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Red Internacional
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Francia. Tres muertos en brutal ataque en Niza en medio del clima islamófobo alentado por Macron

Tres personas fueron brutalmente asesinadas este jueves en una iglesia de Niza, al sureste de Francia. El ataque, catalogado como terrorista por el Gobierno, habría sido perpetrada por una sola persona con un arma blanca. Es el tercero de características similares en poco más de un mes y se da en medio de la cruzada islamófoba llevada adelante por el Gobierno de Macron.

Jueves 29 de octubre de 2020 12:21

Un hombre asesinó este jueves a dos personas dentro de la Basílica de Nuestra Señora, en el centro de la ciudad de Niza, y a otra persona fuera del templo, antes de ser herido y detenido por agentes de la policía municipal.

Según algunas fuentes el autor habría gritado consignas relacionadas con el islam, y el ataque fue catalogado como terrorista por el Gobierno. Sin embargo las autoridades aún no han divulgado información sobre el detenido, a pesar de que uno de los que está difundiendo este rumor es el propio alcalde de Niza, Christian Estrosi.

El Gobierno de Macron reunió inmediatamente un gabinete de crisis y elevó el nivel de alerta terrorista en todo el país a "urgencia atentado", el máximo de la escala, previsto para momentos de riesgo de "amenaza terrorista inminente" o después de que se produzca un ataque.

El presidente francés, Emmanuel Macron, viajó a Niza y está previsto que pronuncie esta tarde unas palabras a la puerta de la iglesia. La Fiscalía Terrorista se ha hecho cargo del caso.

El primer ministro, Jean Castex, consideró "innoble, bárbaro y abyecto" el atentado y prometió una respuesta "firme, implacable e inmediata", según dijo ante la Asamblea Nacional, donde estaba defendiendo la decisión del Gobierno de imponer un nuevo confinamiento nacional contra la pandemia.

El ataque tuvo lugar a las 9.00 hora local en la basílica de Nuestra Señora de la Asunción, en pleno centro de Niza, cuando un individuo penetró en el templo y atacó con arma blanca a dos mujeres y al sacristán.

Una política islamófoba alentada por Macron

Desde el brutal asesinato al maestro Samuel Paty hace dos semanas, luego de que este hubiera mostrado en clase unas caricaturas de Mahoma, el presidente Macron lanzó una verdadera caza de brujas contra el islam que se reprodujo en las calles, los medios de comunicación y en los grupos de la extrema derecha en una persecución abierta contra los musulmanes o cualquiera que defienda sus derechos.

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Sin duda son condenables los brutales ataques que se perpetúan en nombre de cualquier religión, en este caso es islam, pero la respuesta gubernamental no hizo más que alentar los ánimos contra toda la comunidad musulmana. A tan solo dos días del ataque a Paty, y con el discurso islamófobo de Macron ya instalado, dos mujeres musulmanas que llevaban velo fueron atacadas al pie de la torre Eiffel.

De hecho en la misma mañana de este jueves en la ciudad de Aviñón la Policía asesinó a una persona que amenazaba con un arma a los transeúntes, y según los primeros informes se trataría de un militante de extrema derecha.

En la conferencia de prensa de esta tarde Macron confirmó que las medidas a tomar serán aumentar de 3.000 a 7.000 los militares en suelo francés para el llamado operativo "Sentinelle" con fines "antiterroristas".

El anuncio se da en el marco de una mayor administración represiva de los recursos y en la búsqueda de una unidad nacional de parte de Macron ante la catastrófica gestión de la pandemia, cuya segunda ola ya promete ser peor que la primera en cantidad de contagios y muertos.

La combinación de su política represiva en cuanto a la pandemia e islamófoba ante los últimos ataques, genera un clima de militarización y control social e intolerancia hacia las minorías, que alienta aún más a los grupos de extrema derecha en su propaganda xenófoba, mientras que no resuelve la crisis sanitaria mediante un mayor inversión en salud sino que le garantiza a los empresarios que mantengan abierta las principales actividades. Esto significa que en una sociedad militarizada y vigilada en extremo, millones de personas deben permanecer confinadas en sus casas durante la noche, pero tienen que salir cada día a trabajar en un transporte público abarrotado y sin elementos de protección personal para evitar un contagio casi seguro.

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