Conversamos con la Dra. Samah Jabr, psiquiatra, psicoterapeuta y responsable del sistema público de Salud Mental en Cisjordania.
Por si las imágenes que circulan en las redes no son suficiente para comprender la atrocidad de lo que estamos presenciando, las cifras hablan por sí solas: ya son más de 14 854 los muertos por ataques israelíes en Gaza, entre ellos 6150 niños, con 33 000 heridos, sin contar el bombardeo constante de hospitales y campos de refugiados, y más de 3750 desaparecidos, 1750 de ellos niños, incluyendo más de 200 asesinados en Cisjordania. Crimen de guerra, genocidio, limpieza étnica, apartheid, las palabras quedan chicas.
Como escribió recientemente la periodista francesa Sihame Assbague:
La cuestión palestina siempre aclara todo. Siempre revela los verdaderos rostros, las cobardías, las hipocresías, los oportunismos, los odios ocultos, las tendencias supremacistas y los acuerdos con lo peor. Es una brújula ética. Una brújula política. Permite hacer una selección. En el gran vertedero colonial, es necesario reservar un lugar muy especial para aquellos que han construido su carrera y su notoriedad en las luchas antirracistas y decoloniales... pero que, ante la violencia genocida de los colonos israelíes, de repente comienzan a balbucear y eufemizar [1].
Efectivamente, el ataque que despliega desde hace más de un mes el Estado de Israel en Gaza funciona como un prisma sobre todo el mundo. Sobre figuras políticas como Bernie Sanders, como un prisma invertido: los colores de su supuesto progresismo se revelan pura oscuridad cuando lo escuchamos negándose a llamar un alto al fuego. Lo mismo en otras partes del globo, como en Argentina, con gran parte de la centroizquierda que se alineó a un candidato pro Estado de Israel, atacando a Myriam Bregman y el FIT-U, quien sin dejar de lamentar las víctimas civiles, denunció el genocidio incremental y el proyecto de limpieza étnica del sionismo apoyado por el imperialismo, y convocó a movilizandose en apoyo al pueblo palestino. Pero el prisma funciona en los dos sentidos y, del otro lado, el horror de la masacre sionista se refracta en una solidaridad que se extiende en todo el mundo con movilizaciones históricas bajo las banderas de Palestina libre y una militancia anticapitalista y antiimperialista renovada.
La salud y la salud mental no escapa a esas refracciones. Para hablar sobre todo esto, conversamos con la Dra. Samah Jabr, psiquiatra, psicoterapeuta y jefa de la Unidad de Salud Mental del Ministerio de Salud de Cisjordania en Palestina, donde reside. Samah también escribe, numerosos artículos y libros, como Beyond the Frontlines: Resistance and Resilience (2017; publicado en español como Tras los frentes: crónicas de una psiquiatra y psicoterapeuta palestina bajo ocupación, Editorial Hojas Monfíes, 2022) a partir del cual se ha realizado un documental (Derrière les fronts: résistances et résiliences) de la directora francesa Alexandra Dols bajo el mismo título, y Sumud: resisting the oppression (2021).
Para empezar, nos gustaría preguntarte, de primera mano y en medio de tantos intentos de silenciar y distorsionar lo que ha sucedido, ¿Qué ha estado sucediendo allí en el último mes? Alguien escribió en la red “ha pasado un mes y 75 años”. ¿Podría explicarnos qué significa esa expresión y cuál es la situación ahora?
Sí, es una descripción precisa. Es un mes y 75 años de desplazamiento de los palestinos y la opresión y la negación de la identidad y la libertad y la autodeterminación de los palestinos. Los acontecimientos que comenzaron en la Nakba (1947/1948), en los cuales dos tercios de los palestinos fueron desposeídos de sus pueblos por la fuerza militar, lo que dio lugar a que una población palestina de refugiados tanto dentro como fuera de Palestina. Lo cual fue seguido por muchos años de represión: un gran porcentaje de la población palestina, creemos que un 20% de la población palestina, experimentó el encarcelamiento político y la detención. Y hay una aceleración de eso durante el último mes. Pero la realidad de la ocupación israelí de Palestina no deja ningún palestino intacto por los acontecimientos, y tomar la situación en Palestina como si solo hubiera empezado el 7 de octubre es una gran omisión a la historia que explica por qué los palestinos iniciaron lo que iniciaron el 7 de octubre. Saca las cosas de contexto y necesitamos entender el contexto para entender mejor y reaccionar a los acontecimientos del 7 de octubre.
Estamos viendo aquí y en todo el mundo una campaña que confunde antisionismo con antisemitismo. ¿Qué dirías sobre esto?
