Este 20 de agosto, cuando se cumplen exactamente 82 años del asesinato de Trotsky por órdenes de Stalin, la Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional (LORCI), publica esta notas y otras en memoria de quien, junto a Lenin, dirigió la mayor revolución en la historia de la humanidad, la Revolución Rusa de 1917.
Sábado 20 de agosto de 2022
Foto: marxist.org
En un contexto en el que se prevé la emergencia de revueltas y estallidos a nivel mundial por las condiciones de inflación, hambrunas, y, crecimiento brutal de las desigualdades sociales, el legado teórico y programático de Trotsky se hace mucho más vigente para dar una salida revolucionaria para estos tiempos en los que se reactualiza la época de "guerras, crisis y revoluciones".
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En el caso boliviano, las lecciones revolucionarias legadas por Trotsky en la lucha contra el fascismo, fueron de enorme importancia para que los y las compañeras de la LOR-CI pudiéramos adoptar una orientación política independiente que permitiera en primer lugar enfrentar el golpismo que se desarrolló luego de las elecciones del 2019 y que culminaron con sendas masacres en el régimen de Jeanine Áñez así como el colaboracionismo que desde el parlamento controlado por el MAS se desplegó hasta las elecciones de octubre del 2020.
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Después del golpe de Estado, se ha abierto un escenario de crisis política que ha puesto de manifiesto la construcción de una tercera alternativa frente a los proyectos burgueses en disputa de la derecha oligárquica y el Movimiento al Socialismo (MAS). Si bien el escenario político se muestra con muy poca lucha de clases, éste es el resultado de las condiciones económicas relativamente favorables con que goza el gobierno para pilotear la crisis mundial, y del control que ejercen las burocracias sindicales afines al gobierno sobre las organizaciones de los trabajadores y las trabajadoras. Ambas medidas han generado, por una parte, que el conjunto de la clase trabajadora en general se encuentra expuesta a despidos y a una creciente precarización laboral, y por otra, la fragmentación y persecución a la clase trabajadora, como lo vemos con los y las trabajadoras aeroportuarios de las ex empresas SABSA y AASANA.
En este escenario en el que posiblemente se empiecen a dar las primeras evidencias de la lucha de clases, se hace urgente recuperar las organizaciones de los trabajadores y las trabajadoras desde la independencia política y de clase, y poner en pie las banderas del trotskismo para construir una herramienta política propia de las y los trabajadores y todos los sectores oprimidos y explotados, para que la crisis la paguen los capitalistas.
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La vida de Trotsky que estuvo ligada a los destinos del movimiento obrero revolucionario y el marxismo, dejó un legado de enseñanzas teóricas, políticas y estratégicas que siguen vigentes en la actualidad. Fue presidente del Soviet de Petrogrado durante la Revolución de 1905, dirigió la revolución triunfante de octubre de 1917 y, para garantizar la victoria de ésta, creó y comandó del Ejército Rojo.
Elaboró la Teoría de la Revolución Permanente, como teoría-programa de la revolución internacional, en la que esbozó que la revolución socialista es en esencia un proceso histórico internacional, contrario a la teoría estalinista del “socialismo en un solo país”. Como parte de esta teoría también sostuvo que “Con respecto a los países de desarrollo burgués retrasado y en particular de los coloniales y semicoloniales, la teoría de la revolución permanente significa que la resolución íntegra y efectiva de sus fines democráticos y de su emancipación nacional tan sólo puede concebirse por medio de la dictadura del proletariado, empuñando éste el poder como caudillo de la nación oprimida y ante todo de sus masas campesinas”. (León Trotsky - La Revolución Permanente).
