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Medicina UBA: sin ESI y con alta precarización laboral

Agustina Mora

Medicina UBA: sin ESI y con alta precarización laboral

Agustina Mora

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De cara a otro Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA relatan sus experiencias y conclusiones acerca del sistema de salud y de educación. Una mirada desde adentro para pensar cómo se pone en pie una juventud que pelee contra la precarización de la vida de miles de mujeres y diversidades sexuales.

En el hall principal de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA la imagen de una virgen cuelga en la pared con sus flores suspendidas llenan un espacio vacío. Colores grises acompañan el ambiente.

Miles de mujeres entran y salen de cursar. Muchas llegan tarde o apuradas porque atravesaron toda la ciudad después de laburar. Otras salen antes porque tienen que cuidar a sus hijos o cumplir con tareas en sus hogares. Ambos. Estudiantes que van al hospital, mientras otros llegan para destinar las últimas horas del día a la docencia.

Una salud para ricos

Wendy, de 26 años, estudiante de Kinesiología y docente de clases particulares cuenta: “a la salud pública la veo cada vez más precarizada, los trabajadores no cobran un buen salario, por lo cual el trabajo tampoco lo pueden realizar bien. No tienen los insumos necesarios, cada vez se están deteriorando más los hospitales, con gente amontonada para pedir un turno. No se ve ningún ingreso de parte de los políticos”. Ornela, de 19 años, estudiante de primer año de Medicina, afirma: “veo para atrás a la salud, como siempre. Es una pena porque no todo el mundo puede acceder a un hospital privado, no todo el mundo tiene una obra social. En ese sentido debería avanzar y ser igual para todos”. La bronca de una salud construida para unos pocos.

“En salud pública hay un recorte acumulado del 35% en términos reales, si lo tomamos entre el 2021 y 2023”. Nicolás del Caño y Myriam Bregman, diputados nacionales del PTS- FITU, denunciaban en la sesión del Congreso para votar el presupuesto 2023, frente al actual ministro de Economía Sergio Massa y con sus grandes aduladores, los diputados de Juntos por el Cambio.

Era noviembre del 2022, sobre Diagonal Norte, camino a Plaza de Mayo, los carteles colgados de los residentes y concurrentes decían: “Basta de ajuste en salud”, “Médico que cobra $250 por hora”, “Esencialmente precarizados”. Una marea blanca, con cientos de mujeres en primera línea, copó las calles.

En ese momento también, estudiantes de la salud con una pancarta blanca recorrieron los pasillos de la Facultad: “Estudiantes y trabajadores por la salud pública. No al ajuste del 19% en el presupuesto a salud. Nosotros estamos en las calles. ¿Y el Centro de Estudiantes (CECIM)? Tendrían que estar acá junto a los trabajadores de la salud”.

Kami, estudiante de Medicina de tercer año, fue parte de estar en las calles junto con los trabajadores de la salud. “A mí me impactó mucho el apoyo de enfermería a los residentes y concurrentes en su lucha. Desde la universidad generan una división entre las distintas carreras, cuando nosotros somos los mismos que después trabajamos juntos en el hospital. El día de mañana, cuando nos toque trabajar, eso será funcional a los intereses de los gobiernos y los empresarios. Nosotros queremos unirnos con nuestros compañeros que son trabajadores también”

Desde En Clave Roja hicimos una campaña para que todos los estudiantes se enteren que los trabajadores de la salud estaban en lucha. La unidad con los estudiantes, una de las claves para aportar a la unidad de las y los trabajadores y lograr romper con la complicidad de las burocracias sindicales, con el gobierno de la ciudad de Larreta y el gobierno nacional de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Los enemigos son los mismos. La burocracia de Médicos Municipales son parte del radicalismo, ala de Lousteau, los mismos que dirigen el CECIM (Nuevo Espacio-Franja Morada), responsables del ajuste de salud y educación que viven los pibes todos los días.

Estudiantes de las facultades de Ciencias Médicas y de Psicología en la marcha de las antorchas, apoyado a los trabajadores residentes y concurrentes (2022)

¿Y dónde está la ESI?

Mientras espera para entrar a cursar, Magalí, de 19 años, estudiante de primer año de Medicina cuenta que “debería agregarse ESI al plan de estudios de la Facultad, porque no tenemos”. Wendy, nos cuenta que en la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA no tuvo Educación Sexual Integral. “En la universidad pública en general no se ven muchos temas referidos a ESI. Yo termine la secundaria en el 2015 y años anteriores lo único que tuve fue un pequeño curso donde no tocaron temas específicos y en la actualidad que se supone que me estoy formando profesionalmente, no me tocaron temas referentes a eso. Es preocupante porque vamos a ser futuros profesionales de la salud”.

