Lo hicieron este jueves a través de un comunicado firmado por el general (r) Jorge Enrique Mora y el brigadier (r) Fernando González. Al viejo estilo de la ultraderecha militar histórica, hablan de “preocupación conjunta” por la situación que enfrenta el país en medio del paro nacional.
Viernes 2 de julio de 2021 22:42
Los militares en retiro Enrique Mora y Fernando González hablan de lo que, según sus palabras, es una “mal llamada protesta social” y a quienes estarían detrás de ella. Así declaran que: “Ante esta grave situación, quienes servimos a la patria y juramos defenderla, tenemos la obligación moral de pronunciarnos y sentar una posición digna ante la inminente conjura.” Hacen un llamado al Estado a restaurar el orden en todo el territorio nacional “sin vacilaciones, haciendo uso del legítimo derecho de autoridad que le fue conferida”.
El más destacado de los que firman es el general (r) Jorge Enrique Mora a quien Álvaro Uribe, una vez llegado al gobierno en 2002, lo nombró comandante general de las Fuerzas Militares entre 2002 y 2003. Luego pasó a retiro, pero sin dejar de marcar su presencia en la política nacional en distintos cargos (Uribe lo nombra en 2004 embajador ante Corea del Sur) e incluso participa en los últimos acuerdos de paz para “garantizar” los intereses de los militares. No se trata tan solo de “vetustos” castrenses en retiro, sino que aún ejercen fuerte presencia no solo entre las “logias” militares.
Con el discurso donde resuena la mano dura hablan de que el país ha quedado “inexorablemente devorado por las fauces del populismo, hábilmente camuflado en un falso progresismo”, en alusión a la revuelta social que se abrió a fines de abril pasado con el Paro Nacional. También agregaron que han sido combinadas distintas formas de lucha con el propósito de llegar al poder “aniquilando de tajo el estado de derecho y la democracia”.
“En procura de sus malévolos objetivos, utilizan como punta de lanza a los jóvenes de clases marginadas con la ayuda de los "idiotas útiles" que proliferan como maleza en nuestro medio: Los pseudointelectuales, líderes de izquierda, disfrazados con falsos perfiles; justicia parcializada y complaciente, prensa sesgada por intereses mezquinos, algunos sindicatos comunistas de la educación, la salud, el transporte”, indican los militares en retiro con un tono fascistizante típico de las dictaduras militares.
Además, en relación a la anterior revuelta social, indican que “Que las fuerzas combinadas que se responsabilizan de esta amenaza provienen del XXV encuentro del Foro de Sao Paulo, reunido en Caracas el 25 al 28 de julio del 2019, cuyo principal objetivo fue convocar una engañosa protesta pacífica convertida en asonada terrorista que destruyó parte esencial de la infraestructura productiva del país con el finde establecer un ‘gobierno alternativo’ en Colombia. Esta manifestación ‘pacifica’ ha sido la más violenta desde el Bogotazo de 1948”.
Hacen alusión al histórico Bogotazo de 1948, que terminaron aplastando a sangre y fuego, imponiendo todo un régimen de terrorismo de Estado que ha venido imperando hasta nuestros días para la seguridad y beneficio de las clases dominantes colombianas. Y es un claro llamamiento a hacer lo mismo con el actual rebelión popular, aplastarla con la misma saña bajo los mecanismos del terror.
Por último, señalan que los organismos internacionales de derechos humanos son proclives a los “agitadores, terroristas y enemigos declarados de la fuerza pública”, en una clara tónica fascistoide. Al tiempo que manifiestan que existe “una indiferencia y un silencio cómplice” ante los atropellos que “permiten y toleran actos de barbarie”, refiriéndose a los distintos sectores políticos y sociales del estamento político dominante, exigiendo un mayor aplastamiento "sin vacilaciones".
¿Cuál es el significado de este pronunciamiento y de los militares que lo promueven?
En la actual situación política en Colombia no es de extrañar la reaparición de estos personajes que han venido alentando la utilización de los métodos militares y paramilitares de la época de guerra contra los millares que salieron a protestar en estos dos últimos meses, con asesinatos directos, detenciones en masa, torturas y las desapariciones. El accionar del aparataje del terrorismo de Estado que siempre han hecho gala, para aplastar cualquier protesta popular.
Se trata de esos personajes militares que, al estilo de los Bolsonaro en Brasil, que elogian la actuación de las viejas dictaduras militares con un discurso fascistoide, reaparecen buscando marcar presencia. Aunque no es de descartar que puedan promover ruidos de sables en los cuarteles (pese a su condición de retiro marcan fuerte presencia en los bastidores entre los cuerpos militares), por ahora el centro de su discurso es por más terrorismo de Estado, dado que quienes gobiernan como Duque – heredero del uribismo –son afines a sus posiciones, exigiendo mayor realineamiento en tal sentido.
Es por ello que algunos analistas no han dejado de entrever tampoco que el general(r) Jorge Enrique Mora, con este tipo de pronunciamientos estaría buscando un lanzamiento electoral que lo coloque en la palestra política con un discurso del “orden” y de la “autoridad”, al igual que el camino seguido por Bolsonaro.
Esto, sobre todo, porque a su manera, busca hacer ver a Duque como “blando”, que ya es mucho decir, dado que la popularidad de los partidos de derechas y su gran mentor Álvaro Uribe ha bajado de acuerdo con la encuesta de Invamer Poll del mes de mayo, que señala una imagen negativa de Uribe del 73%, buscando ocupar ese espacio asentándose en los sectores más reaccionarios de Colombia.
¿Cómo enfrentar estas bravuconadas y de los que piden más represión?
Pero para hacerle frente al régimen colombiano y a estos sectores, oriundos de las Fuerzas Armadas, que resurgen demandando más mano dura y represión y que buscan erigirse como los precursores del “orden” y de la “patria” de las clases dominantes, solamente es con la movilización avanzando en nuevas formas de organización para la lucha, erigiendo organismos de autoorganización por distintos lugares, sean de trabajo, territoriales en los barrios, en las asambleas populares y en la propia primera línea que constituye ya todo un engranaje de organización, y que se avance en la coordinación a escala regional y nacional.
Es que lo que vive Colombia con la gran protesta que estalló el 28 de abril es un proceso que no tiene reversa, y que es parte continuada de la explosión social que estalló el 19 de noviembre del 2019. Los trabajadores, los sectores populares, los campesinos, pero sobre todo la juventud que marcó la impronta en toda esta larga jornada de lucha, y que aún resiste, debe sacar los primeros balances y las lecciones de las luchas que han librado, para prepararse en mejores condiciones, sobre todo en cuanto a niveles de organización y de la política llevar adelante.
Ya hemos visto que después que el Comité Nacional del Paro (CNP) anunció que los bloqueos y movilizaciones iban a terminar, la juventud, pero sobre todo los integrantes de las primeras líneas de varios lugares del país como en sitios como en Bogotá, Cali, Medellín y Pasto donde han marcado su rechazó al Comité Nacional de Paro (CNP), han decidido hacer caso omiso y seguir con las protestas.
Estos sectores de la juventud ya anuncian por redes sociales que comenzarán con una “avanzada nacional” para el 20 de julio, una fecha en que también se ha comunicado que se realizarán jornadas de movilización los sectores de trabajadores y de sindicatos (ese día da inicio la instalación la nueva legislatura del Congreso). El camino hacia una verdadera huelga general para terminar con Duque y todo el régimen colombiano sigue estando planteada. Hacia allí hay que apostar, construyendo una verdadera alianza obrera, popular, campesina y de la juventud con un programa acorde a la situación planteada.