Hace una década, como parte de la llamada Comuna de Oaxaca en México, los principales medios de comunicación eran ocupados por trabajadores, mujeres, estudiantes. ¿Qué dejó aquella experiencia?
Martin Espinoza @martinespi05
Domingo 10 de julio de 2016
Oaxaca ha vuelto a estar conmocionada este año por la lucha de los maestros y su pueblo. La lucha del magisterio contra la Reforma Educativa del gobierno de Enrique Peña Nieto, continúa y se ha extendido nacionalmente. Hace 10 años, la lucha docente abría también paso a lo que se conoció como La Comuna de Oaxaca, que despertó la simpatía de importantes sectores de la población.
Los motores más profundos de aquel proceso revolucionario fueron la pobreza extrema del estado y la miseria en que están sumidos los trabajadores, los indígenas y los campesinos, y la represión implementadas por los sucesivos gobiernos del PRI.
El 14 de junio del 2006, producto del violento desalojo de una concentración de maestros por parte de la policía estatal, se insurreccionaba el magisterio oaxaqueño contra el autoritarismo del gobernador Ulises Ruiz. Los maestros venían llevando adelante una huelga indefinida por demandas sectoriales, con el combativo magisterio de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de trabajadores de la Educación al frente. Junto a los docentes se organizaron varios sindicatos, comunidades campesinas, estudiantes, comerciantes y gente del pueblo, dando lugar a la formación de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), que aglutinó el descontento obrero y popular y estableció un doble poder territorial en pleno corazón de la capital de ese estado, poniendo en pie piquetes en varios puntos estratégicos de la ciudad para defender La Comuna del ataque de las bandas armadas del gobierno, de la ultra derecha empresarial y de los caciques.
Como parte del aquel enorme proceso de autoorganización que repercutió internacionalmente, se dio la toma de los medios por parte de las organizaciones en lucha, destacándose la toma del Canal 9 estatal por parte de las mujeres, el 1º de agosto de 2006.
“Cuando una mujer avanza, no hay hombre que se detenga"
Eso es lo que cantaban las mujeres que protagonizaron una multitudinaria marcha con sus cacerolas el 1 de agosto de 2006 por las calles oaxaqueñas. No imaginaron que serían protagonistas de una experiencia que duraría unos seis meses pero que dejaría su huella hasta el presente. Al caer la noche de ese día, un grupo de mujeres habían ido a pedir un espacio para expresar los reclamos de su lucha ante las mentiras difundidas por los medios de comunicación de masas. Al negárseles el espacio, terminaron tomando las instalaciones de radio 96.9 FM y 680 AM, así como del Canal 9 de televisión; todos medios del Estado.
Ninguna de esas mujeres conocía ni la teoría ni la práctica de los medios de comunicación. Sin embargo, eso no fue impedimento para echar a andar las radios y el canal, y contar al mundo la verdad de lo que ocurría en Oaxaca. Los universitarios ayudaron en las cuestiones técnicas.
Patricia Jiménez, docente e integrante de la toma de Canal 9 cuenta que fue “una situación difícil porque ninguna de nosotras tenía conocimiento sobre los medios de comunicación. Sin embargo, se nombraron comisiones, hicimos una estructura organizativa (…) A las dos compañeras que nos toca la producción nos resultaba complicado porque no sabíamos qué programas implementar. Para el manejo del equipo técnico hubo algunos compañeros que sabían de esto y nos apoyaron, nos enseñaron a manejar el switcher, el master, el audio, las cámaras. Eras cosas que desconocíamos complemente. Incluso la cuestión de la escenografía. De poner la cámara a cuadro, todo eso aprendimos en ese proceso de lucha (…) Primero conseguimos películas, luego vimos que la televisión tenía efectivamente que impactar. Que no era como la radio de poder estar haciendo denuncias y denuncias, sino que se tenía que empezar con el manejo de imagen para precisamente impactar hacia el pueblo. Que no únicamente se quedara en el nivel de denuncia sino que también teníamos que manejar contenidos culturales, contenidos que la televisión en manos del Estado no lo hacía. Por las mañanas pasábamos documentales. A las 3 de la tarde estaba el noticiero de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), a las 5 había un espacio de denuncias de las comunidades y colonias. La cuestión es que ya teníamos una barra programática (…) Ya habíamos agarrado la onda, habíamos encaminado nuestro trabajo y el 21 de agosto llegan los paramilitares. Porque obviamente se estaban dando cuenta, ya estábamos demostrando capacidad organizativa, capacidad para echar a andar la televisión y la radio. Además el rating que tenía Canal 9 superaba al de Televisa y al Azteca”.
En la mañana del 21 de agosto de 2006, ante el ataque de las bandas paraestatales, la ciudad de Oaxaca amaneció con sus 12 radiodifusoras tomadas por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO).