En la carrera de Medicina y tecnicaturas como Enfermería y Obstetricia, el plan de estudios está compuesto por materias como Anatomía, Embriología o Fisiología que enseñan la anatomía del cuerpo humano, con una división entre mujer y hombre. Esto excluye el aspecto social de los pacientes, es decir, el conocimiento sobre qué condiciones de trabajo, de vivienda, de salud tienen y cómo conciben su sexualidad. La perspectiva de género y diversidades queda totalmente ausente de la formación de los estudiantes. Se da el contenido de las materias planteadas desde un visión binaria: hombre y mujer pero se excluyen a las personas no binarias, las personas trans o se las patologiza como si tuviesen una enfermedad. Los contenidos tienen temarios como el ciclo menstrual femenino, anticoncepción y embarazo, con una mirada teórica académica, pero no social, que incluya discutir la realidad de las mujeres y las diversidades sexuales. Berenice, de 28 años, estudiante de quinto año de la Unidad Docente Hospitalaria (UDH), quien hace prácticas en el Hospital Posadas, relata cómo fue su educación durante la carrera: “la perspectiva de género no la sentí. Únicamente desde la mirada de otros profesionales docentes y no porque lo dicta el programa de la carrera. No creo que fuera la suficiente para dar la mirada que uno necesita.”

En la Facultad se llevan adelante programas de estudios que tiene una única mirada sobre las enfermedades del paciente, quitando todo pensamiento integral sobre sus condiciones de vida. Muchas enfermedades de transmisión sexual y/o de contagio comunitario son consecuencias de la situación en la que viven los pacientes de forma hacinada, con falta de higiene o acceso a agua potable. Rosario, de 22 años, enfermera y estudiante de Medicina, lo relaciona con enfermedades muy presentes hoy, “un ejemplo claro es la hepatitis A y E que su transmisión está relacionada con la contaminación de agua potable, hacinamiento y población pediátrica.” Hoy el 58% de los niños no tienen ni obra social ni prepaga.

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Kami reflexiona: “Necesitamos aprender aspectos fundamentales, como la necesidad de un campo de látex para los cuidados, alergias que implican métodos alternativos de cuidado, aborto y embarazos no deseados, y los partos respetados no son parte de la formación universitaria de las futuras médicas y médicos. Una visión biologicista de salud, muy limitada para lo que viven miles de niñas, adolescentes, mujeres y diversidades hoy en día en la Argentina. Es necesaria una mirada integral de las personas, que viven, estudian, trabajan en condiciones que son determinantes para la salud”

Otras materias como Patología y Farmacología enseñan enfermedades de transmisión sexual con una perspectiva profundamente conservadora y homofóbica, sin siquiera mencionar las libertades sexuales. Kami continúa problematizando: “La ESI solo queda a la posibilidad de algunos docentes que pudieron formarse fuera de la facultad en ciertas temáticas de género y diversidades o que deciden darle un contenido social, abriendo debates y cuestionamientos a los estudiantes para pensar qué profesionales quieren ser el día de mañana.”

En Argentina, entre 2017 y 2022 hubo 14.424 niñas, niños y adolescentes que fueron víctimas de violencia sexual, según el Programa Nacional Las Víctimas contra las Violencias, del Ministerio de Justicia de la Nación. Según otro informe, en este caso del Ministerio Público Tutelar de la Ciudad de Buenos Aires, entre el 70% y el 80% de niños, niñas y adolescentes de entre 12 y 14 años que se reconocen como víctimas de abuso, lograron hacerlo después de recibir clases de Educación Sexual Integral. La ESI les permitió comprender la importancia del autocuidado, identificar conductas que constituyen abusos y mostrarles la importancia de buscar apoyo en un adulto de confianza.

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El plan de estudios está pensado al servicio de sectores de poder ligados al Estado como la Iglesia. Una ideología que moldea a los estudiantes para una salud con privilegios, clerical, machista y homofóbica. Las autoridades son parte de pensar el contenido académico, con complicidad de las agrupaciones radicales que representan a los antiderechos a nivel nacional. Son los mismos que mantienen alianzas con la Iglesia. Tal así el caso del decano Ignacio Brusco, gran amigo del Papa, que cuando miles de mujeres salimos a las calles y llenamos nuestras facultades con la marea verde por el aborto legal, hizo una campaña reaccionaria contra el aborto y los derechos de las mujeres.

Dr. Luis Ignacio Brusco, decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA, dándole gustoso la mano al Papa Francisco I, líder máximo de la Iglesia Católica - (@IgnacioBrusco)

¿Cómo afecta el trabajo y las tareas de cuidado a las condiciones de cursada?

Caminar por los pasillos y ver colas eternas esperando el ascensor, los que suben por la escalera dando el último empujón del día para llegar a cursar. La cabeza te estalla después de todo un día en el call center o atendiendo clientes en el supermercado. El speech que se repite en loop.