El antisemitismo es una forma de racismo tóxica y nauseabunda que cualquiera rechazaría. Significa despreciar a la gente y discriminarla simplemente porque son semitas, incluidos los judíos, porque los semitas no son solo los judíos, los árabes también son semitas. Mientras que el antisionismo es la objeción a la ideología y las prácticas sionistas que están implicadas en el colonialismo y la ocupación, y es algo muy legítimo. Así que hay una gran diferencia y creo que cualquier persona pensante se da cuenta de que el antisemitismo se ha utilizado como una herramienta para silenciar a la gente e intimidarla, y evitar que reaccionen a la hegemonía de Israel y a la impunidad que Israel está disfrutando de una manera excepcional en este mundo.
Recientemente escribiste una carta a la Asociación Americana de Psiquiatría sobre la situación en Palestina, ¿Qué te llevó a hacer esto y si pudieras contarnos qué querías expresar en esta carta?
No es nuevo para nosotros los palestinos que los regímenes oficiales occidentales apoyen a Israel en sus ataques contra los palestinos. Fue una gran decepción ver que las organizaciones de salud y las organizaciones de salud mental se unieron al coro del apoyo político a Israel. La Asociación Americana de Psiquiatría fue una de ellas, pero no la única, y utilizó la misma retórica, como si la historia comenzará el 7 de octubre, ignorando los 75 años de opresión y los 17 años de asedio en Gaza, y el trauma histórico, transgeneracional, repetitivo y colectivo de los palestinos, especialmente de los habitantes de Gaza. Una institución de Salud Mental debería estar más preocupada en convocar a la moderación y en evitar que se implemente aún más trauma, en cualquier pueblo. La neutralidad y la imparcialidad forman parte de la ética de las instituciones de salud mental, lo que les impide tomar partido. La APA utiliza la misma retórica oficial norteamericana al llamar a las acciones palestinas una forma de terrorismo. Los palestinos sabemos que cualquier poder colonial que usa la violencia para colonizar y ocupar llama terrorismo a cualquier tipo de violencia, porque la única violencia legítima es la violencia del país colonial y la ocupación. Así que la APA usó la misma retórica llamando a los palestinos terroristas y describiendo sus actos como los actos del 7 de octubre como un acto anti-semita. Por lo que, en mi opinión, la APA es cómplice en el derramamiento de sangre de los palestinos.
Sobre la salud mental en Palestina ¿Cuáles son las consecuencias que ves de vivir bajo la constante ocupación colonial?¿Cuáles son las consecuencias que has podido documentar en tus trabajos de vivir así?
La violencia es incompatible con la salud. Y la represión y la ocupación han dañado la salud de los palestinos de muchas maneras, y especialmente su salud mental. Yo iría incluso más lejos y diría que la salud mental de los palestinos está especialmente en la mira porque el interés de cualquier proyecto colonial es la tierra. Y el de la ocupación israelí es de una tierra vacía, sin gente, así que transfirieron y expulsaron a tantos como pudieron, mataron a tantos como pudieron, y para aquellos que siguen viviendo aquí, el sistema israelí quiere estar seguro de que pierdan su subjetividad como seres humanos. Quebrar la subjetividad de la gente y hacer de ellos sombras de lo que son.
A propósito, escribiste dos libros, uno lleva por título Tras los frentes (Beyond the frontlines) y el otro Sumud. ¿Podrías contarnos de qué se tratan?
Aquí está el libro Beyond the frontlines (Derrière les fronts en francés). Es una colección de artículos que fueron escritos en momentos difíciles en Palestina, usando la lente de la salud mental y la psicología para analizar la situación política. Fue traducido al italiano y también al español. El otro, Sumud, fue publicado en italiano y es una colección de artículos escritos durante la pandemia de Covid, sobre cómo los palestinos lidiaban con la ocupación por un lado y la pandemia sanitaria por otro. Y estoy escribiendo algunos artículos que espero que se publiquen también como colección en un libro.
Escuché y leí también sobre el concepto de sumud y la diferencia con la palabra resiliencia y también cómo conceptualizas el trauma allí en Palestina y la discusión que hacés sobre ello. ¿Podrías hablarnos sobre esto? Me pareció muy interesante.
