Con demandas ambiciosas sobre la mesa y miles de millones de dólares en juego para Ford, General Motors y Stellantis, la lucha por nuevos contratos del sindicato UAW se perfila como una de las acciones obreras más importantes y sin precedentes en años.
Sábado 16 de septiembre de 2023 11:21
Acto en Detroit este viernes organizado por el sindicato UAW en el marco del lanzamiento de la huelga automotriz.
Estados Unidos vive una nueva oleada de luchas. En lo que va del año, se han producido 247 huelgas que involucran a 341.000 trabajadores, la mayor cantidad desde que la Universidad de Cornell comenzó a rastrear las huelgas en 2021. Este viernes se acaban de sumar 146.000 trabajadores del sindicato automotriz UAW, que enfrentarán a "las Tres Grandes", como se conocen a Ford, General Motors y Stellantis (fabricante de Jeep), por un nuevo contrato de trabajo que venció el jueves por la noche.
Entre otras cosas exigen: aumento salarial del 36% en 4 años, fin de las escalas salariales diferenciadas y cobrar un igual salario por igual trabajo, reducción de la jornada laboral de 40 a 32 horas sin reducción salarial, recuperar los planes de pensiones, salud, y el aumento automático por inflación que perdieron durante la crisis de 2008, cuando las empresas recibieron rescates multimillonarios por parte de la administración Obama y exigieron a los trabajadores entregar parte de sus conquistas históricas, algo que fue avalado en ese momento por el sindicato con la excusa de evitar despidos.
Quince años después la situación es muy distinta, y Estados Unidos está cruzado por una nueva oleada de sindicalización (con altos niveles de aceptación de los sindicatos), y de huelgas para recuperar lo que perdieron en las últimas décadas, y en particular tras la pandemia de Covid, cuando quedó más claro que nunca que las empresas privilegiaban sus ganancias por sobre la vida de las y los trabajadores.
Para entender por qué se trata de una de las huelgas más importantes en Estados Unidos hoy reproducimos a continuación un artículo de Tristan Taylor y Kyle Thibodeau, miembros de Left Voice en Detroit y parte de la Red Internacional La Izquierda Diario. El artículo original fue publicado en inglés aquí.
Durante muchos meses, los trabajadores de la industria automotriz han estado involucrados en un debates y negociaciones sobre el nuevo contrato que debería tener el sindicato automotriz United Auto Workers (UAW), tras la expiración del anterior que vencía el jueves 14 por la noche.
Los meses de negociaciones infructuosas, ya que las "Tres Grandes" de Detroit (Ford, GM y Stellantis) se negaron a aceptar las demandas de los trabajadores, derivaron en la noche del jueves en el llamado definitivo a la huelga a partir de este viernes 15.
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El plan sobre cómo llevar adelante la huelga fue presentado por el recientemente electo presidente del sindicato UAW, Shawn Fain, en un evento transmitido en vivo por Facebook el jueves por la noche. En ese evento, Fain describió las terribles condiciones que han estado enfrentando los trabajadores automotrices y explicó los planes del sindicato por lo que llaman a una “huelga efectiva”.
Fain expuso de manera bastante convincente y clara la situación económica actual que enfrentan los trabajadores de base del UAW. Los tres grandes fabricantes de automóviles, han obtenido 250 mil millones de dólares en ganancias en los últimos cuatro años, han autorizado 5 mil millones de dólares en recompras de acciones y la remuneración de sus directores ejecutivos (CEO) ha aumentado en un 40 %.
Las estadísticas también muestran cuánto ha perdido la clase trabajadora debido a décadas de compromiso y neoliberalismo, mientras las empresas están obteniendo ganancias récord.
Para comenzar a revertir esta situación, el sindicato presentó una lista de demandas para esta lucha contractual que incluye el fin del sistema de dos niveles y de los trabajadores suplementarios (permanentemente "temporales"), aumentos salariales de dos dígitos, restitución de salarios para contrapesar la inflación (reponer así el sistema COLA, el cual se perdió durante la crisis económica de 2008).
