A través de un análisis de la situación política en Francia en los años 30´, Trotsky nos abre un cumulo de experiencias con el cual podemos trazar ciertos paralelos para entender la dinámica del golpe el año 1973 en Chile.
Lunes 11 de septiembre de 2017 22:39
Los años 30´ en Francia, abren un camino que conducen al pueblo francés ante dos escenarios abiertos. Por un lado, la revolución socialista, y por el otro el fascismo. La política de los frentes populares impulsada desde el estalinismo en 1935, plantea la colaboración de clases entre explotados, y sectores "progresistas" de la burguesía. Esta política será llevada a toda la órbita de la internacional comunista, de la cual los partidos de izquierda en Chile como el Partido Comunista o el Partido Socialista, no fueron ajenos. Cuestionar esta política podría acarrear la muerte, como sucedió en diversos países con la oposición de izquierda.
El proyecto de la Unidad Popular, se levanta sobre esta política de conciliación entre las clases, teniendo dentro a un representante de la pequeña burguesía, el Partido Radical.
Allende, y la vía pacífica al socialismo
Allende llega al gobierno, firmando un pacto de garantías democráticas, en donde prometía no convertir a Chile en un estado socialista, no avanzar sobre la propiedad privada, y respetar la constitución política. La vía pacífica, era la vía institucional al socialismo, de la cual Trotsky el año 1934 en ¿A dónde va Francia? escribe:
“De una vía pacífica, constitucional, al socialismo, no pueden hablar más que los inválidos políticos, del tipo de Renaudel. La vía constitucional está cortada por trincheras que ocupan las bandas fascistas. Hay muchas de esas trincheras ante nosotros. La burguesía no vacilará en provocar una docena de golpes de estado para prevenir la llegada del proletariado al poder. Un Estado obrero socialista no puede ser creado más que por vía de una revolución victoriosa. Toda revolución es preparada por la marcha del desarrollo económico y político, pero es decidida siempre por conflictos armados declarados entre las clases hostiles.”
La ultra derecha de Patria y Libertad
Las bandas fascistas en Chile, tenían su expresión concreta en lo que fue el surgimiento de Patria y Libertad, grupos paramilitares de extrema derecha, que hacían atentados contra las líneas férreas, volando gasoductos, e incluso enfrentándose contra los mismos trabajadores en las calles, buscando desestabilizar al gobierno de la UP. Esta ofensiva de la ultra derecha, hacía que los trabajadores tuviesen que buscar respuestas. El conflicto armado empezaba a desarrollarse, y desde una posición defensiva, surgían organismos como los Cordones Industriales, los cuales empezaban a contar con brigadas de cuidado de las fábricas ante los ataques de las bandas fascistas.
Trotsky planteaba que: "De acuerdo a la magnífica expresión del teórico militar Clausewitz, la guerra es la continuación de la política por otros medios. Esta definición también se aplica plenamente a la guerra civil. La lucha física no es sino uno de los “otros medios” de la lucha política. Es imposible oponer una a la otra, pues es imposible detener La lucha política cuando se transforma, por la fuerza de su desarrollo interno, en lucha física. El deber de un partido revolucionario es prever la inevitabilidad de la transformación de la política en conflicto armado declarado y prepararse con todas sus fuerzas para ese momento, como se preparan para él las clases dominantes."
¡Todo el poder a los cordones industriales!, pero... ¿cómo armarse?
Una pregunta que en la izquierda toma diversas aristas que la conducen a diversas estrategias, como la guerrilla y el "partido-ejercito". ¿Como entonces nos enfrentarnos ante el aparato militar de la burguesía del cual Allende depositó su confianza? Trotsky, el teórico de la autorganizacion de las masas (en contraposición del “partido ejército”) nos da su respuesta:
"¿Pero de dónde saca usted las armas para todo el proletariado?, objetan nuevamente los escépticos, que toman su inconsis¬tencia interior por una imposibilidad objetiva. Olvidan que la misma cuestión se ha planteado en todas las revoluciones a lo largo de la historia. Y, a pesar de todo, las revoluciones triunfantes marcan etapas importantes en el desarrollo de la humanidad.
El proletariado produce las armas, las transporta, construye los arsenales en los que son depositadas, defiende esos arsenales contra sí mismo, sirve en el ejército y crea todo el equipamiento de éste último. No son cerraduras ni muros los que separan las armas del proletariado, sino el hábito de la sumisión, La hipnosis de la dominación de clase, el veneno nacionalista. Bastará con destruir esos muros psicológicos, y ningún muro de piedra resistirá. Bastará que el proletariado quiera tener las armas, y las encontrará. La tarea del partido revolucionario es la de despertar en el proletariado esa voluntad y facilitar su realización."
La conciliación de clases, el callejón sin salida de la UP
Allende no solo jugó un rol de contención de las masas que desde el año 1964 venían en ascenso, sino que fue también quien con el Plan Prats-Millas, y la ley control de armas, no le dejó espacio a los trabajadores para buscar una salida ante el golpe de estado de 1973.
Si bien podemos establecer ciertos paralelos con la situación política en Chile, algo crucial que debemos preguntarnos para ese momento es, ¿que faltó?
La construcción de un partido revolucionario, que en los lugares de trabajo, en las poblaciones y en las universidades plantearan ¡Todo el poder a los cordones industriales!, que ya venían cuestionando la propiedad privada de los capitalistas, contrastando esta dualidad de poder, germinando lo que podría haberse desarrollado en un gobierno de los trabajadores y el pueblo.
Ese partido revolucionario, no se construye de un momento a otro, debe ganarse la confianza de los explotados y oprimidos, en la búsqueda de disputar la conciencia de miles para que las ideas revolucionarias se hagan carne. Es una de las tareas actuales y urgentes que hay que tomar. Es uno de las lecciones que consideramos fundamentales para los desafíos futuros y que no podemos obviar.
Mientras tanto volvemos a plantearnos la pregunta, ¿Era posible la victoria?
El escenario que nos plantean los actuales tiempos sigue trayendo a la vida las palabras de Rosa Luxemburgo, y es que las alternativas siguen siendo el socialismo o la barbarie capitalista.