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Coronavirus. Medidas irracionales e irresponsables ante el "tsunami" de contagios en Estados Unidos y Europa

Los EE. UU. y varios países europeos han informado récords en el aumento de contagios diarios de coronavirus. Mientras la variante Ómicron crece de forma descontrolada y la OMS alerta de un "Tsunami" de casos, muchos países evalúan reducir los días de aislamiento y otras medidas para privilegiar las ganancias de los empresarios por sobre la salud de los trabajadores.

Juan Andrés Gallardo

Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1

Miércoles 29 de diciembre de 2021 13:22

Estados Unidos registró un nivel récord de nuevos contagios, mientras que los casos también se disparan en varios países de Europa. La variante Ómicron ya es la predominante y la OMS alerta sobre un "Tsunami" de nuevos casos.

Sin embargo, ante esta realidad varios de los gobiernos minimizan la gravedad de la situación, soslayan que el sistema sanitario pueda colapsar y reducen el tiempo de aislamiento para que los trabajadores vuelvan a sus empleos privilegiando las ganancias de las empresas por sobre la salud de la población.

El promedio de casos para la última semana en Estados Unidos alcanzó un récord de 267.000 ayer, según el New York Times.

Funcionarios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtieron que la variante Ómicron del coronavirus aún podría debilitar y hacer colapsar a los sistemas de salud a pesar de que los estudios preliminares sugieren que causa casos más leves de COVID-19 que otras variantes.

La OMS también alertó que la variante Ómicron, junto a la persistencia de la anterior variante Delta, está produciendo un "tsunami de nuevos casos". Así lo señaló este miércoles su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien pidió que se extremen las medidas sociales para frenar los contagios.

Las cifras récord de contagios, que ya se acercan al millón de casos diarios, "van a seguir añadiendo presión a sistemas sanitarios al borde del colapso, con sus trabajadores ya agotados", destacó Tedros en rueda de prensa.

Tedros subrayó que ante el rápido avance de la variante Ómicron se debe prestar atención no sólo a la campaña de vacunación, sino también a "medidas de salud pública" que eviten saturar las redes sanitarias. Pero a pesar de esta advertencia son varios los países que están comenzando a sugerir la reducción de los días de aislamiento para los contagiados, mientras mantienen abiertas las actividades no esenciales y las escuelas.

El caso más emblemático es el de Estados Unidos donde este martes los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) ya resolvieron acortar el tiempo de aislamiento de 10 a 5 días para las personas contagiadas y no exigir un test de negatividad para aquellos casos asintomáticos que lleven mascarilla cinco días más.

Esta resolución se tomó en medio de las presiones de los empresarios para que no se cierre la actividad económica y que los trabajadores vuelvan rápido a sus empleos sin importar su salud, ni la posibilidad de que contagien a sus compañeros. Esta presión es concreta y quedó en evidencia en la publicación de una carta de la empresa Delta Airlines al Gobierno estadounidense donde propone exactamente el esquema que fue aprobado por los CDC.

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Esta decisión se tomó cuando las hospitalizaciones en el estado de Nueva York aumentaron en 647 casos este martes, el mayor aumento en un día desde abril de 2020, y diferentes científicos han criticado las nuevas nuevas pautas de los CDC.

En el caso de Europa, Grecia ya tomó la misma medida de reducir el aislamiento a 5 días "para no frenar la economía" y otros países están considerando fórmulas similares.

Ante la saturación de los testeos, por la disparada récord de casos, la mayoría de los gobiernos ha descargado la responsabilidad sobre las personas para evitar hacerse cargo del rastreo y seguimiento. Es así que se apunta al autotesteo, el lugar de a la centralización y testeo masivo garantizado por el Estado, y a las medidas coercitivas que van desde estados de emergencia, militarización, hasta pases sanitarios específicos para trabajadores, lo que en los hechos significa la obligatoriedad de vacunación ante la posibilidad de un despido.

Se trata de algunos de los gobiernos que en el pasado desestimaron la gravedad del virus, y lo vuelven a hacer ahora al reducir los días de aislamiento. De aquellos gobiernos que detrás de la llamada "guerra de las vacunas" hicieron propaganda a favor de algunos laboratorios al mismo tiempo que desprestigiaban a otros. De los que por su pasado colonial infringieron miedo en poblaciones enteras con campañas médicas o de vacunación abusivas y sin consentimiento, como en el caso de África, o sobre las minorías dentro de sus propios territorios, como es el caso de muchos de los pueblos originarios o afroamericanos en Estados Unidos. También son los gobiernos que durante los últimos dos años privilegiaron la economía por sobre la salud de las y los trabajadores, empezando por los llamados esenciales, que estaban obligados a ir a sus empleos sin condiciones de seguridad y viajando en transporte público atestado, con alta chance de contagiarse.

Todas estas acciones están detrás de la resistencia de una parte de la población a vacunarse. En lugar de campañas informativas, centros de vacunación permanentes en lugares públicos y vacunas para toda la población, estos gobiernos optan por medidas coercitivas al mismo tiempo que abren más la economía. Un cálculo que solo la irracionalidad capitalista que primó desde el principio de la pandemia puede explicar.

Por último, y pesar de los llamados de la OMS para que se avance en la vacunación a nivel mundial, la negativa de los principales países imperialistas y también de sus organizaciones internacional a levantar las patentes de las vacunas para que se puedan fabricar en todas las instalaciones posibles alrededor del mundo en forma masiva y a bajo costo es lo que está detrás de la aparición de nuevas variantes. Fue el caso de la Delta en India y de Ómicron en el sur de África.

Estas nuevas políticas, que coquetean con la idea de una "inmunidad de rebaño" (es decir que el contagio masivo va a terminar por atenuar los efectos del virus), y la baja vacunación en países enteros, no solo en muchos de África sino también en India, donde con 1300 millones de habitantes solo el 42% tiene las dos dosis, puede terminar dando como resultado la aparición de nuevas variantes o incluso hasta una nueva cepa con resultados impredecibles.

Frente a un verdadero "tsunami" de contagios, la gestión de la pandemia guiada por la irracionalidad capitalista se vuelve cada vez más peligrosa para toda la población mundial.


Juan Andrés Gallardo

Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario

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