Opinión. La crisis interna del peronismo y la apuesta de la izquierda al protagonismo de los trabajadores

Venimos de un “fin de semana largo” de internas peronistas a cielo abierto. Del viernes al lunes, volvieron los golpes dentro de la coalición de Gobierno. Más allá de las frases picantes que trascienden los medios: ¿cuál es el trasfondo de las peleas en el peronismo?

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Repasemos un poco.

El pase entre Cristina y Máximo

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner volvió con todo clamor. En el acto del viernes en la UOM, se mostró como garante de dos propósitos: un proyecto peronista de unidad hacia el 2023, y la primacía de las condiciones que impone el FMI sobre la política argentina.

Apoyada en la conducción de Abel Furlán, el mensaje fue recuperar el "protagonismo político" que supieron tener los metalúrgicos (antes de Antonio Caló). El convite, CFK, lo extendió a todos los gremios. Habló de una mesa con sillas para los partidos políticos, los sindicatos y las corporaciones empresarias, donde buscar un "consenso económico"; con el omnipresente FMI sentado a la punta del banquete.

¿Qué rol le asignan al protagonismo de los trabajadores? El de la vieja estrategia peronista de "consenso": entre los intereses del pueblo trabajador y la sed de ganancias y de destrucción de derechos que inspira al gran empresariado con negocios en el país.

No hay que remontarse mucho para ver las consecuencias de preferir el "consenso" a enfrentar abiertamente a las patronales. Los empresarios le robaron 70 mil millones de dólares a los bolsillos de los asalariados, desde el mandato de Mauricio Macri, hasta el actual gobierno del Frente de Todos. Desigualdad que cosecharon a la par de un aumento en la precarización laboral.

El laboratorio discursivo del kirchnerismo consiste en borrar del mapa su participación en los destinos del país, desde el año 2015. CFK lo eligió a Alberto Fernández porque, según dijo, era lo que había que hacer en su momento y porque el propio peronismo le dio la espalda a ella en 2019. La épica ensayada sería la resurrección de la década ganada.

Al día siguiente, en el Congreso del PJ bonaerense, Máximo Kircher continuó amasando el mismo relato. En la división de tareas, le tocó a su hijo tirar los dardos de la interna. Llamó "aventurero" al presidente Alberto Fernández, como diciendo: este señor se cortó solo, nosotros no tenemos nada ver. Y también: córrase del camino que ya hizo suficiente.

Pero los votos para la aprobación del Presupuesto de ajuste 2023, los pusieron Todos. Y a Sergio Massa, el nuevo ministro del FMI, lo bancan Todos también.

Con PASO cambiado

La continuidad del ajuste y el empobrecimiento constante de la vida -entre el mandato de la oposición de derecha y el del peronismo- explica mucho de la crisis de representatividad y el hastío del pueblo frente a la política del régimen.

El periodista de derecha Carlos Pagni, viene repitiendo una frase que surgió de un focus group y que ilustra la situación: La política es un circo sin espectadores. Vale para las dos coaliciones mayoritarias.

Con la legitimidad popular retaceada: las grandes coaliciones políticas se parten en intereses fraccionales hacia una carrera presidencial sinuosa e incierta. Juntos por el Cambio tampoco tiene la vaca atada y la competencia entre halcones y palomas está desatada.

El intento del kirchnerismo y los gobernadores peronistas de quitar las elecciones PASO del medio, para resolver sus disputas a puertas cerradas, fracasó por la obstinación de Alberto Fernández que insiste en la reelección. Y porque quemaron la última carta, que era seducir el voto de los liberales de Javier Milei en el Congreso. El proyecto para anular las primarias fue retirado a pocos días de haber sido presentado por los diputados riojanos.

La defensa del hombre de Olivos

El presidente que retrocedía en chancletas cada vez que le subía un poco el tono a sus discursos contra los empresarios; pasó a ser el presidente meme de los discursos desafortunados; y luego, el hombre que vive en la quinta de Olivos, atrincherado en el crédito de mandato que aún le queda por constitución.

