En esta nota nos proponemos ahondar en algunos aspectos de la vida y elaboraciones de Christian Rakovski, quien además de una relación política, sostendrá una amistad de años con León Trotsky. Por la persecución de Stalin esta relación tendrá un trágico final.
Jueves 13 de agosto de 2020
Foto: Rakovski, Trotsky y Konstantin Dobrodzhanu-Gerya en 1913
Christian Georgievitch Rakovski, nació el 13 de agosto de 1873, en Bulgaria. Fue el dirigente más importante de la Oposición de Izquierda rusa, dentro del territorio, después que León Trotsky fuera expulsado de la URSS a comienzos de 1929. Fue militante revolucionario por más de 40 años, pasando parte de sus últimos años de vida deportado en regiones inhóspitas y de climas helados como Astrakan y Barnaul.
Será esta etapa de su vida, agravada por su enfermedad del corazón, en las que realizará sus principales aportes y elaboraciones teóricas. Lev Davidovich dirá sobre él: “posiblemente nunca llevó a cabo una vida tan activa como durante sus años de deportación, y su vida posiblemente no había sido nunca tan fructífera como durante este período”.
Su relación con Trotsky
A los 17 años, “Rako”, ya tenía un rol activo en organizaciones de la II Internacional, en Suiza, Francia, Alemania y destacando su rol en el Partido Socialdemócrata de Rumania. Desde donde además colaboró con los obreros sublevados del Acorazado Potemkin, cuando estos atracaron en el puerto de Constanza, en 1905.
Si bien en sus años anteriores de militancia, ya había tenido contacto con Trotsky, será a partir de la aprobación de los créditos de guerra por parte de la II Internacional, que comenzará una relación de camaradería más profunda entre ellos. Durante la Conferencia de Zimmerwald en 1915, Rakovski defenderá la posición del ala “centro” de la misma, encabezada por Trotsky. Las diferencias suscitadas entre este ala, que planteaba “la lucha por la paz” y el ala izquierda encabezada por Lenin, que peleaba por el “derrotismo revolucionario”, y la ruptura con la vieja internacional, serán saldadas con la Revolución Rusa y la fundación de la III Internacional.
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Al año siguiente Rakovski será encarcelado por el gobierno rumano. Será liberado por movilizaciones populares a principios de 1917, y partirá primero a Odessa desde donde organizará, con la ayuda del soviet local, un Comité de Acción Socialdemócrata Rumano para trabajar por la revolución en Rumania. De allí, partirá primero a Petrogrado y luego, para evitar ser arrestado, viajará a Suiza para participar de la tercera Conferencia de Zimmerwald.
Trotsky se unirá al Partido bolchevique a poco de llegar a Rusia en mayo de 1917. Rakovski, lo hará en 1918.
Contra Stalin y la burocracia
León Trotsky escribió sobre su amigo:
“Ch.G. Rakovski es una de las figuras más internacionales del movimiento europeo. (...) participó activamente en la vida de cuatro partidos socialistas (…) fue uno de los líderes de la Federación de los Soviets, fundador de la Internacional Comunista, presidente del Soviet de los Comisarios del Pueblo ucraniano, representante diplomático de la URSS en Inglaterra y Francia, y comparte hoy la suertes de la Oposición de Izquierda’. Las características personales de Rakovski, su amplia visión internacional y su profunda nobleza espiritual le valieron el odio de Stalin, en quien se personifican los rasgos exactamente opuestos” (Trotsky, Mi vida, Capítulo 17, Ediciones IPS-CEIP, 2002)
Rakovski fue presidente del Sóviet de Ucrania en 1918 y líder de esta República Soviética hasta ser reemplazado, por orden de Stalin, en 1923 y enviado a Gran Bretaña como diplomático. El motivo del reemplazo se encuentra en la feroz lucha entre Lenin (ya enfermo) y Trotsky (con los cuales se ubicaba Rakovski) contra Stalin, sobre la cuestión de la autodeterminación de las naciones oprimidas, y el burocratismo en el naciente estado obrero.
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Ese mismo año, con Lenin muy debilitado de salud y casi retirado de la vida política, Lev Davidovich comenzará a poner en pie la Oposición de Izquierda contra la camarilla burocrática de Stalin.
