En la parte I de esta nota se discutió el surgimiento del clasismo y sus límites*. En ésta se aborda otra corriente y su principal referente, quien jugó un rol importante en la etapa analizada.
Mónica Arancibia @monidi12
Emilio Salgado @EmilioSalgadoQ
Jueves 5 de mayo de 2016
Agustín Tosco fue uno de los dirigentes obreros más emblemáticos de esa época, por encabezar un ala combativa que expresaba muchos de los procesos del período. Se definía como del “sindicalismo de liberación”.
El debate en el curso fue alrededor de si el dirigente de Luz y Fuerza fue o no clasista. Tosco fue muy combativo, estuvo preso varios años e incluso murió en la clandestinidad. No se puso en cuestión sus acciones combativas sino en qué difería del clasismo, como orientación política.
Agustín Tosco
¿Por qué Tosco no fue clasista? Diferencias con el clasismo
La corriente del sindicalismo de liberación se diferenciaba del clasismo en dos aspectos fundamentales. Por un lado, Tosco priorizaba los acuerdos con sectores burocráticos, por eso estaba con la CGT de los Argentinos encabezada por Ongaro o la política de presión sobre el ala “combativa” de la burocracia sindical cordobesa, encabezada por Atilio López, máximo dirigente de la CGT provincial, no como una cuestión táctica sino como una cuestión estratégica. Y por otra parte, también por la cuestión política, ya que nunca se definió por la independencia política de los trabajadores, a diferencia de los clasistas.
El sindicalismo de liberación perseguía un proyecto de colaboración de clases, tenía un programa que incluía alianzas con sectores de partidos patronales. Hay una cita famosa de Tosco que refleja esta visión: “En la Argentina con el peronismo de avanzada, el radicalismo de avanzada con los sectores de la centroizquierda, izquierda, con un programa claro de tipo nacionalista, democrático y revolucionario vamos a construir el futuro”.
Si bien Tosco se opuso al GAN de Lanusse en 1971 y 1972 (1), fue parte activa del ENA (2), impulsado por el PC, en el marco de la salida electoral como salida burguesa ante la crisis de la dictadura. Esta línea de conciliación de clases, se terminó expresando en concreto en el apoyo al FreJuLi en Córdoba en las elecciones de 1973, en donde el vicegobernador elegido era Atilio López, acompañando a Obregón Cano, que era una fórmula burguesa.
En varias oportunidades, Tosco se negó a convertirse en un polo de independencia de clase y encabezar una fórmula presidencial que expresara dicha independencia contra Perón, como le había propuesto el PST, que ofreció su personería electoral “al servicio de las candidaturas obreras”, siguiendo la experiencia de las elecciones de marzo y de cara a las que se venían en septiembre (3). El propio dirigente del clasismo, Gregorio Flores, se encargó de clarificar el motivo. Recordaba que Tosco, en los tiempos que convivieron como presos políticos de la dictadura en la cárcel de Rawson, le había confesado: “Mirá Gregorio, yo soy de izquierda, soy marxista pero orgánicamente no estoy dentro del Partido Comunista, pero no quiero romper con ellos. Me lo dijo mil veces“.
Discutir la estrategia de colaboración de clases de Agustín Tosco no es una cuestión meramente del pasado, sino que tiene una gran importancia en los debates de hoy, ya que es reivindicado acríticamente por diversas corrientes frentepopulistas, algunas que son parte de las direcciones burocráticas de centrales sindicales o sindicatos (Yasky, Michelli, De Gennaro y varios referentes gremiales), además de grupos populistas menores, que son parte de la izquierda sindical, como Rompiendo Cadenas, entre otros.
Para ver más en detalle una visión crítica sobre Agustín Tosco.
Sacar lecciones para superar la experiencia clasista
El 26 de octubre de 1971, día en que son ocupadas por las fuerzas represivas las sedes del SiTraC-SiTraM, se movilizan miles de empleados públicos. Al día siguiente, alrededor de 60 mil trabajadores de distintos sectores: mecánicos de la Fiat, docentes, Luz y Fuerza (Tosco), judiciales, no docentes, etc., realizaban distintas acciones e lucha. Dos días más tarde, el 29, la CGT Córdoba convocó a un paro de 14 horas. A pesar de ser masiva, la medida es pasiva, aislada y sin continuidad; ya que quedó supeditada a un plenario de secretarios generales que a su vez deja en manos de la CGT Nacional, dirigida por José Ignacio Rucci, la convocatoria a nuevas medidas que,como era de esperarse, nunca se concretarían.
SiTraC-SiTraM había mocionado el llamado a huelga general, pero fue boicoteado por el conjunto de dirigentes cordobeses, incluido Atilio López y los sectores afines a Tosco.
La experiencia clasista, más allá de algunos intentos posteriores por mantener la organización de las fábricas, llegaba a su fin. Y este desenlace, muestra a la vez, que las alianzas estratégicas de Tosco con la burocracia estuvieron por delante y lo enfrentaron al clasismo en un momento determinante.
Los sindicalistas que expresaron el gran experimento del clasismo, fueron un valioso aporte a la experiencia histórica del proletariado argentino y, como ya fue explicitado, por sus límites, no fueron hasta el final ni desarrollaron sus principios programáticos.
Sacar lecciones de los grandes problemas estratégicos del último ensayo revolucionario y ver cuáles fueron los aportes de los luchadores y qué faltó para poder hacerse de una estrategia de poder que triunfara frente a las salidas burguesas, fueron los objetivos del seminario. Desde esa perspectiva, puede decirse que el curso sintetizó una reivindicación crítica de esa vanguardia cordobesa que, de haber superado sus propios límites, si se hubiera extendido como una opción de clase, luchado por el frente único obrero para defenderse de los ataques de la dictadura y combatir al reformismo en el movimiento obrero; y si hubiera presentado como una opción política, que debería haberse materializado en la lucha por un partido de trabajadores, podría haber sido mucho más que un eslabón para los sucesos que estaban por venir. Pensar los límites que expresó los más avanzado de los sectores de la vanguardia de los setenta se torna una cuestión esencial para superarlos y desarrollar las experiencias clasistas de hoy.
* Reflexiones sobre los 70. Parte I.
1. Gran Acuerdo Nacional (GAN). Política iniciada por el gobierno militar de Lanusse que buscaba iniciar negociaciones con Perón en el exilio, cuyo objetivo era alcanzar un acuerdo de salida electoral e intentar aplacar las luchas obreras y populares que no cesaban desde el Cordobazo y mantenían en crisis los gobiernos militares.
2. El Encuentro Nacional de los Argentinos (ENA) fue creado por el Partido Comunista (con apoyo de sectores del peronismo, socialismo, radicalismo, corrientes sindicales y estudiantiles) en la perspectiva de un frente similar a la Unidad Popular de Chile y del cual Tosco tomó parte activamente, como intento de establecer un Frente Político opositor para negociar con la dictadura. Significó un intento de variante reformista, a la izquierda de “La Hora del Pueblo”, que eran las alianzas impulsadas por Perón que reuniría a los partidos que formarían el FreJULI –Frente Justicialista de Liberación- (Partido justicialista, Movimiento de Integración y Desarrollo, Partido Conservador Popular, Partido Popular Cristiano y otras fuerzas menores) y a la Unión Cívica Radical.
3. Esta vez, a diferencia de las del 11 de marzo que proclamarían a Héctor Cámpora en la que habían votado en blanco, se sumarían a la política del PST, Política Obrera (hoy PO) y hasta el PRT de Santucho.
Mónica Arancibia
Nacida en Bs. As. en 1984. Es economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.