En duelo de estilos y de técnicos, Pep Guardiola sufrió la eliminación del Bayern a manos del Atlético Madrid de Simeone. Insólito “meme” machista intenta cuestionar el juego del DT catalán.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Jueves 5 de mayo de 2016
El martes quedó eliminado el Bayern Munich de la copa UEFA Champions League. El equipo “colchonero” dirigido por el Cholo Simeone le hizo un planteo ordenado, sólido defensivamente y de contraataque a los jugadores dirigidos por Pep Guardiola y logró un resultado que lo llevó a la final de la copa. En cuanto a lo futbolístico, se enfrentaron dos estilos: el de Guardiola, de posesión de pelota, circulación y búsqueda de espacios, un equipo que se planta como protagonista; el estilo Cholo Simeone, ordenado y expectante, ágil para el contraataque. Algunos se animan a comparar con la vieja rivalidad Menotti-Bilardo en la que el primero era supuestamente más ofensivo y vistoso y el segundo, más defensivo y pragmático. No resulta una comparación muy feliz.
Pero mucho menos feliz resultó la “metáfora” expresada en un meme (obviamente creado por los partidarios del “estilo Simeone”) que rápidamente se hizo viral en las redes sociales: compara a la pelota con una mujer. Una expresión de machismo burda y preocupante porque en la superficie exhibe un debate futbolístico muy interesante pero en lo profundo termina cosificando al género femenino.
El texto del meme reza: “Una noche fui a un bar, conocí a una hermosa mujer, conversamos toda la noche, nos reímos, coqueteamos, le invité varios tragos, a las 5 am llegó un tipo, la tomó del brazo y se la llevó al baño, tuvieron sexo y luego ella se fue con él. Pero no importa, yo tuve la posesión toda la noche”. Y finaliza con un “Atentamente: Pep Guardiola”.
La metáfora apunta a cuestionar la utilidad de controlar el balón y jugar “lindo” si no se apunta a la efectividad. Pero es brutalmente misógino: en la anécdota ¿qué puede haber movilizado a “ella” para irse con otro? Aparentemente nada, sólo vino ese “otro”, la tomó del brazo y la mujer aceptó pasivamente como una cosa, como una pelota. Pese a que el protagonista de la anécdota tuvo la “posesión”, no una relación con otro sujeto (en este caso, “ella”).
Incluso en términos estrictamente futbolísticos, la pelota –que es un objeto- a veces es considerada “la caprichosa” porque por momentos pareciera que actúa por propia voluntad –como un sujeto- independientemente de las intenciones de los protagonistas, los jugadores: cuando pega en el palo y no entra para el gol, cuando pica y se va “con el otro”, con el rival. Es la ilusión que genera este hermoso deporte, pero el balón no deja de ser un objeto. Considerar a la mujer de la anécdota (que es el caso individual para una concepción machista generalizada) como objeto pasivo de la voluntad de los contendientes hasta es una valoración aún más denigrante de la que se tiene a veces de la pelota.
En las relaciones humanas no hay poseedores ni objetos a poseer sino relaciones sociales que se construyen entre sujetos. El machismo es una relación entre géneros que también se construye socialmente, por ejemplo desde un uso aparentemente ingenioso para expresar una opinión futbolística. Así como se construye, es necesario desmontarla concientemente, en todos los terrenos, pese a la dificultad de combatir siglos de patriarcado y sentidos comunes muy arraigados.
Desde la sección deportiva de La Izquierda Diario hemos criticado en muchas ocasiones expresiones homofóbicas, misóginas y machistas, tanto las que suceden en una cancha como las que aparecen en medio deportivos (por ejemplo en Olé). En una discusión futbolística tan interesante parece un poco velada, oculta y pasa un poco desapercibida. Pero dedicándole dos segundos de atención se manifiesta como una muestra vergonzosa de machismo. Si algo debería equipararse a una pelota tendrían que ser este tipo de expresiones: habría que pararlas, patearlas de volea y expulsarlas de la cancha y del ámbito deportivo.