Sumud es una palabra que se asemeja a la resiliencia, pero no es exactamente la resiliencia. Los palestinos la han utilizado desde hace más de 100 años, durante el mandato británico. La literatura y la poesía palestina habla sobre sumud y si analizamos conceptualmente los significados, los diferentes significados y los diferentes contextos en los que fue escrito, entendemos que se trata de la resiliencia individual y colectiva, que incluye el desafío a la opresión y la firmeza y la perseverancia; no es solo un estado mental, sino que también está orientado a la acción, se trata de un comportamiento pro-social durante tiempos muy difíciles. Todos estos significados están incluidos en una palabra, "sumud", y por eso la elegí como título de este libro, porque el del Covid fue un momento muy difícil para los palestinos, que se enfrentaban al doble aspecto de la discriminación, así que necesitábamos el concepto de "sumud" para atravesar estos tiempos difíciles. Y, por supuesto, ahora, cuando vemos… ayer recibí un vídeo de Gaza en el que los palestinos pedalean para generar electricidad. Asique, tratan de dar lo mejor durante estos tiempos oscuros: ser pro-sociales, ayudarse unos a otros y a sobrevivir a las dificultades. Ese es el concepto de sumud.
En cuanto a nuestra conceptualización del trauma y sus consecuencias, la literatura occidental propone el diagnóstico de Trastorno de estrés postraumático (TEPT, PTSD por sus siglas en inglés), que nos parece inapropiado para el contexto palestino porque nunca estamos en la fase “post”: el trauma es duradero, repetitivo, colectivo, histórico, transgeneracional. Y el diagnóstico de TEPT capta mejor la experiencia de un soldado estadounidense que va al campo de batalla y cuando vuelve a la seguridad de su hogar sigue sintiendo la amenaza. Para los palestinos la amenaza es muy real, está en la realidad no solo en sus mentes, así que por supuesto hay inmensas consecuencias traumáticas para los palestinos, pero son diferentes al diagnóstico de TEPT: incluyen un gran cambio en nuestra visión del mundo, en nuestro sistema de creencias, en nuestra forma de vida y en cómo nos relacionamos con los demás.
La conceptualización diferente del trauma nos obliga a plantear intervenciones diferentes. La psicoterapia individual y el autocuidado no son apropiados cuando el trauma está dirigido a nuestro sentido de comunidad, colectividad e identidad nacional. Por supuesto, necesitamos intervenciones que sean colectivas y que tomen en consideración la reconstrucción de nuestra identidad y sentido de comunidad. Daré un par de ejemplos. En el pasado, entrenamos a entrenadores de aikido para que trabajen con adolescentes que son ex prisioneros, que son detenidos por los israelíes, torturados y golpeados, y que luego cuando son liberados no se integran bien en la escuela o en sus familias. Las familias los traen a una clínica psiquiátrica y esto no hace sentir bien a estos jóvenes, se sienten estigmatizados al ser llamados pacientes psiquiátricos. Así que recuerdo que un chico lo objetó, y acordé con el que sería bueno hacer la intervención en un grupo que viva la misma experiencia, de adolescentes que sean ex prisioneros. Y no sería un doctor, un psiquiatra, sino un entrenador de aikido. A este entrenador de aikido lo formé, formamos a entrenadores de aikido y a entrenadores deportivos para que ofrecieran intervenciones psicológicas de baja intensidad y apoyo psicosocial y crearan un espacio para que la gente pueda hablar, además de las habilidades de aikido. Este es un ejemplo en el que tenemos que observar qué funciona para la gente, qué quiere la gente y tratar de satisfacer sus expectativas.
Otro ejemplo es el de una mujer afligida que perdió a su hijo en violencia política, fue asesinado. Ella estaba muy triste y aislada y su familia quería que recibiera tratamiento psiquiátrico, y en un momento dado me explicó que la mejor ayuda que recibió fue la de un grupo de madres que vivieron la misma experiencia. Vinieron de ciudades lejanas –ella vivía en Jericó y vinieron desde Jenín– a visitarla, para darle las condolencias, hablarle de sus experiencias y ayudarla a superar el duelo, pero también a hacer la transición a través del duelo. Se mantuvieron en contacto a través de un grupo de WhatsApp, ayudándose mutuamente. Estos son ejemplos muy originales sobre cómo la gente se ayuda una a otra. Y tenemos que observar y construir nuestras intervenciones para apoyar estas iniciativas. También trabajo con mujeres ex prisioneras, que se enfrentan a muchos desafíos cuando salen de la cárcel, porque a veces también sienten la culpa de haber dejado a sus hijos atrás cuando fueron detenidas, etc. Es más complicado que tratar con hombres que sufrieron encarcelamiento político.
Hay mucho que aprender de Palestina y hay mucho que hacer en el campo de la salud mental. Mi mente está ocupada ahora con nuestra respuesta de salud mental al genocidio en Gaza, lo que está ocurriendo ahora en Gaza no está dejando a nadie indiferente o no traumatizado por los acontecimientos. Solía ir a Gaza para desarrollar la capacidad de los profesionales de la salud mental y los médicos, y ahora que he estado en contacto con algunos de mis colegas sé que todos ellos fueron desplazados de sus hogares. La mayoría perdieron a miembros de su familia, perdieron sus pertenencias.... Están severamente afectados por los acontecimientos allí. Se trata de toda una comunidad: los colaboradores, los doctores y profesionales de la salud, necesitan ayuda ellos mismos.
