalizar la industria de construcción naval de Estados Unidos antes de renunciar al Congreso.

Parte de esta pelea geopolíitca es la lucha por el Ártico, que Trump volvió a desplegar la semana pasada al sugerir que pretendía comprar Groenlandia y que no descartaba una acción militar para hacerse de ese territorio estratégico.

La Ruta de la Seda de Hielo

China le viene sacando a Estados Unidos una ventaja incomparable sobre el Ártico y tiene su propia política estratégica sobre la región. La Ruta del Mar del Norte, también conocida como la Ruta de la Seda de Hielo, viene siendo construida por China, con ayuda de Rusia, hace años.

En enero de 2018, el gobierno chino publicó la "Política ártica de China", en la que describía su plan para "utilizar los recursos del Ártico" y "Participar activamente en la gobernanza del Ártico y la cooperación internacional". Entre los puntos centrales se encuentran: 1) La participación de China en el desarrollo de las rutas marítimas del Ártico; 2) Participar en la exploración y explotación de petróleo, gas, minerales y otros recursos no vivos; 3) Participar en la conservación y utilización de la pesca y otros recursos vivos; 4) Participación en el desarrollo de recursos turísticos.

En el apartado sobre la "Participación activa en la gobernanza del Ártico", señala que "China defiende el actual sistema de gobernanza del Ártico con la Carta de las Naciones Unidas y la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar como núcleo, desempeña un papel constructivo en la elaboración, interpretación, aplicación y desarrollo de normas internacionales relativas al Ártico y salvaguarda los intereses comunes de todas las naciones y de la comunidad internacional". Es decir, mientras Trump amenaza con acciones militares para hacerse de Groenlandia, China se ubica como una potencia hegemónica para "salvaguardar los intereses comunes", al mismo tiempo que avanza en el desarrollo de una flota marítima como para convertirse en una afrenta para Estados Unidos.

Como señala Yong Jian en Asia Times "En los últimos siete años, China ha logrado avances significativos en la implementación de sus políticas en el Ártico. Por ejemplo, en la segunda mitad de 2023, NewNew Shipping Line, una empresa china que se ha asociado con Rusia, completó siete viajes en portacontenedores entre Asia y Europa a través del océano Ártico. En julio pasado, inauguró una nueva ruta ártica que conecta Shanghái con San Petersburgo".

Esta ruta puede acortar hasta en un tercio la ruta tradicional a través del estrecho de Malaca y el canal de Suez para llegar de Asia a Europa, y es de importancia estratégica para China.

El estrecho de Malaca, entre Malasia y la isla indonesia de Sumatra, es el principal canal de transporte marítimo entre el océano Pacífico y el Índico. Por allí pasa aproximadamente una cuarta parte del comercio mundial de mercancías como el petróleo y manufacturas chinas. Alrededor de una cuarta parte del total de petróleo transportado por mar pasa a través del estrecho, principalmente de los proveedores del golfo Pérsico a los mercados asiáticos como China, Japón y Corea del Sur.

Es decir que si Estados Unidos intentara bloquear el estrecho de Malaca por medios militares, el suministro de petróleo de China se enfrentaría inmediatamente a un grave problema. Es por esto que el desarrollo de la Ruta del Mar del Norte no sólo sirve para ahorrar tiempo y costos, sino, lo que es más importante, para abrir otra vía que garantice el suministro energético de China.

La adquisición de Groenlandia por parte de EEUU, que por ahora solo está en la retórica trumpista, puede ayudar al imperialismo estadounidense a retrasar los planes de China en la región y hacer mucho más costosa la navegación en esas aguas por el aumento desmesurado que implicarían los seguros de transporte marítimo en una zona que se consideraría de guerra.

Las brabuconadas de Trump tienen el trasfondo del declive hegemónico del principal imperialismo mundial. En un mundo que ha ampliado sus tendencias guerreristas, donde las principales potencias aumentan sus presupuestos militares, una política más agresiva de parte del nuevo presidente estdounidense no puede más que echar leña al fuego de la caldera mundial.

Imagen: The Wall Street Journal
Imagen: The Wall Street Journal

Juan Andrés Gallardo

Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario

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