La sentencia de Assange pone nuevamente de relieve la persecución del gobierno de los EE. UU. y sus aliados contra el fundador de WikiLeaks, debido a las filtraciones que hizo este portal de las actuaciones del ejército norteamericano en las guerras que desató en Oriente Medio.
Martes 5 de enero de 2021 09:26
Este lunes se conocía la decisión de la jueza británica Vanessa Baraitser en relación a la extradición a Estados Unidos de Julian Assange. Finalmente ha sido rechazada aduciendo un posible peligro de suicidio. La fiscalía inglesa ya ha anunciado su intención de recurrir la sentencia y tratar por otras vías que Assange sea juzgado en territorio estadounidense.
Julian Assange es el fundador del polémico portal de noticias WikiLeaks. Durante años esta web se dedicó a sacar material sensible y clasificado de gobiernos dictatoriales africanos. Sin embargo cuando realmente empezó la persecución sin cuartel contra sus colaboradores y especialmente contra su líder, Assange, fue después de que publicaran filtraciones sobre la actuación del ejército de EEUU en las guerras de Irak y Afganistán. Desde entonces ha sido objeto de distintas tentativas de castigarle por parte de los gobiernos aliados de los estadounidenses y de la propia justicia e inteligencia norteamericana.
Las filtraciones que destaparon el horror de las invasiones norteamericanas
Los materiales publicados por WikiLeaks demostraron como las últimas invasiones militares de EEUU se hicieron mediante el asesinato masivo y el terror de los ejércitos invasores.
La publicación en 2010 de un video en donde se veía como marines americanos acribillaban a más de doce personas desde un helicóptero Apache, incluidos niños y dos fotógrafos de Reuters, generó una enorme indignación contra la barbarie imperialista. Pero este fue solo el principio de toda una batería de documentos, videos y cables diplomáticos que destapó WikiLeaks a partir de ese momento.
Así conocimos que la CIA y el resto de centros de inteligencia de EEUU sabían perfectamente cuál era el saldo de muertos de las dos invasiones. Según cálculos de las propias agencias de este país estimaban que alrededor de 500 mil personas perdieron la vida durante las dos guerras, la inmensa mayoría de ellos civiles.
Al mismo tiempo se levantaron distintas cárceles ilegales por diversas partes del mundo con el objetivo de poder saltarse impunemente cualquier mínima garantía de derechos humanos de los prisioneros de guerra. Las más destacadas fueron Guantánamo en Cuba y Abu Graib en Irak. En ellas miles de personas fueron sometidas a abusos y humillaciones por parte de militares estadounidenses.
Las filtraciones de WikiLeaks destapaba como este sistema ilegal de cárceles funcionaba gracias a la complicidad de y colaboración de países aliados de los EEUU, incluido el Estado español que ofrecía sus instalaciones para que la CIA pudiera trasladar a prisioneros de guerra de Afganistán e Irak y otros países de Oriente Medio.
La brutalidad de los métodos utilizados en estos centros de detención también fue sacada a la luz por WikiLeaks, con el manual de instrucciones que los militares utilizaban en esas instalaciones, que más bien era una guía con las técnicas más avanzadas de tortura. En donde más del 20 por ciento de los detenidos eran totalmente inocentes.
Por último Assange y sus colaboradores publicaron multitud de cables diplomáticos, en donde se ponía en evidencia los entresijos y las relaciones más internas de la diplomacia entre Estados unidos y sus principales aliados. Ahí se reflejaba la actitud lacaya y totalmente subordinada de los gobiernos europeos a los designios de la potencia norteamericana y como estos se someten a los modos autoritarios del “amigo” americano para poder negociar el máximo de tajada posible en las invasiones y saqueo de los países a los que invaden.
