Ideas de izquierda

Armas de la critica

SEMANARIO

Recordando a Mike Davis

Warren Montag

DAVIS

Recordando a Mike Davis

Warren Montag

Ideas de Izquierda

De todas las cosas que aprendí de Mike, tal vez la más importante fue que no hay dominación sin resistencia; él siempre trató de identificar qué fuerzas estaban involucradas en la lucha contra la explotación y la opresión, y de sumarse a ellas.

Freud cuenta la historia de un hombre que permanece inmóvil ante la entrada de la estación de Charing Cross, en el centro de Londres. Los viajeros, irritados, deben desviarse para evitarlo, sin preguntarse por qué su cabeza está inclinada en señal de duelo. Él no los ve; su mirada se aleja del edificio y se dirige a la cruz que da nombre a la estación. Siente la tristeza de la historia, oculta a la vista, de la querida reina, la chère reine, cuya muerte prematura su marido, el rey Eduardo, señaló con una serie de cruces, la última de las cuales es la que ahora se conoce como cruz “Charing”. La cruz ha quedado anexada a la estación de ferrocarril, a la cual sirve como un mojón. La querida reina, la chère reine, ha desaparecido en el nombre “Charing” y su significado original ha quedado en el olvido; salvo para aquel doliente solitario, todavía afligido por aquello que no puede olvidar.

Mike Davis descendía de aquel hombre. Sin embargo, las ausencias que detectaba no eran las de los reyes y reinas muertos, sino las de los rebeldes que intentaron derrocarlos (o sus homólogos de tiempos más recientes). Él leía los epitafios escritos en los desechos del día en los terrenos baldíos y los escaparates vacíos de Los Ángeles, y escuchaba atentamente aquellos gritos desoídos que provenían de tumbas sin nombre enterradas bajo lavanderías y licorerías. Cuando miraba el presente, veía signos, no reconocidos como tales, de un pasado cuyo olvido era la condición necesaria para la legitimidad del presente. Mike se sentía obligado a leernos estos signos e interpretarlos, para mostrar, por ejemplo, que una ciudad como Los Ángeles, junto a las autopistas, en los suburbios, en las losas de hormigón agrietadas que pretendían ser aceras y en las casas medio quemadas sin tocar durante años, lleva en su piel las heridas y las cicatrices de la lucha de masas. La ciudad era para él una especie de registro fósil de los cataclismos y acontecimientos al borde de la extinción que jalonaron la historia de la resistencia y la revuelta contra el orden político, económico y racial establecido. La capacidad de reconocer la presencia de este pasado, aunque solo sea en la ferocidad con la que se lo niega, pero también hacer que lo veamos, lo sintamos y empecemos a entenderlo, fue el don peculiar de Mike.

Digo estas cosas no solo como lector de las obras de Mike, sino como alguien que recorrió con él por todo Los Ángeles, yendo a manifestaciones, piquetes y reuniones. Todo el mundo parecía conocerlo, y podía darme una descripción exacta de cada movimiento, organización y sus dirigentes. Era famoso por su capacidad para dar conferencias espontáneas, pero organizadas de manera impecable, sobre una serie aparentemente innumerable de temas (recuerdo en particular una conferencia sobre la historia del Ejército Republicano Irlandés, una comparación detallada de los movimientos de los habitantes de los barrios marginales de Teherán y Ciudad de México, y una visión general de las teorías de la guerra urbana, hacia 1980).

Sin embargo, su capacidad intelectual no le impedía dejarse llevar por la rabia ante la presencia del “enemigo”, incluso ante el peligro físico. En una ocasión, atacó él solo a un grupo de nazis que venían a enfrentarse a una manifestación organizada por la Coalición contra los Abusos Policiales. La mera presencia de la policía le ponía los pelos de punta y no siempre se abstenía de proferirles una retahíla de obscenidades. En lo que se convertiría en la histórica manifestación de Justice for Janitors en Century City (parte de Los Ángeles) en 1990, Mike llegó vestido con traje y corbata. Me dijo que no marcharía con nosotros porque finalmente había convencido al alcalde de Los Ángeles para que accediera a una entrevista y no podía faltar. Se mostró inflexible: no podía ser detenido. Cuando se encontraba a cierta distancia, la policía lanzó un brutal ataque contra la manifestación. Mike se enfureció y, cuando empezó a insultar a algunos policías apostados cerca de él, fue detenido y llevado a la cárcel de Los Ángeles Oeste. Más tarde, el alcalde convenció a la policía para que lo liberara y así poder realizar la entrevista.

De todas las cosas que aprendí de Mike, tal vez la más importante fue que no hay dominación sin resistencia; él siempre trató de identificar qué fuerzas estaban involucradas en la lucha contra la explotación y la opresión, y de sumarse a ellas. No es que lo hiciera por un sentido del deber, sino simplemente porque le era imposible actuar de otra manera. El hecho de que nunca vacilara en su marxismo revolucionario, lejos de limitar el poder de su intelecto o la imaginación que estaba contenida en ese poder, constituyó la base de su creatividad como pensador. Sacaba su fuerza de los movimientos antiimperialistas y antirracistas en los que participó activamente.

En este momento pienso en él y me imagino cómo se vería en la huelga salvaje de los Teamsters de 1970, de pie junto al camión de dieciocho ruedas que había estacionado, junto a tantos otros camiones, en medio de la autopista 101 en el centro de Los Ángeles, bloqueando efectivamente uno de los nudos de transporte de mercancías más importantes del país. Puedo ver su rostro radiante de orgullo ante ese enorme panorama de poder obrero, y ya soñando con los libros que iba a escribir.

Traducción: Guillermo Iturbide


VER TODOS LOS ARTÍCULOS DE ESTA EDICIÓN
COMENTARIOS
CATEGORÍAS

[Mike Davis]   /   [Ideas & Debates]   /   [Historia del movimiento obrero en EE. UU.]   /   [Teoría marxista]   /   [Internacional]

Warren Montag

Profesor de literatura británica y filosofía política en Occidental College de Los Angeles (Estados Unidos). Editor de la revista décalages y autor de diversos libros sobre Adam Smith, Spinoza y Althusser.