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Red Internacional
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Cárcel Antofagasta. Mujeres tras las rejas: "En las noches se escucha como una tortura, sáquenme de aquí"

La cárcel de mujeres de Antofagasta, un recinto que replica el círculo de la violencia y la pobreza, que con las más humillantes vejaciones vulnera los derechos humanos.

Domingo 11 de diciembre de 2022

En un barrio residencial y frente al Colegio San José, se encuentra la cárcel de mujeres de Antofagasta. Día a día son cientos de estudiantes y sus familias quienes transitan por el lugar, sin imaginar que en ese recinto existe una realidad extremadamente violenta e inhumana.

Al entrar a la cárcel, luego de la exhaustiva revisión de los gendarmes, te recibe un olor putrefacto, entre orina y decenas de moscas te adentras en un mundo desolador. Hay una cancha y 2 pabellones, divididos entre condenadas e imputadas.

Mujeres viejas, jóvenes, madres, lesbianas, con trastornos mentales, en su mayoría privadas de libertad por microtráfico de drogas, motivo que mantiene al 53% de las mujeres en Chile tras las rejas.

Casi la totalidad de ellas tiene un historial de violencia, ya sea por parte de una pareja o la familia, siendo la gran mayoría abusada sexualmente cuando niñas. Así da cuenta un estudio realizado en Chile, que tomo una muestra de 225 mujeres que egresaron de la cárcel en Santiago, donde un 62% había experimentado algún tipo de maltrato y abuso siendo menores de edad. 48% experimentó violencia verbal y 45% violencia física y/o sexual. Entre quienes sufrieron violencia física y/o sexual antes de cumplir la mayoría de edad, 20% estuvo bajo custodia estatal en algún momento, y 28% vivió en la calle. Estas experiencias tempranas de violencia y victimización se extienden también en las relaciones de pareja: 69% reporta haber experimentado violencia física o sexual en alguna relación(1).

Mujeres marcadas por una historia de violencia, sin recursos económicos y dependientes, viven un circulo violencia extremo, que no termina al llegar a la cárcel, donde son sometidas bestialmente a humillantes vejaciones y muchas junto a sus hijos e hijas pequeños (Aproximadamente el 89% de las mujeres presas son madres).

Relatan que las levantan a las 9 de la mañana y las llevan a un patio pequeño con 2 baños. Custodiadas por gendarmes con pistola y armamento largo, alrededor de 80 mujeres se miran las caras, duermen, fuman y escuchan música. El aburrimiento y la falta de talleres que les permitan aprender un oficio, hacen que esta rutina sea una verdadera tortura, despojadas de toda esperanza de integrarse nuevamente a la sociedad.

Siendo las 4 de la tarde deben bañarse e irse a sus piezas, habitaciones de 2x2 donde duermen 4 hasta 5 personas, sin acceso a baño deben realizar sus necesidades en un tarro.

Esta dinámica se repite a diario, cuentan que es para volverlas locas, que en las noches se escucha como un disco de nunca acabar “sáquenme de aquí”.

Este es el régimen carcelario del sistema capitalista y patriarcal, el cual arrastra a miles a mantenerse en la precariedad, sobre todo a las mujeres pobres quienes son empujadas a delinquir por la gran angustia de no poder alimentar a sus hijos e hijas. Privadas de libertad y en paupérrimas condiciones, sin herramientas, ni oficio, no se hace más que reproducir el círculo de violencia, pues al salir quedan totalmente empobrecidas, sin redes de apoyo, con autoestima baja y con más dificultad de encontrar trabajo.

Una realidad totalmente diferente a las mujeres con privilegios, como el caso de la ex alcaldesa de Antofagasta Karen Rojo, quien se fugó del país tras ser condenada a 5 años y un día de cárcel por robar fondos públicos de salud y educación. Esto sin duda deja en evidencia que en Chile la justicia, está llena de privilegios para las ricos y pesares para las pobres.

(1) Larroulet, P., Daza. S, Del Villar.P., Droppelmann, C. y Figueroa, A. (2021). Informe Final Estudio Reinserción, Desistimiento y Reincidencia en Mujeres Privadas de Libertad en Chile. Centro de Estudios Justicia y Sociedad, Pontificia Universidad Católica.