Miles de hondureños se sumaron al paro convocado por maestros y médicos en repudio a la política de privatización de esas áreas por parte del Gobierno de Juan Orlando Hernández.
Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Viernes 31 de mayo de 2019 13:50
El paro convocado por maestros y médicos de Honduras en protesta por las leyes privatizadoras de la educación y la salud se sintió con fuerza desde la mañana de el jueves en varias ciudades del país. Varias de las marchas y cortes de ruta fueron brutalmente reprimidas por la policía, dejando un saldo de unos 25 herido. Las movilizaciones continuaron este viernes generando una fuerte crisis al Gobierno de Juan Orlando Hernandez, que se encuentra además en medio de un escándalo por acusaciones de corrupción y narcotráfico.
Los médicos y y maestros del sector público fueron quienes se pusieron a la cabeza de un llamado a huelga indefinida a nivel nacional que comenzó este jueves, en rechazo a dos iniciativas de ley que buscan transformar la salud y la educación. Este llamado al que se sumaron además jóvenes y estudiantes forzó al Gobierno atener que anunciar un decreto a última hora del jueves que "garantiza la no privatización en ambas áreas". Sin embargo los manifestantes ya no confían en el gobierno y durante la mañana del viernes continuaban en las calles.
El Gobierno asegura que "no habrá privatización, ni despidos, pero es mentira porque (el decreto) está fuera de ley", explicó Karla Irías, una maestra de educación media, a la agencia Efe.
"La sociedad tiene que ser consciente de que nosotros luchamos por algo justo" para el pueblo, señaló Irías, quien indicó además que el Gobierno no tiene voluntad para solucionar el problema.
En Tegucigalpa, el episodio más violento de represión contra los huelguistas se registró frente al Aeropuerto Internacional Toncontín, cuando la Policía lanzó gases lacrimógenos para impedir que manifestantes bloquearan el bulevar que cruza frente a la terminal.
En las protestas participaban maestros y médicos, así como también estudiantes de secundaria y universitarios y algunos sectores de la oposición política, que coreando consignadas como "Fuera JOH" (Juan Orlando Hernández) habían recorrido varios kilómetros hasta marchar por un bulevar de la capital y llegar a las inmediaciones del aeropuerto capitalino.
Frente a la entrada del aeropuerto, un volquete de los manifestantes descargó varios metros cúbicos de tierra para hacer una especie de barricada en uno de los dos carriles del bulevar. Fue en ese momento que la policía atacó con gases lacrimógenos.
La represión policial se repitió en ciudades del norte, occidente, centro, oriente y sur del país.
Este viernes al menos seis carreteras amanecieron bloqueadas y los manifestantes se concentraban en la capital durante el segundo día de huelga.
Las protestas comenzaron hace un mes por parte de los gremios de maestros, médicos y personal de la salud y la educación. Durante ese tiempo los distintos sectores conformaron la Plataforma para la Defensa de la Salud y la Educación para coordinar acciones, y que finalmente convocó a la huelga que inició el jueves.
A la jornada de huelga se sumaron algunos partidos de oposición que piden la renuncia de Hernandez, tras la filtración de documentos desclasificados de la Corte del Distrito Sur de Nueva York que señalan que el presidente y sus más cercanos colaboradores están siendo investigado por la Agencia Anti Drogas de los Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) por suponerlo responsable de actividades de narcotráfico y lavado de dinero a gran escala.
Sin embargo Estados Unidos, que tiene intereses en la región y que estuvo detrás del golpe de Estado de 2009 contra Manuel Zelaya, apoya al Gobierno de Hernandez. Tras el golpe de junio de 2009, Estados Unidos, primero con Obama y ahora con Trump, apoyó todo tipo de arbitrariedades para garantizar gobiernos títeres en el país, que sean funcionales a sus intereses. Así lo hizo ante el reclamo de fraude en las últimas elecciones y lo hace ahora contra las marchas de médicos y docentes ahora.
En un comunicado insólito la Embajada de Estados Unidos instó a los hondureños a que "se abstengan de actos de violencia", como si la violencia no viniera de las fuerzas de represión del Estado enviadas por Hernandez.
En el comunicado también señalan que "Aunque las diferencias de opinión sean grandes, el Gobierno de Honduras, la sociedad civil, el sector privado y el pueblo hondureño pueden lograr a través del diálogo consensos que beneficiarán a todos".
Estados Unidos busca de esta forma instaurar una mesa de diálogo frente a un Gobierno en franco declive y con una oposición callejera cada vez más fuerte, para desviar el proceso en curso.
La oposición política, dirigida por el excandidato presidencial Salvador Nasralla y el propio Manuel Zelaya, se han mostrado impotentes para enfrentar la injerencia abierta de Estados Unidos y también del FMI, que está detrás del proceso de privatizaciones en curso. Lo hicieron tras el propio golpe de 2009 cuando Zelaya evitó enfrentar hasta el final el golpe en las calles, a pesar de las multitudinarias movilizaciones en su apoyo, y luego con el reconocimiento del fraudulento Gobierno de Porfirio Lobo en la OEA, dos años después, por parte de los gobiernos posneoliberales de la región.
El rol que ha venido jugando Estados Unidos muestra que es imposible una salida progresiva para el pueblo hondureño si no se enfrenta resueltamente la injerencia estadounidense y a los organismos que se encargan de aplicarla, como la OEA y el FMI. En estas circunstancias, aceptar nuevamente una mesa de negociación con el Gobierno de Hernandez no podría tener otro objetivo que desviar y debilitar la lucha que los médicos, maestros y estudiantes están dando en las calles.
Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario