Mucho ante que esta pandemia nos dejara en aislamiento social preventivo, en los barrios se la pasaba mal. Con la fuerte amenaza sobre nuestras vidas de más padecimientos, todavía no sabemos cuántas consecuencias para el pueblo trabajador
Miércoles 8 de abril de 2020 17:03
Siempre nos quejamos, obvio. Ahora a través de todas redes que hay al alcance, WhatsApp, Facebook, Instagram, etc hemos estado denunciando las condiciones de salud y salimos a pedir mayores medidas sanitarias, más salud, más atención.
Lo sabemos: en los barrios siempre han pagado con su vida cada una de las crisis y ajustes que provocaron todos los gobiernos, tanto peronistas y radicales. Por eso ante esta nueva crisis no podemos quedarnos simplemente esperando. Tenemos que empezar a discutir las medidas que están tomando tanto el gobierno provincial como nacional. ¿Alcanzan?
¿No estamos más indefensos que nunca? Sabemos que los y las vecinas de los barrios llamados humildes, o populares, que son barrios de trabajadores y trabajadoras, hemos sido estigmatizados históricamente. Negados o segregados esta pandemia nos encuentra con un servicio de salud desbastado, porque la salud siempre ha sido objeto de recortes en la parte pública y beneficio para los privados. Nuestros centros de salud se vienen sosteniendo por el esfuerzo de esos trabajadores que siempre le ponen el pecho, aunque les faltaran insumos, infraeestuctura y productos de farmacia.
Las problemáticas no son nuevas como ya decíamos, pero estamos ante una pandemia, una enfermedad con muertos que se cuentan por miles cada día en el mundo, y ante la que todos dicen: tiene baja tasa de mortalidad, lo que no hay son insumos para su tratamiento.
¿Qué será entonces de esas mamás y sus bebés que siempre tuvieron que ir a pelear en las madrugadas por conseguir un turno? ¿Qué será de los viejitos que sacan los puñados de billetes de bolsillos rotos para pagar remedios caros? ¿Qué será si esto recrudece de los centros de salud que siempre estuvieron al mínimo? ¿O de tener que ir con un padre, madre, hermano o amigo y escuchar lo de siempre: “mínimo de espera dos o más horas”? Si ya no había camas de antes, si los médicos, médicas y enfermeras están precarizadas y trabajan con jornadas agotadoras.
Vivo en el Barrio La Gloria de Godoy Cruz. Con mis viejos, hermanos o vecinos he vivido momentos críticos. Las ambulancias siempre han dicho que al barrio no entran. Antes y menos ahora. No solo pesa el recorte, el ajuste y la falta de todo, sino también el ataque a los sectores más vulnerables con discursos que estigmatizan tratándonos de escoria. Soy trabajador de la educación. Sin embargo en esto no hay diferencia.
Cuando mi vieja tenía algún problema de salud me cansé de escuchar: “vuelva después”. Lo mismo con mi papá. Padecieron todos los gobiernos. Alfonsínn, Kirchner o Macri, fueron lo mismo.
Mis vecinos que son contratados, o trabajan en negro o en empresas que los tercerizan no tienen cobertura médica lo sufren constantemente. Lo repito: las ambulancias no entran al barrio.
Y hay que decirlo. Esta pandemia está dejando un tendal de pobreza que nos deja en muchas peores condiciones para enfrentar un contagio. En el barrio hacen falta asignaciones de $30.000.o trabajo para todxs. Es por eso que es nuestro derecho exigir por todos los medios que la salud pública y privada se centralicen y que haya un plan serio para que todxs podamos ser asistidos. SI hay crisis sanitaria no queremos ser los descartables. Queremos testeos masivos para que todxs puedan saber cuándo necesitan ser asistidos y saber si tenemos que quedarnos en la casa o qué medidas tomar.
Nuestras vidas, nuestra salud valen más que sus ganancias y esta vez no queremos dejarla para que ellos sigan haciendo sus negocios