Brasil, Argentina y las tareas por delante para quienes queremos derrotar el avance de la derecha. Algunos aportes sobre la necesidad de poner en pie un partido unificado de la izquierda y los trabajadores socialista.
Jueves 1ro de noviembre de 2018
El último acto del PTS en Argentinos Juniors mostró renovadas energías en un año cruzado por tantas marchas, pañuelos de colores, crisis y cambios en la situación nacional y del mundo, que nos pusieron a flor de piel la necesidad de debatir ideas radicales para problemas estructurales de un sistema podrido. De esas “ideas radicales” hubo una en particular que abre un debate, la propuesta del PTS a través de Nicolás Del Caño de un partido unificado de la Izquierda y los trabajadores socialista.
Ver discurso Nicolás Del Caño: "Queremos discutir poner en pie un gran partido unificado de la izquierda, los trabajadores y socialista"
Se abrió este importante debate de cara a las organizaciones que componen el Frente de Izquierda actualmente, y el lector puede seguir a través de estas notas, pero también hacia los luchadores, la nueva generación de pibas y pibes que están naciendo a la política, y a los que vienen bancando al FIT de distintas formas. Este es un aporte a profundizarlo.
Macri, Bolsonaro y los saqueos en curso
El domingo no nos dejamos de sorprender, aunque ya era un escenario cantado; en Brasil ganó el ultraderechista Jair Bolsonaro, que viene a ser la continuidad aún más violenta del ajuste brutal contra todo el pueblo trabajador y pobre de Brasil desde el golpe institucional que dejó a Temer en el gobierno. También un punto de apoyo en Argentina para Macri, que quiere destruir las condiciones de vida de los trabajadores, jóvenes y mujeres del país, con un plan escrito por el FMI y que aplican también todos los gobernadores.
Las patronales preparan sus salidas extremas frente a la resistencia que se muestra en cada país. Las experiencias con los gobiernos del “mal menor” son evidencia de que sólo dejaron crecer a su sombra “males mayores”, como Dilma puso de vice a Temer y ahora llega Bolsonaro.
La estrategia de dejar pasar los golpes duros de la derecha contra los trabajadores -y a veces hasta hacerlos con ellos en común- sólo les da tiempo y fuerzas, se asientan, mientras se agita un futuro cambio electoral, también adaptado aún más a la presión de esos sectores.
La lucha no sólo es ahora, sino que se hace necesario radicalizar las ideas y qué salida darle nosotros, para estar a la altura.
Energías renovadas
No podemos quedarnos en casa, nuestra fuerza es imparable si la organizamos contra los capitalistas con un programa y una estrategia clara. Es la fuerza de las mujeres que queremos terminar con los mandatos impuestos y que con la lucha por el aborto legal expresamos nuestro deseo de libertad. Es también la fuerza de lxs jóvenes que sentimos todos los días el ajuste en curso y que queremos que la universidad se transforme en un espacio de cuestionamiento, no un reproductor de la ideología dominante. Y la fuerza de las y los trabajadores, que caen sobre sus espaldas el peso de las ansias de ganancia de las patronales, pero que dicen basta, como los astilleros en La Plata por poner un solo ejemplo.
Para organizar toda esta bronca tenemos muchos puntos de apoyo, pero también trabas a superar para poder dar lugar a una salida de izquierda a una crisis internacional y nacional que ya lleva varios años.
¡Frente de Izquierda, patrones a la mierda!
El Frente de Izquierda es uno de estos puntos de apoyo. No es un partido, sino una alianza electoral que se consolidó como una referencia para cientos de miles. Con un programa anticapitalista, que está por el gobierno de los trabajadores, y que frente a las mayores sacudidas que dió la situación nacional supo dar una respuesta en las calles, en las bancas que obtuvo en todo el país, y en los debates seguidos por sectores de masas para sembrar ideas de los revolucionarios que están ausentes en los medios. Estos tres puntos consideramos son una base fuerte para hacer la propuesta de partido unificado, y adentrarse en las diferencias que subsisten.
Como primer paso, abriendo el intercambio para realizar una campaña política en común contra el saqueo que lleva adelante Cambiemos junto con el peronismo, a favor de los intereses imperialistas, patronales internacionales y locales, que pueda transformar el descontento que sienten cientos de miles de trabajadores y jóvenes en fuerzas en las calles para derrotarlos, superando a la pasividad y complicidad que ponen las conducciones de las centrales y sindicatos que no enfrentan estos ataques.
