Hungría vive este viernes su tercera jornada de protestas contra una ley laboral denunciada por esclavista y aprobada por el parlamento a pedido de las automotrices alemanas.
Viernes 14 de diciembre de 2018 18:16
Miles de personas volvieron a salir este viernes a las calles de Budapest (capital de Hungría) por tercera jornada consecutiva, para protestar contra una ley laboral considerada "esclavista" y otras políticas del Gobierno del primer ministro nacionalista Viktor Orbán.
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Con gritos de "Fuera Orbán" y "Dictador", los manifestantes, en su gran mayoría jóvenes, marcharon por las avenidas del centro de la capital tras congregarse en la plaza Kossuth.
"El Gobierno, cínicamente, aumenta el número de las horas extras y no los sueldos", denunció Mária Hercegh, directiva de la Federación Húngara de Sindicatos, ante los cerca de 2.000 manifestantes.
Thousands already in front of Parliament. #Budapest #Hungary pic.twitter.com/k35eTP3Zhh
— Balazs Csekö (@balazscseko) 14 de diciembre de 2018
Los manifestantes protestaban contra la ley votada esta semana en el Parlamento por los diputados del gobernante partido Fidesz de Orbán, que ostenta una amplia mayoría de escaños.
La nueva normativa que fue nombrada por los manifestantes como "ley de esclavos" permite, entre otras cosas, que un trabajador haga hasta 400 horas extra al año, frente a las 250 permitidas hasta ahora, y autoriza a las empresas a pagar esas horas hasta 36 meses después de haber sido trabajadas. En teoría, las horas extra son voluntarias, pero en la práctica, por miedo a perder su empleo, algunos trabajadores se ven forzados a trabajar 6 días por semana.
De acuerdo a los medios locales, la protesta seguía este viernes el mismo recorrido que los días anteriores y se esperaba que vuelvan a bloquear temporalmente los puentes del centro de Budapest.
En la jornada del jueves los manifestantes volvieron tras su marcha a la plaza Kossuth, donde fueron reprimidos por la policía con gas lacrimógeno y golpes de bastones, deteniendo a 51 personas.
El primer ministro Viktor Orbán que se hizo fama de nacionalista duro y antiinmigrante, no tuvo ningún problema en doblegarse ante los pedidos de las automotrices alemanas. Según denuncian los propios sindicatos húngaros y alemanes, las casas matrices de VW y BMW le habrían exigido al gobierno de Orbán que les garanticen mano de obra barata y por tiempo ilimitado. Cumpliendo con este pedido su partido votó por mayoría el miércoles la "Ley del esclavo" contra los trabajadores húngaros.
Sin embargo, como se vio en estas tres jornadas, la política nacionalista de Orbán que le venía sirviendo para descargar la responsabilidad de la crisis que vive el país sobre los inmigrantes y la Unión Europea, no le está dando resultado a la hora de avanzar en leyes abiertamente antiobreras como la que se votó esta semana.
Se espera que el domingo decenas de miles de personas vuelvan a salir a las calles, convocados por los sindicatos y partidos opositores, contra esta ley y las políticas del Gobierno.