En la espera para entrar a cursar, Sabrina, estudiante de primer año de Medicina, cajera en una confitería nos dice: “Me cuesta mucho, trabajo en una confitería de cajera. Muchas horas, se hace muy cuesta arriba. Ahora estoy en los primeros años, no sé cuándo vaya más adelante si voy a tener que dejar de trabajar porque es lo que se dice, pero se hace difícil”. Ornela, comenta: “Conozco a mucha gente que sí trabaja, lamentablemente es muy complicado distribuir los tiempos. Te cambian los horarios y no podes venir a cursar. Y no podes renunciar a eso, o renuncias o te la bancas, es así porque si no perdés el trabajo”

En Argentina, el 45,1% de las personas ocupadas no están registradas, no tienen estabilidad laboral o tienen un salario por debajo del mínimo vital y móvil. Pero entre las mujeres, esa tasa asciende al 51%. Hasta los 29 años, los índices aumentan y para las mujeres jóvenes la tasa de precarización extrema asciende a 67,5%.

Wendy, que también es madre de un nene de 9 años, cuenta: “Siento que las mujeres mediante la lucha están ganando muchos derechos pero que falta el acompañamiento económico. Una no puede tener un trabajo fijo porque todos los programas y asignaciones se cortan. La verdad que afecta porque no tengo un sueldo fijo, no dependo de nadie más y tengo un hijo. Esto me afecta para estudiar, venir a cursar. Tengo que ir alternando prioridades. Si estudio o cuido a mi hijo, o si estudio o trabajo”.

El ultraderechista Javier Milei, y su compañera de fórmula Victoria Villaruel votaron en contra de la moratoria jubilatoria que nos perjudica no poder jubilarnos a las mujeres. Se hacen llamar defensores de la vida y la libertad, están en contra de todos los derechos de las mujeres, a favor de la venta de órganos y el comercio de niños. Mientras, Juntos por el Cambio, con personajes como Patricia Bullrich, discute si la reforma laboral va a ser en 100 horas o en 100 días, el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner con Sergio Massa a la cabeza, vienen pasando un ajuste de la mano del FMI. La CGT cómplice de los empresarios y el gobierno, discute una reducción de la jornada laboral que no cuestiona los salarios de hambre y piden, como si fuera compatible, un “pacto social”. Hoy el presupuesto para el Ministerio de Género y Diversidad es de 0,19% del total. ¿Cómo se compatibiliza este ajuste con los derechos de las mujeres?

Dani, estudiante de Bioquímica y trabajadora de laboratorio plantea: “Tenemos que repartir las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, con un salario que nos alcance. Muchas compañeras son madres, yo veo a mi vieja que se encarga de las tareas de cuidado, trabaja todo el día de enfermera y aún así no llegamos a fin de mes. Estamos hartas de la precarización laboral, que a las mujeres nos deja con peores salarios, muchas horas de trabajo y ni tiempo para disfrutar tenemos. Queremos tiempo para poder estudiar, divertirnos, que las madres vean a sus hijos”.

El reclamo de trabajar 6 horas, 5 días a la semana con un salario igual a la canasta básica familiar se vuelve una necesidad ante miles de mujeres que tienen salarios de pobreza. Las que quisieron estudiar, que hoy tienen que decidir si dejar la universidad para conseguir otro laburo para llegar a fin de mes

Las conquistas como puntos de apoyo para las peleas que se vienen

Nuestros derechos los conquistamos en las calles y organizadas porque ningún gobierno nos regaló nada. A modo de cierre, Sabrina nos comenta que los derechos los tenemos que conquistar unidas: “Creo que podemos conquistar nuestros derechos con la lucha, compartiendo experiencias y la realidad que nos atraviesa entre nosotras.”

Se hace urgente pelear por perspectiva de género y ESI en todos los niveles de educación. Por un plan de estudios integral que incluya una mirada social de la salud y de las problemáticas de las mujeres y diversidades sexuales. Una educación que nos permita cuestionar nuestro sistema de salud y nuestra sexualidad libremente. Y en ese camino, pelear contra la precarización, para no tener que seguir dejando nuestras vidas en los laburos mientras unos pocos reposan. Repartir las horas de trabajo para que trabajemos menos y trabajemos todos. El único camino es pelear por nuestros derechos. Así lo mostró la experiencia de 2018 cuando copamos la facultad con nuestros pañuelos verdes y nos unimos a los docentes que reclamaban sueldo digno para detonar la facultad, y así también la marea blanca que mostró que unidos con las y los trabajadores podemos conquistar todos nuestros reclamos. Esos son nuestros puntos de apoyo para las peleas que se vienen.

Hay que abrir el imaginario de cómo podemos ser los estudiantes, junto con las y los trabajadores, parte del motor que se ponga en pie para transformar de raíz nuestras universidades y lugares de trabajo, enfrentando toda explotación y opresión de nuestras vidas.

Asamblea de estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas por el aborto legal y en apoyo a los docentes ad honorem. (2018)

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Agustina Mora

Estudiante de Medicina UBA - Agrupación En Clave Roja