De cara al próximo 14 de noviembre donde se proponen votar en el Senado el presupuesto nacional 2019, ajustando al conjunto del pueblo trabajador más aún, y que la CGT convoca un paro recién a fin de mes cuando ya estará consumada esta política, es necesario que impulsemos desde las bases la mayor movilización de los trabajadores, las mujeres y los jóvenes impulsando el paro nacional activo y la movilización ese día.
“Divide y reinarás”
Hoy en día nunca antes estuvieron tan expandidas en el mundo las relaciones de trabajo asalariadas, desarrollada la población en las ciudades con sus movimientos reivindicativos por vivienda, educación, derechos civiles. La única clase que puede ser la “sepulturera” del capitalismo ganó fuerzas y potenciales aliados, pero se mantiene en una profunda fragmentación y división que asegura el dominio capitalista.
“A diferencia de la posguerra donde la burocracia, a través de los sindicatos, cumplía un papel de “integración” al Estado de grandes contingentes de masas de la clase obrera, a partir de la etapa de “restauración burguesa” su rol fundamental pasará por garantizar la fractura interna de ésta”. (Estrategia socialista y arte militar, Emilio Albamonte y Matias Maiello.)
Esta división es esencial: está asegurada por el Estado y los sindicatos a través de las burocracias, que actúan como una verdadera “policía política” dentro del propio movimiento obrero. Lo vemos en la exclusión de los desocupados, trabajadores no registrados, inmigrantes, tercerizados, hace que la pertenencia a los sindicatos sólo queden los sectores más altos de la clase.
Casos más brutales en el último tiempo: en el conflicto de Lear (2014) vimos la burocracia del SMATA con Pignanelli jugando abiertamente para la patronal traicionando a los trabajadores, o las patotas de Pedraza contra la lucha de los ferroviarios que cuestionaban la tercerización, asesinaron a Mariano Ferreyra joven militante del PO (2010). Sólo para ejemplificar, pero esta práctica se basa en un funcionamiento cotidiano y sistemático.
En paralelo y complementarios durante el neoliberalismo también se desarrollaron “nuevos movimientos sociales”, surgidos de esa expulsión sistemática de sectores más explotados de los sindicatos. En general se dieron como movimientos policlasistas, como el estudiantil o de mujeres. Las direcciones burocráticas de los movimientos a su vez actúan desligando la lucha por los derechos civiles o “sociales” del conjunto de demandas de los trabajadores.
Este año podemos verlo en las contradicciones de la “marea verde” que puso en pie a cientos de miles de mujeres especialmente muy jóvenes no sólo por el derecho al aborto sino enfrentando a instituciones como la Iglesia y el Congreso. Sin embargo sus direcciones ahora no impulsan la movilización con esa fuerza para frenar el saqueo que sabemos impacta especialmente, dentro de los trabajadores, en las mujeres. Cabe entonces la pregunta: “Feminismo, ¿para qué?”
El 20 de octubre en Argentina pudimos verlo en una foto : direcciones sindicales y de movimientos sociales se unieron en Luján para ponerse detrás de la Iglesia, la misma que enfrentamos las mujeres todo el año, y movilizando cientos de miles a una misa, mientras a los cuatro días posteriores la Cámara de Diputados votaba media sanción al presupuesto de Madame Lagarde, sin oponer un ápice de esa capacidad de movilizaciónen las calles. Nos quieren poner de rodillas a rezar mientras los buitres se lanzan sobre nosotros.
A cuestionarlo todo, pero en serio
Si las propias organizaciones están ocupadas por agentes que juegan para el enemigo y en contra nuestro, ¿cómo se pueden desatar las energías para romper los límites de lo permitido y controlable?
Es necesario desarrollar fuertes corrientes militantes revolucionarias, en cada lugar que peleen en este sentido, es decir que estén en primera linea de romper la ficticia división que nos imponen, para que toda esa energía esté organizada contra quienes día a día piensan como hacernos pagar la crisis que ellos generan.
Retomamos la concepción de partido de vanguardia de Lenin: “la lucha por la hegemonía del proletariado pasa necesariamente por el desarrollo de corrientes militantes revolucionarias en el seno de las organizaciones de masas, empezando por los sindicatos. ‘Fracciones’ que, a su vez, no son un fin en sí mismo, sino destacamentos de avanzada para la disputa con la burocracia por las masas.”
