La situación de la pandemia de coronavirus en Uruguay continúa en niveles alarmantes, sin embargo el gobierno se mantiene en su tesitura de privilegiar la economía, es decir cuidar los negocios de los empresarios, mientras el sistema de salud sigue al borde del colapso, los casos no bajan y continúan las muertes evitables.
Martes 1ro de junio de 2021 12:02
La gravedad de la situación sanitaria en el Uruguay es un hecho que es imposible negar.
Las cifras ponen al país en la cima de los peores del mundo, con altísimos niveles de muertes y contagios y con un sistema de salud saturado y en tensión desde hace más de 2 meses.
Con este panorama, y ante el empeoramiento de la situación en estas últimas dos semanas, instituciones médicas y sanitarias han pedido al gobierno que modifique su estrategia.
La Federación de Entidades Médicas del Interior (FEMI) afirmó en un comunicado de hace pocos días que la “sobrecarga sostenida a lo largo del tiempo hará que el fusible reviente. Y el fusible es el sistema de salud” así como también que “el inminente escenario de aumento exponencial de los contagios nos preocupa tanto como la naturalización de las muertes diarias”.
Mientras tanto los intensivistas denuncian que en algunas zonas como el área metropolitana la situación es especialmente grave con una ocupación de CTI mayor al 80%; también se han reportado en estas últimas semanas casos de personas que mueren por falta de atención, producto de la saturación general que muestra el sistema en todos los niveles.
Daniel Strozzi, coordinador de la Regional Norte de la FEMI declaró que hay un divorcio entre la realidad y lo que dice el gobierno: “Hoy estamos viendo un sistema sanitario saturado y un mensaje de las autoridades de que está todo controlado”.
El coordinador del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), Rafael Radi opinó en el mismo sentido, advirtiendo en una entrevista con el semanario Búsqueda que “estamos lejos de que la epidemia se termine” y que actualmente hay “un número excesivamente alto de casos, excesivamente alto de personas en CTI y de muertes”.
Por su parte el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) en una declaración de su Comité Ejecutivo del día miércoles pasado propuso “la adopción de medidas de reducción drástica de la movilidad y cierre de actividades no esenciales por un tiempo acotado, para bajar el número de casos y la transmisión comunitaria, con el consiguiente apoyo económico a quienes lo necesiten”.
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Empresarios y gobiernos privilegian la economía y la ganancia
Mientras la situación está al borde del colapso, los médicos señalan el grave estado del sistema de salud y se siguen acumulando de a decenas las muertes diarias evitables, el gobierno continúa con su política de no parar la economía y cuidar las ganancias de los empresarios.
Lacalle y su equipo insisten con la idea de la “libertad responsable”, como si el cuidado frente a la pandemia fuera simplemente una cuestión individual. De esta manera evitan mostrar la responsabilidad que les cabe en la situación actual.
El supuesto argumento no es más que una excusa para ser totalmente prescindentes frente a las consecuencias sociales de la pandemia. Según la CEPAL Uruguay es el país de la región que menos invirtió en transferencias monetarias para enfrentar la emergencia sanitaria.
En estos días el asesor de presidencia Nicolás Martinelli se esforzó por mostrar un panorama tan optimista como irreal, distorsionando las cifras y la situación actual y planteando que ve al coronavirus “hacia adelante como una gripe” en un momento en se mueren más de 1600 personas por mes por Covid.
No se trata de una mirada ingenua, el gobierno apuesta a minimizar el problema para no tomar medidas, naturalizando muertes y un sistema de salud casi colapsado.
En este grave contexto la coalición multicolor solo ha tomado medidas de apoyo económico absolutamente insuficientes y por valores casi simbólicos rebajando al mismo tiempo los salarios y aumentando tarifas.
Por otra parte no ha vacilado en seguir pagando la deuda externa y mantener los subsidios y exoneraciones para los empresarios, sectores que siguen manteniendo sus ganancias aún en pandemia, por algo los depósitos bancarios en el exterior crecieron en 4.000 millones de dólares mientras que los bancos locales crecieron 2.800 millones.
El presidente de la Cámara de Comercio Julio Lestido ha declarado que se siente “cerca” de la posición de Lacalle Pou de priorizar el manejo de la economía y los empleos. Todos sabemos que cuando un empresario habla de empleos se refiere en realidad a sus ganancias, son los mismos empresarios que no dudan en cerrar empresas, despedir trabajadores o rebajar salarios cuando les conviene.
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Los trabajadores pueden imponer otra salida
El manejo de la pandemia no es indiferente para los trabajadores.
En estos días se conocieron los resultados de una encuesta que marca el grado de descontento que existe con el gobierno por este tema y como ha ido variando la percepción a lo largo del tiempo.
Si en marzo del año pasado existía un saldo positivo de +68 hoy esa cifra ha caído al +1. Esta variación está relacionada al deterioro creciente de la calidad de vida de la población, con el aumento de la desocupación, la quiebra de pequeños comercios, la falta de apoyo a los sectores en situación de extrema pobreza.
Para revertir esta situación el malestar tiene que transformarse en acciones concretas que impongan otro rumbo político en el país.
Para “quedarse en casa”, es decir reducir la movilidad para bajar los contagios, es necesario que todos los trabajadores cuenten con un ingreso mínimo garantizado que les permita cubrir la canasta familiar, que nadie se vea amenazado por la pérdida de sus trabajos o por el corte de los servicios básicos por no poder pagarlos.
Se hace imprescindible una cobertura de salud digna para toda la población, por lo cual tiene que dejar de ser un simple negocio para un puñado de empresas del sector y hay que aumentar su presupuesto, liberando además las patentes de las vacunas para avanzar más rápidamente en la inmunización masiva.
Para dar respuesta a las necesidades populares hay que dejar de pagar la deuda externa y afectar las ganancias de los grandes empresarios, los bancos, los agroexportadores, las multinacionales y los grandes supermercados, es decir aquellos que se siguen enriqueciendo aún en momentos de crisis sanitaria.
Estas medidas no son las que impulsa este gobierno y para lograrlas hay que imponerlas con la organización y movilización popular.
El PIT-CNT tiene que dejar de lado sus declaraciones ambiguas que generan expectativas en Lacalle y compañía para proponer un plan de lucha que sea producto de la discusión democrática de las bases trabajadoras y populares.
Se trata en definitiva de dar una salida obrera a esta situación para que la crisis la paguen los capitalistas.