Así que tenemos que pensar minuciosamente cuál es la mejor manera de reconstruir el bienestar de la comunidad gazatí cuando esto termine. Pero por ahora lo que es urgente no es la respuesta de salud mental: lo que es urgente es el alto el fuego, y creo que es parte de mi papel como profesional de la salud mental promover el apoyo, educar sobre lo que está ocurriendo en Gaza y hacer un llamamiento a la solidaridad internacional y al alto el fuego. Esto es urgente y es mucho más importante que el autocuidado y primeros auxilios psicológicos y cualquier otra cosa relacionada con las intervenciones clásicas en tiempos de crisis. Y, por supuesto, en Gaza ahora no hay ningún lugar seguro, ningún lugar para implementar intervenciones de salud mental, no hay necesidades básicas, comida, agua, electricidad, combustible, no hay medicinas disponibles, así que el alto el fuego se convierte en nuestro llamamiento como profesionales de la salud mental.
Aquí estamos intentando organizar comités de solidaridad, hemos organizado varias manifestaciones y esperamos organizar más. En este sentido, quisiera preguntar qué mensaje enviarías a todos los trabajadores y a todas las personas del mundo, ¿cómo crees que podemos ayudar al pueblo palestino?
Primero quisiera decirle a la gente, que su solidaridad es terapéutica, para los palestinos a nivel psicológico ayuda mucho, y los palestinos miran a las terceras partes, a la comunidad internacional. Y creo que las acciones y posiciones de los regímenes oficiales y los medios de comunicación dominantes y el apoyo occidental, el apoyo militar, el apoyo diplomático a Israel, pongo como ejemplo Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania… su reacción es traumatizante para los palestinos, son cómplices del genocidio y de lo que les está ocurriendo a los palestinos. Del otro lado, cuando ven las enormes movilizaciones en Buenos Aires, Londres, en Francia, en Ciudad del Cabo… Esto tiene un efecto terapéutico, los palestinos se sienten validados. Cuando los medios de comunicación oficiales deshumanizan a los palestinos, los demonizan y los llaman animales, la acción de los movimientos de base y su apoyo a los palestinos mantiene y preserva nuestra humanidad. Y también creo que preserva nuestro sentido de humanidad compartida. Con cada colapso de un edificio en Gaza se produce un derrumbe de la humanidad, y las personas que se oponen a ello mantienen nuestro sentido común de humanidad compartida, por lo que es muy importante.
Ahora, hay una pregunta: ¿esto es efectivo políticamente? Poco y muy lentamente. Creo que los grupos de solidaridad tienen que aprender a hacer su trabajo con antelación y a estar preparados para que algo así ocurra.
Al mismo tiempo, es una oportunidad, porque no creo que los palestinos sean la única población o comunidad que está disgustada con el orden mundial. Supongo que mucha otra gente del sur del sur global y mucha gente marginalizada en occidente, en las banlieus de Francia, por ejemplo, en los suburbios de las grandes capitales en occidente, hay mucha gente que está disgustada con el orden mundial. La causa palestina puede ser un catalizador para aquellos que desean cambiar el sistema, para aquellos que no aceptan el capitalismo y el imperialismo, es una oportunidad para fortalecerse mutuamente, hacer sinergia y tratar de traer algo de justicia a este mundo. Así que es importante educar sobre Palestina, no porque crea en el excepcionalismo palestino o algo así, sino porque es una causa muy vital, que interesa a mucha gente en el mundo y es prototípica de este encuentro doloroso entre el opresor y el oprimido. Y necesitamos aprender muchas lecciones de este encuentro y espero que la solidaridad internacional no permita que los palestinos sean derrotados en este encuentro.
¿Quisieras decir algo más sobre lo que hablamos o dejar algún otro mensaje a quienes están viendo esto?
Tal vez solo terminar diciendo que la gente puede ser criminalizada y castigada por su identidad, una identidad que ya está formada y preparada para ellos, no una identidad que necesariamente hayan elegido ellos mismos, y tenemos que ser conscientes de ello, y tenemos que estar unidos para preservar la humanidad y traer algo de justicia a este mundo. Muchas gracias por su interés y sus preguntas.
Muchas gracias por su tiempo. Estamos con usted, Dr. Sama, y con todo el pueblo palestino. Nos importa mucho, lo seguimos día a día, e intentaremos organizar la solidaridad aquí y en todo el mundo. Muchas gracias, y seguimos en contacto.
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