Una respuesta a los últimos dichos negacionistas de Javier Milei acerca de la última dictadura militar. Los hechos que muestran que en Argentina hubo un genocidio en los años 70.
Claudia Ferri @clau.ferriok
Viernes 7 de octubre de 2022 10:42
Javier Milei puso en duda otra vez a los 30.000 desaparecidos. No es la primera vez que niega que hubo un genocidio en Argentina durante la ultima dictadura militar. O no sabe nada de historia y miente para mantener una alianza política con un partido político fundado por un militar golpista como fue Antonio Bussi.
Un genodicio es un tipo de crímen contra la humanidad, el que busca destruir a un sector de la sociedad y se aplicó en diferentes momentos de la historia. Y en la Argentina de los años 70, hubo un genocidio porque desde el Estado se armó un plan para aniquilar a un sector de la sociedad: al movimiento obrero organizado y a los estudiantes, de izquierda y del peronismo de base. Una gran parte de ellos fueron los verdaderos “antisistema”. Quiénes peleaban por otro tipo de sociedad y que se venían enfrentando al orden de los empresarios dentro de las fábricas, desde hacía varios años. El Cordobazo de 1969 fue el inicio de este ascenso de la conflictividad social.
Te puede interesar: ¿Qué pasó en los 70? Un recorrido didáctico por la historia argentina
Te puede interesar: ¿Qué pasó en los 70? Un recorrido didáctico por la historia argentina
El 54% de las víctimas de la dictadura fueron trabajadores, el 30% fueron estudiantes. No murieron en enfrentamientos ni habían ido a la guerra, sino que fueron secuestrados de sus casas en la madrugada de forma ilegal. Por eso fue un genocidio contra la clase trabajadora.
Estas prácticas tenían como fin no sólo la aniquilación física, sino también disciplinar y generar miedo al conjunto de la sociedad. Utilizadas para que los empresarios puedan imponer su plan económico neoliberal, basado en grandes ganancias para ese sector, el aplastamiento de los derechos laborales conquistados previamente y un endeudamiento enorme con organismos como el FMI. También en la pérdida cada vez mayor de soberanía sobre territorios y recursos naturales, que pasaron a manos de empresas extranjeras. Todo bajo el amparo de la Iglesia y la colaboración de la CGT.
Si bien ya desde 1975 existían prácticas genocidas como muestra el laboratorio represivo que significó el Operativo Independencia en Tucumán. Antes también estuvieron los ataques y amenazas de la Alianza Anticomunista Argentina. Pero lo cierto es que con la dictadura de 1976 estas experiencias se extendieron a todo el país, dividiendo las regiones en zonas de operaciones donde funcionaron 600 Centros Clandestinos de Detención. Una especie de campos de concentración similares o iguales a los de los nazis, donde torturaron y asesinaron a miles de personas. Alcanza con googlearlos para saber donde se encuentran. Incluso algunos funcionaron dentro de grandes empresas como Acindar, Ford y Ledesma en Jujuy.
Te puede interesar: Operativo Independencia, el incómodo acontecimiento tucumano
Te puede interesar: Operativo Independencia, el incómodo acontecimiento tucumano
Este plan sistemático fue acompañado de otras prácticas igual de nefastas como el robo de más de 500 bebés, los “vueltos de la muerte” en los que arrojaron personas sedadas y atadas al mar -para que no puedan liberarse-; y se quedaron con las pertenencias de los secuestrados.
Cuando Milei pone en duda o niega el número 30.000 apunta a negar que haya pasado todo esto. Es un número que está abierto y es justamente forma de exigencia al estado para que diga la verdad. Incluso podrían ser muchos más. Cuando se compilaron las denuncias en el libro Nunca Más en los 80, durante la transición democrática, muchas personas no denunciaban por miedo. Los militares y policías del golpe seguían libres, impunes y los amenazaban.
Si realmente el dirigente liberal quisiera saber cuantos fueron los desaparecidos y desaparecidas, le exigiría al Estado y a sus aliados militares que abran los archivos que tienen ocultos y que muestren la verdad. Hechos, no palabras.
Claudia Ferri
Historiadora, UBA. Columnista de la sección Historia de La Izquierda diario.