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Red Internacional
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Guerra en Ucrania. Primeras huelgas salvajes en Rusia por la caída salarial en medio de la guerra

En Nizhnekamsk, Kazán, los trabajadores de la fábrica de Gemont, en su mayoría inmigrantes turcos, hicieron una huelga salvaje fuera del control sindical ante impago de salarios tras la caída del rublo. La patronal cedió inmediatamente al reclamo.

Diego Lotito

Diego Lotito @diegolotito

Martes 8 de marzo de 2022 09:52

Se trata de la primera huelga de grandes dimensiones como consecuencia directa de la guerra. En su mayoría son trabajadores migrantes desde Turquía con salarios ligados al tipo de cambio y que con la devaluación del rublo han perdido poder adquisitivo de forma brusca.

Ante la determinación de los trabajadores en huelga, la dirección de la empresa cedió inmediatamente y pagó la diferencia, informa el diario "Idel.Реалии".

La reaccionaria invasión de Putin a Ucrania está teniendo consecuencias devastadoras, en primer lugar, para la población ucraniana, con más de un millón de refugiados, destrucción y muerte. Pero también está afectando gravemente al pueblo ruso. Las duras sanciones económicas impuestas por la UE y EEUU las están pagando en primer lugar los trabajadores, que enfrentan caídas salariales, despidos o impagos salariales. Con la excusa de la guerra, muchas empresas europeas anunciaron el “cierre” de sus plantas y tiendas en Rusia, dejando de un día para el otro a miles de trabajadores en la calle.

Al mismo tiempo, el gobierno ruso ha incrementado las penas en el código penal para todo el que proteste contra la guerra, con la detención de cerca de 10.000 manifestantes en solo una semana.

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La huelga en la planta Gemont de Nizhnekamsk por la pérdida de salarios reales causada por la devaluación brutal del rublo, muestra la potencialidad de la lucha de la clase obrera en Rusia. Si esta se comienza a levantar contra las consecuencias económicas de la guerra, y une sus reivindicaciones a la lucha de las mujeres y la juventud contra la guerra, este movimiento puede ser poderoso.

El movimiento obrero ruso tiene que luchar contra la guerra, no solo por sus demandas corporativas, sino por superar a la burocracia sindical y enfrentar la ofensiva militarista del régimen autocrático de Putin. Al mismo tiempo, el movimiento pacifista, que muestra una gran valentía al salir a las calles sufriendo una dura represión y severas penas de prisión, tiene el desafío de superar su perspectiva ciudadana y buscar en la clase trabajadora el sujeto con el poder social para poder paralizar la maquinaria de guerra de Putin y poner fin a esta guerra reaccionaria.


Diego Lotito

Nació en la provincia del Neuquén, Argentina, en 1978. Es periodista y editor de la sección política en Izquierda Diario. Coautor de Cien años de historia obrera en Argentina (1870-1969). Actualmente reside en Madrid y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.

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