En 1930 escribió el Programa de Transición, como documento fundacional de la IV Internacional, en el cual reúne una serie de consignas para dotar a la clase trabajadora de una herramienta para la lucha: "Este programa no es un invento nuevo de un hombre. Proviene de la larga experiencia colectiva de los revolucionarios" (...) “Un programa mundial para la revolución socialista”. El programa busca establecer un puente entre la lucha inmediata por las demandas mínimas y democráticas y la lucha por el poder de la clase trabajadora. Estas consignas “transitorias” cumplen un papel fundamental: plantean una respuesta estructural y de fondo para terminar con los padecimientos que impone el capitalismo, consignas como la de escala móvil de salarios y de horas de trabajo, control obrero de la producción, administración obrera directa de toda empresa que cierre, expropiación de grupos determinados de capitalistas, nacionalización de la banca y del comercio exterior, etc. El objetivo es vincular en la lucha política, en la agitación y en la propia acción, las luchas inmediatas con la perspectiva de un gobierno de los trabajadores y las trabajadoras, y el socialismo. Las ideas expuestas por Trotsky en el programa de transición, entendido como un manifiesto programático, pone de manifiesto que la crisis de la humanidad se reduce a la crisis de su dirección revolucionaria: “Las charlatanerías de toda especie según las cuales las condiciones históricas no estarían todavía “maduras” para el socialismo no son sino el producto de la ignorancia o de un engaño consciente. Las condiciones objetivas para la revolución proletaria no solo están maduras sino que han empezado a descomponerse. Sin revolución socialista en un próximo período histórico, la civilización humana está bajo amenaza de ser arrasada por una catástrofe. Todo depende del proletariado, es decir, en primer lugar, de su vanguardia revolucionaria. La crisis histórica de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección revolucionaria”. (León Trotsky - El Programa de Transición).
Luchó contra la deformación burocrática que Stalin infligió a la URSS, organizando la Oposición de Izquierda y más tarde la IV Internacional. Trostky siguió dando muchas batallas teóricas, políticas y prácticas, lo hizo contra el ascenso del nazismo y el fascismo durante la década de 1930, la revolución española, entre numerosos temas. “Nadie, sin excluir a Hitler, ha asestado al socialismo golpes tan mortales como Stalin. Esto no es difícil de sorprender ya que Hitler ataca a las organizaciones de la clase trabajadora desde afuera, mientras que Stalin lo hace desde adentro. Hitler ataca al marxismo. Stalin no solo lo ataca, sino que lo prostituye. Ni un solo principio ha permanecido sin contaminar, ni una sola idea sin mancha. Los mismos nombres de socialismo y comunismo han sido cruelmente comprometidos... El socialismo significa un sistema social puro y limpio que es adaptado al autogobierno de los trabajadores. El régimen de Stalin se basa en una conspiración de los gobernantes contra los gobernados. El socialismo implica un crecimiento ininterrumpido de la igualdad universal. Stalin ha erigido un sistema de privilegios repugnantes. El socialismo tiene como objetivo el florecimiento integral de la personalidad individual. ¿Cuándo y dónde ha sido tan degradada la personalidad del hombre como en la URSS? El socialismo no tendría ningún valor aparte de las relaciones desinteresadas, honestas y humanas entre los seres humanos. El régimen de Stalin ha permeado las relaciones sociales y personales con la mentira, el arribismo y la traición”. (León Trotsky, “El inicio del fin”, Escritos de León Trotsky, 1936-37.)
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Finalmente, como señaló Trotsky en un discurso a pocos días de la fundación de la Cuarta Internacional: “no somos un partido igual a los demás. No ambicionamos solamente tener más afiliados, más periódicos, más dinero, más diputados. Todo eso hace falta, pero no es más que un medio. Nuestro objetivo es la total liberación, material y espiritual, de los trabajadores y de los explotados por medio de la revolución socialista. Si no la hacemos nosotros, nadie la preparará ni la dirigirá. (…) Sólo la IV Internacional mira con confianza el futuro. ¡Es el partido mundial de la revolución socialista! Nunca hubo un objetivo más importante. Sobre cada uno de nosotros cae una tremenda responsabilidad histórica.
El partido nos exige una entrega total y completa. Que los filisteos sigan buscando su individualidad en el vacío; para un revolucionario darse enteramente al partido significa encontrarse. Sí, nuestro partido nos toma por entero. Pero en compensación nos da la mayor de las felicidades, la conciencia de participar en la construcción de un futuro mejor, de llevar sobre nuestras espaldas una partícula del destino de la humanidad y de no vivir en vano.”