En 1927, tras firmar una declaración de la Oposición de Izquierda, Rakovski es expulsado de Francia y retornará a la URSS, con el fin de participar más activamente en la lucha de oposición en la Unión Soviética.
Para estos años, la Oposición de Izquierda (ahora Oposición Conjunta con la integración de Zinoviev y Kamenev) era duramente perseguida y reprimida en las “tierras del octubre rojo”. En noviembre de ese mismo año, Trotsky y Zinoviev serán expulsados del partido. Rakovski, del Comité Central. Su expulsión del partido, no se haría esperar.
La Oposición de Izquierda
Rakovski será el portavoz oficial de la Oposición de Izquierda en el XV Congreso del Partido, inaugurado el 2 de diciembre de 1927. En este Congreso se vio el final de la Oposición Conjunta de Trotsky y Zinoviev. El 10 de diciembre, Kamenev, Bakaev y Evdokimov, en nombre del ala Zinoviev, anuncian su aceptación de todos los lineamientos tomados por el Congreso. Rakovski es expulsado.
Aquí comenzará la etapa final de su vida. Mientras que Trotsky es deportado a Alma Ata, a Rakovski lo enviarán a Astrakhan. Allí comenzará un extenso intercambio de cartas con el fundador del ejército rojo y con otros viejos bolcheviques.
Entre ellas, se encontrará una de sus elaboraciones más importantes. En su “Carta a Valentinov”, de 1928, más conocida como “Los peligros profesionales del poder”, ahondará en conflicto interno del partido y el significado histórico más profundo de los eventos que llevaron a la degeneración del partido.
Según Gus Fagan, en su biografía sobre Rakovski, “para Trotsky, la degeneración burocrática del partido y el estado tuvo que ver principalmente con el atraso ruso, la debilidad numérica de la clase trabajadora, el aislamiento y el cerco capitalista. Para Rakovski, el peligro de burocratización ya era inherente a la propia clase obrera, a su situación como nueva clase dirigente.” (Introducción biográfica a Christian Rakovski)
Sobre el peligro de la burocratización, Rakovski dirá: “Cuando una clase toma el poder, un sector de ella se convierte en el agente de este poder. Así surge la burocracia. En un Estado socialista, a cuyos miembros del partido dirigente les está prohibida la acumulación capitalista, esta diferenciación comienza por ser funcional y a poco andar se hace social.”
Y continúa: “(Este peligro) seguiría existiendo... aunque permitiéramos que el país estuviera habitado sólo por masas proletarias y el exterior estuviera compuesto únicamente por estados proletarios. El peligro no está solo en la relación con otras clases, sino dentro de las filas de la propia clase victoriosa.”
("Los peligros profesionales del poder", Christian Rakovski, 1928)
A pesar de algunas divergencias, en su libro La Revolución Traicionada, Trotsky dirá que este aporte de Rakovski “sigue siendo lo mejor que se ha escrito sobre el asunto.”
Trotsky más tarde planteará que en tanto y en cuanto la base económico-social siguiera siendo “obrera”, también seguiría siéndolo el estado. Por supuesto no sería ya un estado obrero sino uno degenerado burocráticamente. Hasta 1933, la oposición aún consideraba posible devolver al camino revolucionario, a la III Internacional, al Partido Comunista de Rusia, y por lo tanto al reciente estado obrero, enfrentando la “teoría” del socialismo en un solo país levantada por Stalin, y sobre la base de la defensa de los soviets como base de la dictadura del proletariado. Pero la política de Stalin, se mostró como la traición abierta que era, al permitir el triunfo de Hitler sin presentar batalla.
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Abjuración y muerte: “Y sin embargo se mueve”
En 1929, el búlgaro recomendará a Trotsky, no confiar en el giro a “izquierda” que realiza Stalin. No se equivoca. Mientras que Radek y Preobrazhensky anuncian que han roto política e ideológicamente con Trotsky, una feroz represión se lanza contra la oposición.
De 1930 a 1934, el silencio rodea la vida de Rakovski. Se sabe que en 1932 intenta fugarse del exilio sin éxito, y en el ´33 es deportado a un área más remota en Asia Central.
