Algunos medios resaltan el carácter unitario y colaborativo del discurso de Kast, el derrotado candidato presidencial de la derecha chilena. Pero ¿qué se deja entrever tras sus palabras en el discurso que dio reconociendo su derrota?
Lunes 20 de diciembre de 2021 09:05
Llama la atención que el candidato de la derecha José Antonio Kast, en su discurso de derrota, dijera que “el equilibrio que está en el parlamento, también le va a servir a Gabriel Boric para gobernar”. Ese mensaje no es casual: Kast expresa la intensión de los defensores del orden impuesto en la dictadura, de derrotar las expectativas que se abrieron con la rebelión de 2019 y que pueden reactivarse tras el triunfo de Boric.
El peso que tendrá la derecha en el nuevo Congreso, y estas palabras de Kast, hacen pensar que esta institución será usada como una trinchera con el fin de moderar las expectativas que pueda abrir un Gobierno de Boric en los millones que le votaron.
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Hay que tener en cuenta otro elemento: sí antes de estas elecciones la derecha era dirigida preponderantemente por los partidos tradicionales: la Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional, ahora, el Partido Republicano de José Antonio Kast (JAK) ha cobrado un importante peso en el Congreso, como la tercera fuerza en la cámara.
Además, el ahora ex candidato, con sus ideas más “extremas” de orden, es quien cumplió un papel cohesionador en la derecha, sumando a figuras de los partidos tradicionales de la derecha chilena en su campaña. ¿Se mantendrá ese protagonismo de JAK en los lineamientos políticos de la derecha? ¿Será este sector más “duro” de la derecha el que le imprimirá el sello a la nueva oposición al Gobierno de Apruebo Dignidad de Boric? Es una pregunta que necesariamente se abre para el próximo Gobierno, en el cual la derecha será oposición.
En este contexto no parece casual el mensaje de Kast dirigido a su grupo de parlamentarios republicanos que serían gente “con mucho corazón”. Está preparando sus filas para defender con uñas y dientes la herencia económica y social de la dictadura pinochetista y los 30 años de neoliberalismo garantizados por la alternancia entre la concertación y la derecha.
La "obligación de dialogar" que mencionó Boric en su discurso de anoche, y los "amplios y duraderos acuerdos" con esa derecha en el Congreso, que no serían más que una reedición de la política de los acuerdos recomendadas por el ex presidente concertacionista Ricardo Lagos, no son una vía para terminar con la herencia económica y social de la dictadura pinochetista.
Juan Valenzuela
Santiago de Chile