El Gobierno de Estados Unidos ha enviado a más de 100 migrantes de nacionalidad venezolana a la base militar de Guantánamo, en Cuba, sin revelar sus identidades. Varios familiares han reconocido a algunos por las fotografías y declaran que no son criminales, su único delito fue migrar. Al momento reina un silencio ensordecedor tanto de Maduro como de María Corina Machado.
La Izquierda Diario Venezuela @LaIzqDiario_VE
Viernes 14 de febrero
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Los nombres de muchos de los inmigrantes enviados a Guantánamo los dio a conocer el medio estadounidense The New York Times, quien obtuvo una lista de 53 personas que el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos ha enviado desde un centro de detención de migrantes de Texas a un edificio penitenciario de la base militar de la bahía de Guantánamo, Cuba. Lejos de familiares y con destino incierto, ya son decenas de venezolanos que están siendo confinados a la base de Guantánamo. Estamos ante una política aberrante atroz por parte de Trump.
Se ha llegado al extremo, que el gobierno estadounidense no ha revelado los nombres de los migrantes como si fuesen ganado, pero los ha descrito como ciudadanos venezolanos sobre los que pesa una orden definitiva de expulsión del país. Al no revelar las identidades, el gobierno ha impedido que sus familiares sepan dónde están recluidos y ha hecho más difíciles los esfuerzos de los abogados que quieren impugnar su detención.
De acuerdo al New York Times, hasta hace poco, los hombres aparecían como retenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos en El Paso. Los aviones de carga estadounidenses empezaron a trasladar a los migrantes a Guantánamo, y la agencia cambió su ubicación a “Florida”. Las operaciones con detenidos en Guantánamo son supervisadas por el Mando Sur de Estados Unidos, que está cerca de Miami, y la base en general es supervisada por el cuartel general de la Marina en Jacksonville, Florida.
La agencia de noticias EFE declaró que contactó a las familias de cuatro de los migrantes que están en la lista que publicó el diario estadounidense, quienes defienden la inocencia de sus seres allegados y denuncian que no se pueden comunicar con ellos desde hace ya varios días. Constató que a tres de ellos los detuvieron tras presentarse a una cita ante las autoridades migratorias en la frontera sur, que consiguieron en la aplicación CBP ONE. El tercero pasó a detención tras cruzar hacia EE.UU. de manera irregular y entregarse a agentes de la Patrulla Fronteriza.
Se ha hecho notorio el caso de Luis Alberto Castillo, venezolano y padre de un hijo, que entró a Estados Unidos el 19 de enero, un día antes de que Donald Trump se convirtiera en presidente por segunda vez. Para el 4 de febrero, Castillo estaba en un avión rumbo a la base naval estadounidense de Guantánamo. En una entrevista que le realizara el NYT a su hermana, Yajaira Castillo, dijo que su hermano no era integrante de ninguna banda, sino un venezolano común y corriente que había salido de su país a causa de la crisis económica.
Casos que echan por tierra las acusaciones de Donald Trump, y para solo mencionar algunos ejemplos, de cómo trabajadores inmigrantes son enviados al aislamiento total en cárceles de máxima seguridad de bases militares en el exterior. Organizaciones humanitarias de Estados Unidos denunciaron que estos migrantes están incomunicados y urgieron garantizar el acceso a la información sobre las condiciones de detención y el debido proceso para los afectados.
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Es de recordar que el 29 de enero, Donald Trump ordenó la construcción de un campo de detención, mejor llamarlo de concentración, en la Base Naval de la Bahía de Guantánamo en Cuba, delineando planes para un sitio fuera del territorio estadounidense donde los inmigrantes atrapados en campaña racista y xenófoba de deportación sean enviados.
La base, situada en el este de Cuba, ya había sido utilizada anteriormente por Estados Unidos para retener a balseros interceptados en el mar cuando intentaban llegar a Estados Unidos. Unos 34.000 haitianos y cubanos capturados en el mar fueron retenidos temporalmente allí durante la década de 1990, no todos al mismo tiempo. La Administración de Donald Trump subrayó el envío de los migrantes -que comenzó el 4 de febrero- como “un ejemplo” de la política de mano dura del presidente estadounidense contra la migración irregular, y la secretaria de Seguridad Nacional (DHS), Kristi Noem, los ha descrito como “lo peor de lo peor”.
Ante esta situación, ni el gobierno de Maduro como tampoco por el lado de la oposición liderada por María Corina Machado han abierto la boca. No es de extrañar, pues públicamente ha revelado el acuerdo con las políticas que lleva adelante el gobierno de Estados Unidos. Tanto Maduro, negociando las deportaciones forzadas, como María Corina con Edmundo González, planteando que se envíen a los migrantes venezolanos a terceros países. Los primeros vuelos con deportados forzosamente por Trump han llegado a Venezuela, producto de los acuerdos tras la visita a Caracas del enviado especial de la Casa Blanca, Richard Grenell.
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El mote de “criminales” fue usado hasta por la propia María Corina Machado en una entrevista en el programa “7 preguntas, 7 periodistas”, cuando se le preguntó por el encuentro de Richard Grenell con Maduro. María Corina declaró que el enviado especial de Estado Unidos le había impuesto a Venezuela que aceptara la llegada de “criminales”. Tal cual la narrativa de Trump, de tratar de criminales a los migrantes venezolanos.
Basta de deportaciones forzadas, basta de tratar de criminales a millares de venezolanos y venezolanas, incluyendo niños, que en función de la miseria que viven en Venezuela salieron en busca de trabajo o nuevas oportunidades de vida. Miseria de la cual es responsable tanto el propio gobierno venezolano, con sus brutales políticas antiobreras, en connivencia con los capitalistas privados, como lo son también los sectores de la derecha como la que encabeza María Corina Machado alentando y apoyando las criminales sanciones del imperialismo estadounidense que cayeron con peso sobre el propio pueblo trabajador. Exijamos para los inmigrantes en Estados Unidos, todos los derechos a residencia, al trabajo y plenos derechos democráticos. Que cesen las deportaciones y de la persecución de los migrantes.