Con la salida de Theresa May de la dirección del Brexit en el Reino Unido y de la propia dirección del Partido Conservador, la política inglesa busca reconfigurarse, preparándose así para el 31 de octubre, plazo para la resolución a tomar dentro del parlamento inglés con el Brexit.
Sábado 8 de junio de 2019
El paso al costado de Theresa May
Luego del fracaso de la política de Theresa May dentro del parlamento británico, en donde el 29 de marzo se debía votar la salida de Reino Unido (RU) de la Unión Europa por lo negociado por May en Bruselas, ésta, en medio de duras críticas por parte de su propio partido, aplazó la salida de RU hasta el 31 de octubre.
Es así que la ultra-derechista renunció -de una manera casi obligada- a la dirección de su partido y de las negociaciones del Brexit, manteniéndose como Primer Ministro Interino de Reino Unido.
En este sentido, Claudia Cinatti, dirigenta de la Fracción Trotskista – Cuarta Internacional y analista política internacional, afirma que: “La noticia no sorprendió a nadie. Algunos analistas ya tenían listo el obituario político de May en 2017 cuando, sin ninguna necesidad, llamó a elecciones anticipadas y las perdió, quedando a merced del DUP, el ultra derechista partido unionista irlandés. Los más benévolos consideran que su transformación en pato rengo ocurrió hace seis meses. En diciembre pasado May sobrevivió raspando a un voto de censura promovido por su propio partido. Luego sufrió tres derrotas consecutivas en el parlamento que hicieron naufragar su plan de separación negociada con la Unión Europea. Finalmente, los tories perdieron la paciencia. Le notificaron por sobre cerrado que habían modificado el reglamento que los obligaba a esperar un año antes de volver a presentar una moción de censura. Una forma muy polite de comunicarle que le habían soltado la mano.”
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Las fisuras del Partido Conservador
Es dentro de este contexto que el Partido Conservador sufre un duro revés con su incapacidad de cumplir con el Brexit ante la gran burguesía inglesa pro-Brexit y la base social conservadora, expresándose en la pérdida de 1.330 consejales, y aproximadamente medio centenar de municipios a principios de mayo para las elecciones locales.
Sin embargo, el Partido Conservador, el cual ya cuenta con un suplente para May en las negociaciones referentes al Brexit, busca aminorar su crisis de manera desesperaba, intentando acelerar la aprobación del Brexit para que el laborista Jeremy Corbyn no se haga del puesto de Primer Ministro.
Pese a esto, lo que está planteado en la política británica, tanto para el Partido Conservador y su profunda crisis, así como para el Partido Laborista, tal y como afirma Cinatti, es la forma de canalizar el descontento de las masas mediante las urnas, buscando contener la crisis orgánica para que esta no decante en procesos de lucha de clases, como lo podría ser una extensión o una traducción al inglés de los chalecos amarillos sitiando el Big Ben.