La persecución contra Assange y contra la libertad de expresión y de prensa
Estas revelaciones provocaron la furia de los gobiernos estadounidenses, tanto demócratas como republicanos. Y desataron la persecución descarnada en contra de Assange. De esta manera durante todos estos años han fabricado todo tipo de pruebas y acusaciones falsas para poder detener y trasladarle a suelo norteamericano. Sin embargo, Assange logró escapar de la detención refugiándose en la embajada de Ecuador en Londres durante siete años.
Con la llegada al gobierno ecuatoriano de Moreno y su alineamiento abierto con el imperialismo americano fue expulsado de la embajada y arrestado por la policía británica. Además, se descubrió que las dos principales agencias de inteligencia estadounidenses, la NSA y la CIA, habían estado espiando las conversaciones de Assange durante todo este tiempo en la embajada.
El juicio para decidir la extradición ha sido denunciado por diversas organizaciones de derechos humanos. En donde muchas de las garantías más básicas de defensa de Assange han sido vulneradas. Desde su detención por parte de las autoridades inglesas ha sido sometido a un fuerte aislamiento y a prácticas que podrían ser consideradas como tortura psicológica.
Aun así, el juicio no se anuló y todo indicaba que el traslado del fundador de WikiLeaks a los EEUU era una cuestión de mero trámite. En donde con total seguridad iba a ser condenado a cadena perpetua. La enorme presión mediática por la escandalosa situación de Assange parece que ha hecho que se rechace la extradición momentáneamente.
La Fiscalía británica, sin embargo, ya ha anunciado su intención de recurrir la decisión. Según diversos analistas la actual resolución avala gran parte del argumentario del gobierno de EEUU y solo bloquea momentáneamente la extradición debido a problemas de salud de Assange. Por tanto deja la vía libre para que el recurso de la Fiscalía termine prosperando y la extradición se produzca en algún momento si EEUU garantiza unas condiciones adecuadas en relación a la salud del detenido.
Además los argumentos utilizados por la jueza británica sientan un precedente muy grave en contra de la libertad de prensa y el derecho de expresión. De esta manera crean jurisprudencia que facilitarían la persecución por parte de gobiernos y Estados contra periodistas que denuncien los abusos cometidos en futuras guerras y conflictos.
Las autoridades norteamericanas quieren con el caso Assange dar un escarmiento ejemplarizante para cualquiera que ose en denunciar sus políticas imperialistas. Tanto con el fundador de WikiLeaks como con sus dos principales informantes, la soldado Maninng y el ex analista de datos Snowden, la justicia norteamericana ha sido especialmente dura, con sentencias que incluso bajo las reglas de derecho de un país imperialista como Estado Unidos eran excesivas.
Esta dureza y excesos por parte de EEUU y sus aliados imperialistas solo se pueden explicar por la necesidad de dar un golpe sobre la mesa debido a que, aun a pesar de la cantidad de muertos y recursos destinados a las invasiones y guerras en Oriente Medio, EEUU no sale bien posicionado de esos conflictos.
Todo indica que el aumento de las tensiones geopolíticas y entre potencias provocara que estas medidas contra periodistas, luchadores sociales y cualquiera que ponga de relieve la naturaleza antidemocrática del imperialismo sean más frecuentes.
Las filtraciones de WikiLeaks no solo dejaron en evidencia la naturaleza violenta y descarnada con la que EEUU y sus aliados invadieron esos países, sino también la enorme resistencia de las masas, tanto en Irak como en Afganistán, aun deformada por la influencia islamista. Como consecuencia del empantanamiento imperialista en la región y su desestabilización, combinada con la crisis económica, se produjo la irrupción con mayúsculas de la lucha de clases a partir de 2010 con las llamadas primaveras árabes. Aunque estos procesos fueron derrotados o desviados fue esta intervención directa de las clases populares lo que explica que no se produjeran otros Iraks, debido al pánico del imperialismo a desatar revueltas e incluso revoluciones en la zona.
De esta manera con sentencias como la de Assange, el imperialismo se prepara nuevamente no solo para escenarios internacionales con mayores conflictos y posibles guerras, sino también para poder enfrentar la resistencia de las masas populares.