Pero el pacto electoral comenzó a romperse en las elecciones legislativas del 2021 y las encuestas de opinión le dan la espalda. El kirchnerismo busca despegarse para no hundirse con él.

El domingo, el hombre que vive en Olivos dio una entrevista radial donde le contestó a Máximo: yo no soy un aventurero y quien critica a un compañero no es peronista. Cuando le preguntaron si hablaba con la vicepresidenta, respondió un balbuceo maradoniano, que valió como un no.

Aunque no lo llamen por teléfono, el kirchnerismo lo necesita para expiar en él las consecuencias de tres años de políticas antipopulares, y beneficios para las grandes patronales; plasmados en la promesa de continuidad recargada del Presupuesto 2023, que el Gobierno viene pactando con la oposición de derecha. Y también en el negocio de las multinacionales petroleras quela vicepresidenta reivindicó como una salida para el país.

Aníbal Fernández (el ministro represor de la nación Mapuche) les hizo un favor éste lunes cuando dijo que los kirchneristas "no participan del gobierno”. Aunque Axel Kicillof gobierne la provincia de Buenos Aires, junto a Andrés Larroque, a fuerza de desalojos a familias sin techo. Aunque en Diputados y Senadores, pongan los votos para cada ley pactada con el FMI.

Pero no hay que juzgar mal a Alberto Fernández y sus cansinos aires de yo no fui. Él puso la cabeza en el juego de la democracia representativa y la quiere apostar una vez más, frente al defraudado voto popular.

Por ahora, parece que no les queda otra que definirlo en las elecciones PASO. Cristina Fernández de Kircher, anticipó que hará lo que sea necesario para que el peronismo vuvelva a ganar.

La izquierda y el protagonismo de los trabajadores

La muy buena elección del Frente de Izquierda Unidad en 2021, que conquistó cuatro bancas al servicio de la lucha contra el ajuste del FMI y en defensa de los derechos y combates de los trabajadores, las mujeres y la juventud: volvió a mostrarse como la pesadilla del establishment capitalista argentino, en una conferencia que dio el periodista liberal Carlos Pagni, frente a la bolsa de Comercio de Bueno Aires.

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Los planes de avanzar en reformas antiobreras y antipopulares, continúan firmes para los dueños del país; y esperan en la letra chica del acuerdo de facilidades extendidas que pactó el Gobierno con el FMI y avaló en el Congreso junto a la oposición de derecha.

Pagni les recordó a los representantes del gran capital que la crisis de representatividad de las coaliciones mayoritarias, es un problema para llevar adelante estos planes, como así también mayores ajustes. Y el avance de la izquierda trotskista no solo en las elecciones, si no en el “movimiento obrero y estudiantil”, según planteó, representa el verdadero peligro.

El PTS en el Frente de Izquierda está decidido a enfrentarlos. Busca organizar una gran fuerza social, que se viene expresando en votos, pero que también pisa fuerte en las luchas de trabajadoras y trabajadores, en la pelea por vivienda de los sectores más precarizados, en el movimiento ambientalista, y el de mujeres y diversidades.

Desde el próximo viernes, hasta el domingo, impulsa 100 asambleas abiertas en todo el país, junto a Myriam Bregman, Nicolás Del Caño, Alejandro Vilca y otros referentes , para debatir desde abajo y democráticamente: cómo organizarnos y coordinar todas las luchas en curso, y darle fuerza a un programa político hecho por y para los trabajadores, que busca invertir las prioridades y poner la economía y todos los recursos del país, al servicio de las grandes mayorías, con la movilización revolucionaria de millones.

Ante la crisis de representación del régimen capitalista: es necesario construir una representación propia del pueblo trabajador y pobre, un gran partido socialista que combata la decadencia e impulse la organización democrática desde abajo, para que los trabajadores y trabajadoras sean los verdaderos protagonistas de la historia.

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