El presidente y el burócrata sindical oficialista auspiciaron una jornada de celebración para las patronales agrarias. Citas de Perón, fotos, abrazos y nuevos anuncios contra los trabajadores.
Martes 2 de mayo de 2017
“Nosotros somos el peronismo en Cambiemos”, ha afirmado en reiteradas ocasiones Gerónimo Venegas, referente de las 62 organizaciones peronistas aliadas al gobierno. La frase encabezó ayer el acto por el 1° de Mayo que compartió junto a Mauricio Macri en el estadio de Ferro.
La jornada comenzó a las 18 horas, con la presencia del “Momo” y sus acólitos en el escenario. El líder del Partido Fe y secretario general de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), fue el primero en tomar la palabra. Su discurso combinó halagos al macrismo y críticas al kirchnerismo –que, por otro lado, permitió doce años de avance sistemático en la flexibilización laboral, al tiempo que dejó un tercio de la clase trabajadora en la informalidad-.
Poco antes de las 19 horas habló Macri, quien fue el encargado de cerrar el acto. El presidente del ajuste y los despidos, que lleva 64 días de vacaciones en 17 meses de gestión, comenzó su arenga con una reivindicación del trabajo al estilo Pro: “el trabajo es de las cosas más importantes que nos pasan en la vida, nos ayuda a hacer amigos, a progresar”. Junto a él se encontraban la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el ministro de trabajo, Jorge Triaca. Es decir, los encargados de reprimir y atacar las condiciones de vida de la clase obrera.
Bajo el pretexto de “generación de empleo” y de “facilitar el ingreso al mercado formal”, el líder de Cambiemos anunció subsidios a las patronales agrarias así como a la industria textil y de la construcción, para la contratación precaria de hombres y mujeres beneficiarios de planes sociales.
En medio del aplauso furioso de los sindicalistas amigos, continuó: “Un señor dijo hace muchos años que la estrella polar de un país tiene que ser la productividad. Ese señor fue Juan Domingo Perón”.
La cita, que el mandatario ha repetido hasta el cansancio, fue pronunciada por Perón en el “Congreso de la productividad” sobre el final de su segundo gobierno. Por ese entonces, estaba en discusión el incremento de las ganancias capitalistas y una ofensiva empresarial contra los derechos adquiridos por los obreros a lo largo de décadas. Al igual que ahora, las dirigencias gremiales burocráticas adquirían un rol clave en el plan para modificar la relación de fuerzas.
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Este despliegue oficialista fue una verdadera provocación para los trabajadores. En el día que se conmemoraba la heroica lucha de los Mártires de Chicago por la reducción de la jornada laboral, el líder de un sindicato con altos índices de trabajo esclavo y un presidente que gestiona para las grandes empresas, llamaron al aumento de los ritmos de producción.
Más temprano el día de ayer, la CGT realizaba un “mini” acto en Obras Sanitarias. El único orador, Juan Carlos Schmid, repetía su usual pedido “diálogo” al Gobierno y, sin ninguna medida de lucha en el horizonte, ratificaba la tregua.
El único acto que marcó la agenda de los trabajadores, fue aquél impulsado por el Frente de Izquierda y el sindicalismo combativo en Plaza de Mayo.
Allí, Nicolás del Caño, ex candidato presidencial por el PTS/FIT y actual precandidato a diputado por la provincia de Buenos Aires, afirmaba frente a una multitud de trabajadores, jóvenes y mujeres: “Nuestras vidas valen mucho más que sus ganancias. Exigimos un paro nacional activo de 36 horas para derrotar el plan de Macri y los gobernadores provinciales y proponemos impulsar una gran campaña por la reducción de la jornada laboral, para que todos trabajen y para que nadie más tenga que dejar su vida en la fábrica”.