El UAW también exige pleno empleo y beneficios para todos los trabajadores después de 90 días de contratación, incluidas pensiones y beneficios para jubilados, el derecho a huelga ante el cierre de plantas y, lo más radical de todo, una semana laboral de 32 horas sin reducción salarial. Estas demandas expresan un aumento de la conciencia de clase y la bronca dentro del UAW, que ya se había expresado en parte en la huelga de General Motors de 2019 que finalmente fue traicionada por la dirección anterior del sindicato. Hoy, los trabajadores quieren reganar todas las concesiones a las que renunció la burocracia sindical en las últimas décadas, y van por más.
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Sin embargo, la estrategia revelada en la conferencia de prensa de Facebook no se iguala con la audacia y la militancia que se ha mostrado a lo largo de esta campaña por un nuevo contrato. El inicio de las acciones será parcial en lugar de frenar toda la fuerza del sindicato en conjunto, lo que seguramente será necesaria si quieren lograr sus justas demandas.
El plan de huelga presentado por Fain es realizar huelgas limitadas en solo tres fábricas de las Tres Grandes. Si las empresas no ceden a las demandas, el sindicato aumentará constantemente la presión. Es decir que este viernes entraron en huelga efectiva solo 13.000 de los 145.000 afiliados a la UAW que están listos para paralizar sus lugares de trabajo.
Si bien es cierto que las huelgas estratégicas en plantas importantes que fabrican motores o transmisiones eventualmente detendrán toda la producción, también fragmentan el poder de unidad del sindicato y el deseo de los trabajadores de estar hombro con hombro unos con otros. Además, realizar una huelga limitada a solo algunas plantas sin contar con un contrato vigente (ya que el previo expiró el jueves) permite que quienes aún trabajan estén bajo la presión de una posible pérdida de beneficios, como la cobertura sanitaria, durante la duración de la huelga. Incluso este mismo viernes algunas de las empresas amenazaron con suspensiones masivas en distintas plantas si la huelga se extiende. Esta presión, combinada con el aislamiento de los trabajadores en huelga, podría dañar la estrategia general del sindicato.
Seamos claros: nuestra crítica a esta táctica no quita el apoyo total que tenemos a la huelga de conjunto.
Durante la alocución sobre la forma en la que se llevaría a cabo la huelga, Fain parecía estar bajo mucha presión. Sin duda, parte de esa presión provino de la Casa Blanca, donde la administración Biden está preocupada por el impacto que la huelga tendría en la economía y la campaña por su reelección a la presidencia en 2024. Otros han señalado los límites del fondo de huelga y la necesidad de que el sindicato ahorre parte del mismo por si la huelga se extiende. Sin embargo, todas estas presiones no deberían llevar a fragmentar el poder de fuego de los trabajadores organizados, y lo que implicaría una huelga total, de sus 146.000 afiliados, en todos los centros de trabajo al mismo tiempo.
Para evitar que uno de los limitantes de una huelga total sea la escasez de fondos para entregar dinero a los trabajadores en huelga (aunque hoy el fondo de huelga del sindicato es de 850 millones de dólares lo que alcanzaría para un cheque de 500 dólares por semana para cada huelguista durante tres meses), el UAW tendrá que depender de la solidaridad del movimiento sindical, más aún teniendo en cuenta que la huelga tiene un fuerte apoyo social, como expresan las primeras encuestas.
El futuro de todos los trabajadores está en juego en esta lucha; Si el UAW ganara sus demandas cambiaría el equilibrio de fuerzas y colocaría al movimiento sindical en una posición de pasar a la ofensiva contra los patrones.
Más que nada, los trabajadores de base tienen que organizarse más para garantizar que el UAW esté en el punto más fuerte posible para resistir cualquier obstáculo que la dirección les ponga en el camino. Para ganar la demanda crucial de “Igual salario por igual trabajo” y derrotar las divisiones impuestas por los patrones a los trabajadores, las bases deben organizarse conscientemente para que los trabajadores se apoyen unos con otros y llevar adelante la huelga.
Los trabajadores de la UAW pueden comenzar a autoorganizarse conectándose y colaborando con aquellos que ya están en huelga, como los compañeros trabajadores de la UAW en Blue Cross Blue Shield.
Los trabajadores de Ford, GM y Stellantis vienen sobreviviendo de sueldo en sueldo, y estas demandas no sólo mejorarían sus medios de vida y los de sus familias, sino que también se convertirían en un ejemplo para otros trabajadores de otras industrias. Esta es una lucha no sólo para los trabajadores automotrices sino para la clase trabajadora en su conjunto, y acaba de comenzar.