¿Cómo sería esto en la práctica? Poniendo las fuerzas en la pelea contra las direcciones burocráticas con el objetivo de ganar a la mayoría, que hoy no la ve, para una salida propia de la clase, revolucionaria.
A partir de entender el “Frente Único Obrero” como acuerdos para la acción con sectores de esa burocracia, para oponer a la burguesía dominante un frente unido de los trabajadores para responder a sus ataques, se puede hacer una experiencia común con los trabajadores que lleve a ver la necesidad de superar y cambiar esas direcciones burocráticas, si se toma un programa que cuestione la estructura económica y política patronal, y de respuesta a los grandes problemas como el trabajo, la vivienda, la salud y educación, o la violencia y opresión a las mujeres, que únicamente podrá terminar definitivamente junto con el capitalismo.
Este programa a su vez logra ganar a los movimientos progresivos que hay actuando como aliados de los trabajadores, terminar con la división impuesta y dar una verdadera salida. Hoy no se encuentran en los sindicatos, y pueden dotar de fuerzas renovadas, como las mujeres y jóvenes trabajadores. Solamente es posible imaginarlo y llevarlo adelante cuestionando todos los esquemas actuales de organización y límites que son impuestos y mantienen fragmentación.
Partido unificado de la Izquierda y los trabajadores socialista
Estas son las energías y tareas necesarias si queremos acelerar la preparación de un partido de combate, que se prepare para vencer. Todo lo que conquistó el Frente de Izquierda en este camino de años, ganando una referencia de las ideas del marxismo, y aún más de que la referencia principal de la izquierda en el país sea una coalición de organizaciones que se reivindican trotskistas, en sectores importantes de la clase obrera donde históricamente la representación política fue el peronismo, es una oportunidad histórica, que ahora se pone a prueba.
Esta experiencia la buscamos poner en función de un objetivo más grande, que no se logrará simplemente por fusión de organizaciones que salden diferencias o métodos para funcionar con ellas subsistiendo, sino con la vital participación de miles y miles de trabajadores, mujeres y estudiantes que se sumen a construir con nosotros.
Queremos desatar las energías que mostraron las pibas con la llamada “revolución de las hijas” para llenar de nuevas fuerzas a las mujeres trabajadoras, y al conjunto del movimiento obrero que está dividida de las demandas de las mujeres. Las estudiantes secundarias, también las y los universitarios que encabezaron un conflicto educativo en todo el país.
Para esto ahora necesitamos romper con la rutina de los centros de estudiantes, que sólo viven de agrupaciones, y darle paso al activismo, superando los límites de secundario/universitario/trabajador. Por ejemplo, que los centros de estudiantes, comisiones, secretarías, se jueguen a organizar a los miles que los rodean para coordinar acciones, actividades, medidas de lucha, convertir los espacios donde la izquierda revolucionaria tiene un peso significativo o es conducción en una muestra de la potencialidad de unir las filas de la clase trabajadora, pero sólo es posible aumentando las fuerzas que hoy tenemos sumando a cientos de nuevos compañeros en esta perspectiva como constructores de un propio partido para triunfar. Es la única forma de liberar esas fuerzas de la división que ayuda a la dominación patriarcal capitalista y a que carguen el ajuste sobre nuestro futuro.
Esta construcción comienza hoy con la tarea de enfrentar el avance de Bolsonaro en Brasil, y la crisis en Argentina: con un programa que cuestione la ganancia capitalista y de salida a los problemas profundos para los trabajadores como el trabajo, la salud y la educación, poniendo en alianza a las demandas de todos los trabajadores, estudiantes, varones, mujeres.
Como parte de este programa, la propuesta de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, frente al descontento con el régimen institucional que garantiza las medidas antipopulares como la reforma jubilatoria, el aborto clandestino o el presupuesto 2019, llevando hasta el final la noción de que “no decidan por nosotros” en su sentido más revolucionario, cuestionando quién tiene el poder y las decisiones en esta “democracia”.
Esta fuerza desatada es la única forma de afectar los intereses de las patronales, comenzando por proponer paro activo y plan de lucha contra la votación del presupuesto 2019 y cada ataque, hasta la huelga general. Esta es la propuesta con la cual queremos abrir el debate con los cientos de compañeros de estudio y de trabajo que ven la necesidad de hacer algo contra la situación que viven, y con las organizaciones del FIT, y mientras tanto en confluir en estas peleas donde también quedarán al descubierto diferencias y acuerdos, en la acción, y midiéndonos con nuestra capacidad para afectar la realidad.