La marcha desde San Cayetano por Pan y Trabajo organizada por la CTEP y los movimientos sociales como la CCC y Barrios de Pie convocó a miles. Entre las denuncias al macrismo y el silencio absoluto con respecto a la aprobación de la ley de aborto legal, seguro y gratuito. El clericalismo de las direcciones sociales y sindicales contra el mandato del movimiento de mujeres.
Facundo Aguirre @facuaguirre1917
Martes 7 de agosto de 2018
Luego de recorrer 13 km desde la Iglesia de San Cayetano en Liniers, hasta la Plaza de Mayo, la movilización de los movimientos sociales y organizaciones de la economía popular culminó con un acto alrededor de un escenario circular al estilo de los impuestos por Cambiemos y Unidad Ciudadana en sus campañas electorales. Sobre el escenario se pudo observar a Hugo "Cachorro Godoy de la CTA Autónoma, a Roberto Baradell del Suteba, a Juan Carlos Schmid del triunvirato de la CGT, a Juan Grabois referente de la CTEP, a Esteban Castro, entre otros dirigentes sociales y sindicales.
En su discurso Esteban Castro denunció que "hoy sólo el 10 por ciento de los trabajadores de la economía popular cobran un salario social. Con 88 mil millones de dólares, cobrarían la totalidad de los trabajadores de la economía popular, no durante un año, sino por diez", en referencia a la fuga de capitales que fuera financiada por el macrismo. Los oradores reclamaron también por la ley de Emergencia Alimentaria así como el rechazo al acuerdo con el FMI.
Pero hubo una notoria ausencia en los discursos y reclamos de los oradores y las organizaciones convocantes. No hubo, a pesar de que estaban en la víspera de una jornada clave, la más mínima mención de la lucha del movimiento de mujeres por el derecho al aborto que se decidirá hoy en el Senado. Pero el silencio respecto de un reclamo democrático elemental para que las mujeres no sean condenadas a muerte por la práctica del aborto clandestino, contrastó con un palco poblado de imágenes de la virgen de Luján, de San Cayetano y del Papa Francisco.
No es de extrañar la actitud de las direcciones de los movimientos. Juan Grabois no solo se ha manifestado en contra de la despenalización del aborto, sino que se ha erigido en defensor del Papa Francisco frente al reclamo de separación de la Iglesia y el Estado: "Si el planteo de la separación de la Iglesia y el Estado se utiliza como una forma de propaganda para atacar al Papa Francisco como figura pública y lo que él expresa en términos de posicionamiento social, en términos de crítica al sistema capitalista y sus formas neoliberales, desde luego que hay una instrumentalización de eso. No hay que ser fanático del Papa para darse cuenta", declaró esta semana en el sitio Grito del Sur. Grabois propone distinguir entre la Iglesia y su liderazgo, pero lo cierto es que quién dio la orden de movilizar todos los recursos para impedir la aprobación del aborto, entre ellos la presión y la complicidad de los políticos feudales de la UCR y el PJ del interior del país, ha sido el mismo Francisco. Un Papa que sigue protegiendo a los curas pedófilos y que como Arzobispo de Buenos Aires declaró la guerra santa al matrimonio igualitario.
"Cachorro" Godoy, quien acompañó el palco desde la CTA A, también se pronunció a favor del clero al negarse a cambiar la fecha de la elección de su central sindical solicitada por las fuerzas de la oposición para convocar al paro y concentrase en la movilización del 8A. O Schmid, triunviro de una CGT que dejó entrever que no practicaría abortos en caso de que se aprobara escudándose en el desfinanciamiento de las Obras Sociales, mientras varios burócratas sindicales firmaron la proclama antiderechos de los autodenominados "Peronistas por la vida".
Disociar la lucha de los trabajadores desocupados y de la economía popular del movimiento de mujeres es restarle fuerza a ambos reclamos. Es debilitar la resistencia al macrismo que busca atomizar la fuerza de los trabajadores y el pueblo pobre para que pasar el ajuste. Pero la simbología elegida un día antes de que las mujeres y la juventud se preparen a ganar las calles para que la Iglesia Católica no birle en el Senado la victoria obtenida en diputados, silenciar la su demanda de la manifestación, es una decisión política de reivindicación del clero oscurantista.
Facundo Aguirre
Militante del PTS, colaborador de La Izquierda Diario. Co-autor junto a Ruth Werner de Insurgencia obrera en Argentina 1969/1976 sobre el proceso de lucha de clases y política de la clase obrera en el período setentista. Autor de numerosos artículos y polémicas sobre la revolución cubana, el guevarismo, el peronismo y otros tantos temas políticos e históricos.