Trotsky, sin conocer novedades, reclamará por la vida de su amigo:
“Stalin aún calla. No hay noticias de Cristian Rakovski. Las embajadas guardan silencio. A pesar de los numerosos artículos aparecidos en la prensa, los sepultureros de la revolución alemana se niegan a revelar su secreto. ¡Si han asesinado a Rakovski, no se atreven a decirlo! ¡Si sigue con vida, tienen miedo de reconocerlo! Esto basta para señalar la medida de su pánico, de su miedo ante las acciones de los bolcheviques leninistas.” (Trotsky, "¿Cuál es la situación de Rakovski?", Escritos, 29/03/1933)
El 23 de febrero de 1934, se conocerán nuevas noticias. Rakovski capitulará ante Stalin. La Oposición de Izquierda perdía un viejo cuadro, Lev Davidovich, un amigo.
El ya fallecido historiador trotskista Pierre Broué cuenta en su texto “La lucha por la revolución, la lucha por la historia”, una escena que permite imaginar el impacto de la noticia:
“Varios camaradas de México me han contado que, cuando creía que estaba solo, en su jardín de Coyoacán, Trotsky hablaba en voz alta a su viejo camarada Christian Georgévitch, su amigo, el ’último’ de los héroes revolucionarios que habían estado en su vida: le decía que estaba seguro de que no lo había traicionado, que seguía queriéndolo, pero que, desgraciadamente, el único medio de defenderlo era el de hacer conocer su pasado de revolucionario, un pasado que se detenía en 1934.”
Tristemente, de nada valió la capitulación del viejo bolchevique. En 1938, será condenado a 20 años de cárcel. En 1941, muere fusilado.
Trotsky dedicará varios artículos y pasajes al significado y las implicaciones de la claudicación de su camarada. Sin justificarlo y rompiendo políticamente con él, encuentra que el hecho del aislamiento y desinformación de su amigo, un motivo a su rendición. Mientras Rakovski veía que frente al fortalecimiento de la reacción y el ascenso de Hitler, era necesario volver al partido, la Oposición de Izquierda comenzará la puesta en pie de una nueva internacional.
El revolucionario ruso, dirá acerca de esto: “Es cierto que Rakovski, deshecho por la represión burocrática, renegó más tarde de sus críticas, pero cuando el septuagenario Galileo fue obligado en los potros de la Santa Inquisición a abjurar del sistema de Copérnico, esto no impidió que la tierra siguiera girando alrededor del sol. No creemos en la abjuración del sexagenario Rakovski, pues más de una vez +el mismo ha analizado implacablemente esta clase de abjuraciones. No obstante, su crítica política ha encontrado en los hechos objetivos una base mucho más segura que en la firmeza subjetiva de su autor.” (Trotsky, La Revolución Traicionada, OE 6, capítulo 5, Ediciones IPS-CEIP, 2014)
Se “despedirá” así de su viejo amigo: “Rakovski es solamente un hombre y, después de estar separado durante años de las grandes perspectivas históricas que inspiran a los cuadros de la Cuarta Internacional se impuso lo ’humano’ que hay en él.”, concluyendo, “Registramos la declaración puramente formal del viejo guerrero, quien durante toda su vida demostró su inquebrantable devoción a la causa revolucionaria; lo registramos con tristeza y pasamos al orden del día". Y concluirá: “No tenemos tiempo de lamentarnos por los compañeros perdidos, aunque se trate de camaradas de treinta años de lucha. Que todos los bolcheviques se digan: ’Un luchador de sesenta años de edad, con experiencia y prestigio, abandonó nuestras filas. Tengo que captar a tres luchadores de veinte años para cubrir el vacío que dejó’." (Trotsky, "El significado de la rendición de Rakovski, 31/3/1934)
Efectivamente, no había tiempo. La persecución desatada por el stalinismo contra la oposición, tanto dentro como fuera de la URSS, la política traicionera del Frente Popular, por parte del PC en la revolución española y, más tarde, las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, le darían la razón a Trotsky.
Los revolucionarios y el proletariado mundial debían levantar una nueva bandera. Una bandera sin mancha. La bandera de la IV Internacional.