Más tarde, las mujeres que protagonizaron aquella gesta, pusieron en pie la Coordinadora de Mujeres Oaxaqueñas “1 de Agosto” (COMO), en homenaje a la fecha en la que tomaron los medios, cumpliendo un rol fundamental en la lucha. Las mujeres estuvieron a la cabeza de ese proceso en el que los trabajadores, estudiantes y el pueblo en lucha, desplegaron su imaginación y crearon radios, periódicos, páginas de Internet y una cantidad de redes para el flujo de la información que era necesaria contraponer a las falsificaciones del poder.
El profesor universitario y dirigente del Movimiento de Trabajadores Socialistas (MTS) de México, Sergio Moissen, cuenta que "otra experiencia fue la de Radio Universidad, de la Universidad Autónoma Benito Juarez del Estado de Oaxaca. En 2006 la emisora fue también ocupada por el movimiento. Esa radio jugó un papel especial durante la represión de diciembre de ese año del Ejército y la Gendarmería que liquidó La Comuna de Oaxaca. La radio definía ante los millones de radioescuchas cuáles eran los puntos de enfrentamiento entre el gobierno y las barricadas de los comuneros. Por lo tanto, la Radio Universidad tenía también un rol militar porque decía a miles cuál era la barricada que tenía que ser fortalecida por los maestros y los pueblos indígenas de Oaxaca".
El ejemplo de Oaxaca
En mayo de este año, en el marco del paro magisterial en Oaxaca, se llevo adelante la toma de cuatro estaciones de radio y tres televisoras públicas y privadas en Tuxtla Gutiérrez por parte de los maestros. Por cinco horas ocuparon Radio Núcleo y Radio Digital, el Canal 5 y el Sistema Chiapaneco de Radio, Televisión y Cinematografía. El ejemplo de Oaxaca, particularmente el método de la toma de los medios para exigir minutos de aire para contar la lucha, resurge y es el método que la lucha de clases ha instalado.
En la Argentina, la discusión de los medios estuvo en el centro del debate durante la década kirchnerista, especialmente a partir de la Ley de Medios y la disputa con el Grupo Clarín. Hoy, el gobierno macrista intenta avanzar en un nuevo marco legal y reformulando el andamiaje económico y financiero creado alrededor de la denominada pauta oficial, con el que se sostuvieron gran parte de los medios durante el gobierno anterior. El cambio político ha venido acompañado de un fuerte ataque sobre los trabajadores de prensa y de medios, con el caso emblemático del vaciamiento del Grupo 23 por parte de los empresarios kirchneristas Sergio Szpolski y Matías Garfunkel. Ante el abandono patronal de Radio América y Tiempo Argentino, sus trabajadores decidieron autogestionar estos medios, y en el caso del diario directamente constituyéndose en cooperativa. El brutal ataque por parte de una patota del empresario Mariano Martínez Rojas, que se autodefine sin razón como su nuevo propietario, ha reavivado un conflicto en el cual tanto el gobierno anterior como el actual son responsables, mientras sus trabajadores siguen sin recibir respuestas ante una deuda salarial enorme que data de fines del año pasado. “Dueños de nuestras palabras” es el slogan que han elegido los trabajadores de prensa de Tiempo Argentino para definir esta nueva tapa donde las circunstancias los han llevando a la autogestión del medio ante el abandono patronal.
Mientras tanto, el gobierno derechista de Macri buscar abrir paso a los grandes oligopolios de los medios y las telecomunicaciones, no solo nativos como Clarín sino también extranjeros.
Las promesas democratizadoras del gobierno kirchnerista alrededor de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, resultaron ser absolutamente impotentes para satisfacer las justas aspiraciones populares de mayor acceso a los medios de comunicación de masas. Muy por el contrario, la Ley de Medios resultó ser una “fantasía”, mientras un puñado de empresarios cercanos al kirchnerismo vio incrementar exponencialmente sus ingresos alrededor de la pauta oficial, en el marco de la disputa intraburguesa con el Grupo Clarín.
Recuperar una vez más, la experiencia de la Comuna de Oaxaca y la toma de los medios por parte de las organizaciones obreras y populares, resulta de enorme utilidad para debatir una perspectiva de fondo para los medios de comunicación de masas desde el punto de vista de los intereses obreros y populares.
La corta pero profunda experiencia de la Comuna de Oaxaca y, particularmente, la toma de los medios con las mujeres a la vanguardia, plantea una moción programática de categórico realismo a la hora de plantearnos el camino de una verdadera batalla cultural contra los intereses del poder concentrado de las grandes corporaciones. Toda ilusión reformista “por arriba”, se desnuda como falsa, mientras Oaxaca deja claro que solo la movilización de las mujeres, los estudiantes, los trabajadores y el pueblo autoorganizados, puede torcer la voluntad de poder de los capitalistas, su Estado, su casta política de turno y su sistema de medios, en la lucha por la interpretación de los acontecimientos y la verdadera democratización de la palabra.